Bla, bla, bla con el compañero de trabajo. Llaman al teléfono. Descuelgo.
- Hola, llamaba para saber si ha llegado ya un encargo que hice.
- Sí, ¿nombre?
- X Y Z.
Tecleo, tecleo, tecleo.
- No ha llegado todavía. Lo pediste el día ocho y es un poco justo.
- ¡Pues vaya! ¡Ya está bien! ¡Pues si llamo es porque TÚ me dijiste que hoy estaría! ¡Me lo aseguraste! ¡Si TÚ no me lo hubieras dicho no habría llamado!
- Oiga, mire... Primero, es lunes por la mañana. Segundo, YO no le dije nada, más que nada porque YO no le hice el encargo de los huevos porque me paso el día en el almacén. El encargo se lo habrá hecho un compañero y dudo mucho que cualquiera de los que trabajamos aquí le haya asegurado que el libro estaría hoy. Lo dudo. Porque no aseguramos nunca. Decimos, si todo va bien, si no hay problemas, pero no decimos seguro, seguro, pongo la mano en el fuego y la vida de mi primogénito porque no nos gustan las seguridades ni las verdades absolutas. Tercero, a mí no me chille. ¡A mí no me chille! ¡Ni me chille ni me suelte pronombres en mayúsculas! ¿Le he chillado yo? ¿A qué no? Entonces... ¿por qué coño me chilla? ¿Quién coño se cree que es usted para chillar a un perfecto desconocido por teléfono? ¿Tiene un mal día y tiene que desahogarse con alguien? Me la suda. Métase un pimiento morrón por donde quiera, pero no me toque los cojones ni me pierda el respeto. Porque a lo mejor yo tengo también un mal día y pienso, pues la tiparraca ésta se va a llevar el premio gordo, o a lo mejor me han despedido y que me quiten lo bailado y estoy boicoteando todas y cada una de los encargos de la librería, o a lo mejor soy un loco con un hacha que ha entrado en la tienda, se ha cargado a todos sus trabajadores y ahora estaba tan tranquilo leyendo una novela de Jane Austen y picando un poco de dedos y vísceras y usted me ha venido a tocas los cojones, pero a tocármelos como no sabe con su "TÚ me dijiste" que implica prepotencia e ignorancia y decido pues mira, me apetece un tentempié y voy por ti. Respeto, hablar bien y preguntar y disentir con educación, joder, que no cuesta tanto, y si resulta que te dijimos una cosa y entendiste otra pues lo siento, lo siento, lo siento, somos humanos y a veces no acertamos y nos equivocamos y los putos libros los tienes guardados, joder. Porque puestos a faltar, faltamos todos, ¿vale? Que desde fuera del mostrador cuesta muy poco ponerse idiota con el que está dentro. ¿Falto yo? ¿Falto yo? Pues que sepa que si me vuelve a chillar conocerá la extraordinaria experiencia de qué se siente con un pie calzado dentro del... no es necesario alzar la voz. El encargo no ha llegado sencillamente porque hoy todavía no nos han traído los paquetes.
- Pero es que me dijiste que estaría hoy... no es mi culpa si los paquetes no han llegado.
- Ya, bueno... los paquetes no han llegado... supongo que para el miércoles.
- Vale, vale... pero que conste que me habíais asegurado que hoy estaría.
- Sí, sí.
Pero que suerte tienen algunos de que están delante de un profesional que si no...
Librero aplasta.
- Vamos, que tampoco ha sido para tanto - dice mi compañero de trabajo - que hemos aguantado cosas mucho peores.
- Sí, pero hay lunes por la mañana y hay lunes por la mañana. Y el de hoy ha sido de los primeros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Eres muy grande Jorge.
Estoy muy bien alimentado, Leola. Besos.
Publicar un comentario