miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cosas de estas fechas

Se come mucho aunque no se quiera comer mucho. Y comer de aperitivo y pica pica me pone nervioso.

Mucha tranquilidad en la librería. Atrás quedan las jornadas de estrés y rapidez. Las ventas han bajado mucho y uno no deja de preguntarse para qué tanto libro. Muchos libros, muchas editoriales, poco público lector. Reinventarse y reimaginarse.

Aprovechando que no teníamos a los niños ayer fuímos A. y yo a ver Los miserables, la adaptación del famoso musical de Broadway. A A. le gustó mucho, a mí me gustó con la boca pequeña y con muchas, muchísimas salvedades. Porque no me gustan las películas fabricadas para llorar y que la forma de narrar la historia la conduzca a que saquemos el pañuelo. Porque es excesiva, grandilocuente, abigarrada, exagerada sin venir a cuento. Porque pasa de la descripción psicológica de los personajes y los acartona (y ese romance entre Marius y Cosette reducido a nada...). Porque pasa del contexto histórico y solo queda unos jóvenes, unos soldados y unos pobres detrás de una rejas. Porque tiene un vacío narrativo de cuarenta minutos que se podían ahorrar. A favor, la entrega de sus actores sobre todo Anne Hathaway, aunque Crowe sea un error de casting bastante grandioso. Lo guapa que es Samantha Barks, lo bueno que es Sacha Baron Cohen. Y la música es emocionante, aunque en ocasiones esta emoción no sea producto de una construcción algo deshonesta.

Hay un escritor en huelga de hambre. Y lo hace para protestar por las arbitrariedades de este gobierno y el anterior y el otro. Por la injusticia de unas decisiones. Porque alguien debe ser el primero en hacer algo.

lunes, 24 de diciembre de 2012

A todos...


... feliz Vigilia de los Puercos. Sed buenos y que Papá Puerco os inunde de embutidos y deseos.

"- Me estás diciendo que los humanos necesitan... fantasías para hacer la vida soportable, ¿no?
- ¿DE VERÁS? ¿CÓMO SI FUERA UNA ESPECIA DE PÍLDORA ROSA? NO. LOS HUMANOS NECESITAN LA FANTASÍA PARA SER HUMANOS. PARA SER EL PUNTO DONDE EL ÁNGEL QUE CAE SE ENCUENTRA CON EL SIMIO QUE SE ALZA.
- ¿Hadas de los dientes? ¿Papá Puerco? ¿Pequeñas...?
- SÍ. A MODO DE PRÁCTICA. HAY QUE EMPEZAR APRENDIENDO A CREER EN LAS MENTIRAS PEQUEÑAS-
- ¿Para que podamos creer en las grandes?
- SÍ. LA JUSTICIA. LA COMPASIÓN. EL DEBER. ESAS COSAS."

Papá Puerco, Terry Pratchett.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Viendo el Hobbit

Ayer fue a ver El Hobbit. Me gustó. Era todo lo que esperaba de la película, entiéndase
- Monstruos.
- Hostias.
- Bichos escalando por paredes.
- Más monstruos.
- Un Howard Shore ido de la olla y sin medicación.
- Galadriel con un vestido que le quedaba como un guante.
- Gandalf escaqueándose.
- Muchos más monstruos.

Y ruido. Mucho ruido. Orcos gruñendo, personajes principales gritando "¡Noooooo!" a cámara, lobos huargos arriba y abajo, chillidos de águilas, coros de bajos sondeando las profundidades de la voz humana y sopranos desquiciadas punteando las escenas de acción. Y a los dos tipos de delante que cada dos por tres se levantaban a por palomitas, bebidas o chucherías dejando al pobre Thorin Escudo de Roble con la palabra en la boca, o las señoras de la fila de atrás que llegaron tarde y comentaban cosas como
Suena música.
Qué bonito vestido.
Ay, señor, qué feo que es ese chico.
Se parece a mi nieto el grande.
o los tipos que se dedicaban a twitear que estaban en el cine viendo una película.

Y luz. Del flexo que lleva por bastón Gandalf y la luz del sol y la mortecina luz de las cuevas y la noche cerrada y los gigantes y esa cortina de terciopelo que no hay dios que cierre y que deja entrar en la sala toda la luz del vestíbulo. Porque nadie la cierra. Se van al lavabo y abren la cortina y brochazo de luz a la sala y el terciopelo se queda alejado de su otra mitad. Y mean o se quieren delante del espejo y no, claro, no cierran la cortina sino que la abre más, total, estamos en el cine que es como el segundo salón de mi casa. Joder, tío, que no estás solo y no estás en tu casa. Que si en la calidez de tu hogar quieres tener las puertas abiertas, las luces encendidas, el microondas dando vueltas. hablar con tus colegas de si puedes chuparte el codo y a tu perro chupándote las pelotas, pues vale, cojonudo, pero, hostias, que estás en un cine rodeado de gente que ha pagado sus dineros para ver con tranquilidad y a oscuras una película de monstruos y espadas y peleas.

Seré un maniático, pero el cine me gusta con el sonido fuerte, la sala a oscuras y en silencio. Y, claro, película sí, película también me acabo levantando para ir a cerrar la cortina y enfrentarme a las hordas de abuelas a las que les encanta comentar toda la vajilla que aparece en la película.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Por si mañana se acaba el mundo...

... deciros que ha sido un placer, en serio. Estar tantos años escribiendo tonterías y que al otro lado de la pantalla hubiera alguien que las leyera y se riera, o que pensara menudo imbécil, o que llegara aquí buscando una horrible fotografía y la encontrara, a todos, muchas gracias. Cuando faltan unos minutos para que

- empiecen caer meteoritos del cielo y muramos todos con las carnes requemadas, chillando de dolor y oliendo a pelo quemado.
- se levanten los muertos y me tengáis que dar todos la razón y jodeos jodeos jodeos.
- las máquinas se rebelen y quieran matarnos, los cajeros no den dinero, los aparatos de reproducción solo emitan conciertos de David Bisbal y los vibradores conviertan el placer, en culpa.
- se abra la tierra y hordas de mayas que han estado esperando el momento perfecto para la venganza aparezcan por nuestras calles cabalgando... otros mayas.
- los políticos de todas las fuerzas se arranquen la cara y descubran su verdadera identidad: extraterrestres con ansias de poder y fascinación por Benidorm y nos explique que todo no ha sido más que una conspiración para atontarnos.
- sea de obligado cumplimiento hablar en el cine y en los conciertos de jazz.
- Lovecraft no escribía ficción sino que lo suyo eran advertencias.
- otros.

pienso en lo que ha sido mi vida y, oye, pues para quien la ha vivido no ha estado tan mal. Vale que han habido malos momentos, pero veo dónde estoy ahora y, oye, pues mola. Tengo a A. en mi vida que es la más mejor mujer y me quiere por quien soy y está muy buena y le gusta la fantasía y los dragones y hace dibujitos. Y los nenes y la familia más cercana porque hay otra que vamos vamos y un trabajo que me gusta y realiza pese a todo y grandes, aunque cansinos amigos y la partida de los lunes y los blogs con los que he conocido gente muy maja por todo el mundo a los que aprecio y considero tan cercanos como para dejar que me inviten a cenar y los gatos y he leído siempre lo que me ha salido de la punta del pijo y escribo para hace feliz a la gente y para que se rían y creo que más o menos lo voy consiguiendo y...

Vamos, que guay. Y si ahora pasa algo de lo de más arriba, pues adelante porque ha sido una buena vida.

- Cursi.
- Ya te digo. Un noño.
- Atontolinao que está el muchacho.

Eso sí, si mañana el mundo no se ha acabado, pues esta entrada no ha existido y sois todos unos gilipollas, ¿queda claro?

Y aquí mi contribución a la paranoia del fin del mundo...


¿Quién dijo que el cine francés es aburrido?

miércoles, 12 de diciembre de 2012

martes, 11 de diciembre de 2012

"El diablo a todas horas" de Donald Ray Pollock

Una de mis últimas lecturas. Y sigue rondando.

El diablo a todas horas, Donald Ray Pollock, Libros del silencio, 2012

Hace cosa de algo más de un año y medio, escribí cuatro líneas sobre un libro de cuentos que me pareció lo mejor que había leído hasta ese momento y del que decía que con seguridad sería lo mejor que habría leído en lo que quedaba de año. Me estaba refiriendo a Knockemstiff de Donald Ray Pollock y, efectivamente, fue el mejor libro leído en el 2011 con mucha diferencia. Una obra dura, cruda e irónico y el pensamiento insistente dentro de mi cabeza que me iba machando, estás leyendo algo grande.

Se acaba el 2012 y llega a las librerías el nuevo libro de Donald Ray Pollock y su primera novela. Volvemos a la esa maldita hondonada de Knockemstiff de la que es imposible salir y volvemos con una historia cruda, dura, violenta, sucia, oscura, malsana, irónica y... tierna. Personajes que buscan la salvación, la felicidad y salir del sucio agujero donde viven, pero siempre lastrados por su propia incapacidad. Pero, veamos, que nadie se lleve a engaños. Aquí no hay estudiantes de bellas artes con problemas morales. Aquí hay psicópatas con ínfulas artísticas, camareras degradadas que conservan algo de una patética inocencia, polis corruptos, falsos predicadores, veteranos de una guerra que erigen un altar de sangre en mitad de un bosque, sueños destrozados, muertos, sangre y una catálogo de barbaridades que incomoda.

Y sí, vuelven las sombras de Caldwell, de O'Connor, de Faulkner, y se añaden Cain y Thompson, pero siempre conservando una voz personal y un estílo preciso y ajustado. Porque si Donald Ray Pollock no fuera un gran escritor, este libro no se aguantaría. No hay melodrama ni hay tremendismo pese a lo que cuenta y lo fácil que resultaría con tanta sangre, violencia y degradación.  No se recrea, lo retrata... y lo hace así porque para los personajes esta violencia es su día a día, su cotidianidad...

Una gran novela, una gran lectura... de las que sacuden por dentro y resultan hipnóticas y fascinantes por lo que cuenta y, sobre todo, por como lo cuentan. Una técnica narrativa que despierta una terrible envidia.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Vómitos nocturnos

Ayer, a eso de las dos de la mañana, me empezó un fuerte retortijón de barriga que me despertó y me hizo estar tres horas sin dormir, en posición fetal y cagándome en todo. Parece ser que la comida (un puchero estupendo) o la cena (un poco de pasta) se me puso mal y toda la noche fue un continuo quejarse en silencio y vomitar entre ruidos, toses, efluvios, mocosidades y tropezones. Hasta doce veces tuve que ir corriendo al lavabo con los consiguientes sustos de A. (aunque a partir del cuarto se convirtió en costumbre) y el desconcierto de Zarpa, ya que para el gato cada vez que me levanto significa que ha llegado la hora del desayuno. Sigilo es más calmada y hasta que no oye los crujidos de la bolsa de galletas no se levanta de dónde esté.


Soy consciente de que el relato de mis vomitonas no resultan ni interesantes ni apasionantes, pero hoy me apetecía. Y en concreto de la séptima vez que vomité. El estómago dolía, pero menos... parecía que la tormenta gástrica estaba amainando y que estábamos arribando a la Isla de la Tortuga con su violencia y sus fulanas. Estaba en un duermevela con punto de fiebre vagando por casa cuando una idea que vista a la luz del día es una profunda estupidez, cruza mi extenuada cabeza. Pos si me tomo un poco de sal de frutas, seguro que se me asienta el estómago.

Sí, lo sé. Pero en mi defensa diré que estaba hecho un asco, sin dormir, con dolor de barriga y cada vez que cerraba los ojos solo veía imágenes del juego Final Fantasy X. Así que voy a la cocina seguido por Zarpa (iluso él, todavía pensaba que caería algo de comer) y me preparo un vaso de sal de frutas y me lo tomo y voy al baño. Abro la taza del váter, me bajo los pantalones, me siento y un enorme eructo emerge de mi interior... Pero no vino solo y lo que quedaba en el estómago de comida y/o cena salió también en un enorme arco de vómito que baño suelo, pantalones y cuero. Así que en un momento me vi sentado en la taza del váter con los pantalones bajados cubierto de mi propio vómito rezando porque A. no se levantara de la cama y me encontrara así. El único testigo era Zarpa que me miraba desde la puerta sin entender tanto jaleo por un vómito. Cuando lo hace él lo deja en el sitio donde cae y al poco desaparece. No hay que exagerar tanto.

¿Y si muero ahora?, pensé. ¿Y si de repente me da un colapso, se me cae parte del techo encima, una bala perdida o entra un zombi? Así es como me encontrará A. Medio en pelotas y vomitado. Así es como los servicios de urgencia recogerán mi cadáver y lo comentarán luego tomando un asqueroso café de máquina. Así es como me acabarán recordando los amigos y conocidos. ¿Cómo fue? Pues estaba vomitado y con los pantalones bajados sentado a la taza de váter y Zarpa le iba comiendo los dedos y no llevaba las gafas puesta y tenía esos ojos tontos que se le ponían cuando no veía bien... muy poco digno todo, pero, claro, ¿qué se podía esperar uno de Jorge?

Así que tirando de flaquezas agotadas y orgullo mal entendido, me levanté y me dije que ni por esas me iba a morir y darle ese gusto a tanto buitre. Papel de periódico, fregona, ducha rápida, ropa sucia, buscar el batín y para la cama.

Vomitado, pero digno.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Parte de un sueño

Hoy, entre otras cosas, he soñado que me subía a un tren huyendo de una fiesta de cumpleaños infantil. Allí conocía a un señor muy simpático que me invitaba a pasar una temporada en su pueblo  con sus siete esposas mulatas donde lo pasaría la mar de bien. Como era un sueño, mi calle estaba ocupada por un fiesta a Niño Lobo que A. había montado a lo más bestia imposible y no tenía mucho que hacer, pues digo que sí, que vale. El señor se pone contento y bajamos del tren en un precioso pueblo costero donde las siete hermosas esposas del señor y su progenie nos dan la bienvenida con un fastuosos número musical  Todo bien hasta que me fijo que todos los niños tienen la cara de...

Onírico special guest star.

Walter Matthau.

Que, veamos, es un actor que me gusta y con el que simpatizo y que en En bandeja de plata admiro en toda su canallesca grandeza, pero no deja de resultar inquietante que una docena de mocosos te miren con esa nariz, esas orejas y esos mofletes pidiendo jugar contigo.

¿Significará algo el sueño? No lo sé. Que hoy hay fiesta infantil en casa y que los gatos y yo andamos algo acojonados, pues es cierto. Por lo menos yo tengo la salida del trabajo, ellos a esconderse de una quincena infantes con sobredosis de azúcar.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Portadas

Posiblemente, el mejor libro de bromas jamas escrito, publicado o pensado.
¡Si hasta incluye sangre falsa!