martes, 18 de junio de 2013

Sobre la operación de Niña Zombi

Ayer fue un día muy cansado. Operamos a Niña Zombi. Nada importante. Extracción de carnots, también conocidos como vegetaciones. Una operación limpia que nos ocupó toda la mañana y que en principio ha conseguido que Niña Zombi no ronque tanto, no se pase horas tosiendo como un poeta romántico y respire de forma más fluída. Y...

... NO.

No os puedo mentir. Lo he intentado, pero no puedo. Me resulta fácil mentir al gobierno, a mis padres, a mi jefe y compañeros de trabajo, a la CIA, a la señora que me pregunta una dirección en la calle, a la prensa, los productores y la banda de Pete "El sudoriparo". Pero no a vosotros, oh lectores de este humilde blog. A vosotros no os puedo mentir con esos ojitos tiernos, esa mirada de unicornio repleta de piruletas y delfines.

Con estos ojitos como sus voy a mentir.

No. A vosotros no. La verdad de todo este asunto es bastante más turbia, pero sencilla de explicar.

Niña Zombi ha acabado P5 con muy buenas notas y le hemos pagado unas tetas nuevas como premio.

Felicitadme, ya no me salgo de la línea

Hace unos meses le pusieron un sol triste en una ficha donde se había salido de la línea al pintar. Era un eslabón más en una serie muy pronunciada de rebeldías que estaban conduciendo a Niña Zombi de ser un encanto a comportarse como un personaje secundario de una película de moteras salvajes que rompen la tranquilidad de un pueblecito tranquilo, creyente y muy conservador. Estábamos muy preocupados por un comportamiento que incluía no comerse parte de la verdura, decir "ahora vengo" cuando le dicen "ven" y ordenar su habitación de aquella manera que parece que haya pasado un terremoto y qué hace el plato aquí, se puede saber qué hace el plato de los huevo aquí y cuántas veces he dicho que en la habitación no se come galletas con jabalí ni se sacrifican compañeros de clase menos populares. Decía cosas como paso de estudiar y total pa qué.

Andábamos muy preocupados. También nos sentábamos muy preocupados. No sabíamos qué hacer. Ni las amenazas, ni los gritos, ni las cintas de autoayuda, ni traer un famoso a casa para que le explique que estudiar es importante. Nada parecía convencerla de la importancia de los estudios ni que aprender a unir un punto con otro punto será algo fundamental en su futuro discurrir como una estudiante parada más. Nada, hasta que un día en la librería llegó un libro de autoayuda para parejas de madres de niñas que van a P5 que no quieren estudiar y lo ojeé por encima y encontré entre dibujo y dibujo, la solución. Claro, el premio inmerecido y exagerado.

Dicho y hecho. Premio gordo al canto. Si lo apruebas todo, tetas nuevas. Y nada de timidez. Tiramos la casa por la ventana. Una 95 o una 100 en una cría de seis años. Si con estas no nos hacemos famosos y salimos en la tela, ya no sé que hacer. Tal cual. Un par de sobornos, un par de amenazas, un par de castraciones con mondadientes y tenedor y Niña Zombi con tetas nuevas (y los carnots fuera, vale) tan contenta llevándose todas las miradas y yo haciendo números que me permitirán ser un ricacho asqueroso.

Y esta es la historia. El año que viene será el culo y para navidad, botox. Si todo va bien, nos presentamos al concurso de Miss Pequeña Monstruosidad Operada que se celebrará en Igualada el año que viene y lo arrasamos. ¡A por el concurso de Miss!


PS. Queridos lectores, como habéis podido comprobar estos dos meses de descanso no han servido para que Jorge, nuestro anfitrión, aprendiera conceptos como sutilidad, elegancia o buen gusto. Si alguno había guardado esperanzas, lo sentimos.

Por cierto, Niña Zombi está la mar de bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias per tornar a escriure Jorge i per fer-me riure