martes, 28 de agosto de 2012

domingo, 26 de agosto de 2012

Por los críos

Creo que ya dije que en Igualada estamos de fiesta mayor. Y, aunque pueda sorprender a muchos de quien aparece por este blog, no soy muy participativo. Quiero decir, que me parece bien que se haga una fiesta mayor con sus cosas y su gente y sus gigantes y cabezudos y sus bailes en la plaza mayor y los juegos tradicionales y las barracas de entidades y etc., pero yo no participo. Hace años, en mi época de actor / director de teatro amateur aun participaba en la fiesta mayor. Pero desde hace un tiempo he vuelto a mis orígenes, a hacer lo mismo que cuando era un mocoso: huir de los actos y de la gente.

El cartel

Pero hace unos años entró A. en mi vida y con ella vinieron Niño Lobo y Niña Zombie. Y con ellos apareció en mis días una nueva expresión que hasta entonces no conocía, "por los críos". Y por los críos aparecen padres de otros niños que hablan de niños y de cosas de educación y de si comen o están enfermos, reuniones en el parque después del colegio, fiestas infantiles, cumpleaños, quedadas "para que corran", etc. Yo no estaba acostumbrado a esto. Era un tipo de treinta y pico años bastante inmaduro que aun le hace gracia la palabra teta en una conversación y de repente me encuentro con una maravillosa mujer y sus dos churumbeles. Hay que adaptarse. Y no me quejo, que conste. A. es adicta a estar con niños y fiestas y maquillaje y juegos y manualidades y calle y gente, y sabe que a mí todo lo que esté relacionado con gente pues no me gusta. No me obliga ni me siento obligado y cuando participo en estas cosas de críos lo hago porque quiero compartir un momento especial con ella y sus hijos.

Como ayer. Un concierto. A las diez de la noche en la plaça Cal Font de Igualada. Matizo, un concierto para críos a cargo del grupo Macedonia. Para quien no sepa quién es este grupo, una breve presentación. Cinco chicas entre trece y quince años que cantan canciones movidas repletas de palabras como fiesta, amigas, flipa, pastel, globos, etc. Letras sobre lo guapo que es un chico, lo que molan las amigas para siempre, lo chupi que es volver al cole y los remordimientos que produce hacer campana de piscina para ir al parque con tus colegas. Grupo generacional en el que las cantantes cambian en cuanto crecen y donde conceptos como entonación, vocalización o ritmo no son muy conocidos. Eso sí, dan muchos saltitos. Es un grupo que a los críos y a los pervertidos les encanta.

Macedonia también es el nombre de un país y de un postre sano.

Y allí fuimos los cuatro. Y, a ver, no es que yo sea un sibarita musical aunque haya gente que no me crea cuando digo esto, pero para un tipo que suele escuchar a Tom Waits, John Coltrane, The Delgados, Thelonius Monk, Nina Simone, The Zombies ..., pues fue duro. Primero, porque no me gusta la música. Segundo, porque no me gusta la gente y había mucha. Tercero, porque soy un soso y me cuesta relajarme y pasarlo bien aunque no sea mi ambiente. ¿Y por qué lo hice? Pues por qué va a ser. Por los críos.

Pero, ¿por qué?, me interrogué mientras en el escenario metían a un gato borracho en una licuadora.

Por dos motivos.

Uno, por que se les quiere y uno hace cosas que no le apetecen por verlos feliz. En esta categoría entra llevarlos a chiquiparks, a ver engendros como Alvin y las ardillas 2, ver cuatrocientas veces Mi vecino Totoro. No entra compartir la comida o la efusiones espontáneas de cariño.

Dos, porque si haces cosas por ellos, ellos cuando crezcan tendrán que hacer cosas por ti. A ti no te gusta llevarles a un concierto de preadolescentes que cantan sobre lo guay que es volver al cole en septiembre y reencontrarse con tus amigos y tu matón preferido, a ellos cuando crezcan no les gustará acompañarte al médico a ver a tus viejos amigos achacosos intercambiando pastillas y dentaduras. Yo tengo que volver a ver 101 dalmatas, de acuerdo, pero tú escucharas otra vez como choqué por la calle con Luis García Berlanga. Volveré a leer ese cuento de la niña y el conejito de trapo, pero tú me leerás las veces que haga falta la serie de la guardia de Mundodisco. Vamos, el típico interés y quid pro quod que nos enseñó un simpático canibal del cine.

Así que sí, que baila, baila... ya lo pagarás.

sábado, 25 de agosto de 2012

Cositas

1. Estamos de fiesta mayor en la ciudad de Igualada, también conocida como Torontontero. No soy mucho de fiestas mayores con sus juegos tradicionales, sus gentes por la calle, sus bailes de plaza con los mismos grupos de siempre o que suenen como siempre, sus abuelos guardando sitio desde las tres de la tarde para algo que empieza a las once de la noche, su zona de cacharros donde hace años que no me acerco.

2. Vendiendo texto. Discutiendo sobre el IVA. Y no, no regalamos bolígrafos a los niños.

3. Ayer baje al bar de abajo, sí al bar de los sabios inconmensurables, a comprar un par de latas de refresco y me encontré cara a cara con una muchacha que hace años vino a la librería a buscar trabajo. El diálogo fue más o menos así.
- Soy buena chica, responsable y trabajo mazo bien.
- Gracias, pero ahora mismo no estamos buscando a nadie.
- Y, pero te dejo el currículum por si acaso, ¿vale?
- Vale.
- Y ya que estoy aquí... ¿no tendríais  algún libro que enseñe a disimular los efectos de las drogas delante de familia, en el trabajo o con la poli?
- Creo que no...
- Ya sabes, te metes algo y que no se den cuenta.

Se lo conté a A. cuando llegué a casa y no me creyó.

4. Niña Zombie recibió su primera carta postal. Dirán que es anticuado, pero la ilusión que hace abrir un sobre no es la misma que abrir un mail. Deberíamos recuperar esta sana tradición de la carta manuscrita. Aunque sea para no olvidarnos de escribir a mano.



5. Niño Lobo tuvo visita con el neuro por todo aquello que le pasó. Charla, pruebas y resultados que se comentan a papá y mamá. Niño Lobo ya es un niño normal. El hueso del cráneo está soldado y de forma definitiva ya puede hacer vida normal. A. me llama para decírmelo.
- Entonces, ¿ya puede recibir balonazos, caerse de cabeza y recibir una lluvia de patadas en toda la jeta?
- Sí, pero a su madre no le hará gracia.

6. Fui al cine a ver Brave. Ya sé que es la historia de siempre, pero es que Pixar te cuenta las historias de siempre con una gracia.


También fui a ver el último Batman de Nola y tiene cositas interesantes, pero cada vez que pienso en ella me gusta menos... sobre todo por una historia llena de flecos y un guión bastante torpe... y, ¿cuándo aprenderán los villanos que lo mejor es un tiro en la cabeza y listo?

jueves, 23 de agosto de 2012

martes, 21 de agosto de 2012

Sobre la subida del IVA y las brasas

No sé cuánta gente lee de forma más o menos habitual este blog. Sé que recibe unas cuatrocientas cincuenta / quinientas visitas diarias, pero la mayoría de esa visita se deben a fotos de delfines, del ilustre Juan Rulfo o de la bella Sasha Grey, así que desconozco el alcance real de mis palabras escritas. Esto lo comento porque hoy quiero hablar de un tema serio que nos afecta a todos y que en particular a mí me está tocando mucho los huevos. Me refiero a la

¡¡¡¡¡subida del IVA!!!!!
(sí son cinco signos de exclamación, prueba irrefutable de que me estoy volviendo muy loco con el tema)

Más de estos dibujitos aquí.

Suben los espectáculos culturales, el material escolar, sube la vivienda, ponerse guapo en la peluquería, tener la regla y todo los servicios funerarios entre otras cosas. Pero no suben los libros. Repito, no suben los libros. Vuelvo a repetir y lo pongo en mitad de la plantilla y en negrita

Los libros no suben de IVA

¿Por qué escribo esto? Porque tanto yo como muchos colegas libreros empezamos a estar algo atacados con las hordas de compradores enfurecidos que inundan con hachas y antorchas las librerías de medio país queriendo comprar los libros ahora antes de que suba el IVA. Y más, exigiendo que los libros que pidieron ayer lleguen antes de septiembre porque sino los cobraremos más caros. No, los libros no suben. Y no creen al librero aunque suele acabar la conversación con una mirada de incredulidad y un "ya veremos". Pero de vez en cuando aparece un señor, suelen ser señores, con los que se entra en ese circo interminable, absurdo y tan español de "la razón la tengo yo y de aquí no me bajo" que tan bien inmortalizó para el cine Paco Martínez Soria en Don erre que erre.


- Mejor compro los libros ahora antes de que en septiembre me subáis el IVA - se deja claro que el IVA lo suben los libreros, no el gobierno que tenemos que sufrir.
- Los libros no suben de IVA.
- En las noticias y en la radio - conceptos de autoridad - dijeron que subía el material escolar.
- Se refiere a lápices, bolígrafos... ese tipo de material.
- Los libros son material escolar.
- Sí, pero no suben de IVA. El libro se mantiene en el 4%.
- A ver, si el libro de texto va al colegio entonces es material escolar. Es de cajón. Y si es material escolar, el IVA sube.
- Sí, el libro va al colegio, pero no se considera material escolar. Se considera libro.
- Estás equivocado, chaval, estás equivocado. El libro sube al 21 porque es material escolar, joder, que lo dijeron en la tele bien claro. El libro al 21 porque va al colegio.
- Mire, el libro no sube. Esa novela no va a ningún colegio y mantiene el mismo IVA, Y si un día la consideran novela recomendad, el IVA será el mismo.
- Que no, que no... que es material escolar. Y si esa novela va al colegio la subirán de IVA. Que a mí no me engañas - sonrisa de lobo - que lo que queréis es que la gente no compre los libros ahora y luego en septiembre, zas, te meto subida de IVA y todo lo que ganáis. Que sois todos unos mangantes que roban al trabajador.
- A ver que yo no he subido el IVA, ha sido el gobierno...
- Sí, claro, la culpa es del gobierno. Porque vosotros habéis querido que así os hacéis de oro y...

Veinte minutos. Veinte minutos de mi preciosa vida malgastados detrás de un mostrador intentando cobrar tres míseros cuadernos de verano que en total valían seis euros y teniendo que aguantar la diatriba ignorante y demagógica del cuarto iluminado de la mañana. Porque la gente oye campanas y no se entera de nada y venga a dar la brasa. Y yo con ganas de imitar al médico de Amanece que no es poco y soltar aquello de


Pero, claro, no pude. Porque uno tiene que mantener la compostura y la educación ante aquellos que la faltan y ni escuchan ni entienden porque son poseedores de eso tan peligroso y que tanto daño ha hecho que es tener la razón, la verdad absoluta y el porque lo digo yo y si lo digo yo, es así.

Así que durante veinte minutos me he tenido que refugiar en ese mundo paralelo que tengo en mi mente lleno de música de Beethoven, jazz, pop de los sesenta, fiestas en la playa, monstruos japonenes, a Saza recitando La venganza de Don Mendo, terror slasher donde soy el mejor amigo del tipo grandullón con el machete y un montón de cosas más con las que me distraigo mientras un cansino me da la brasa tan seguro de todo como yo de su estupidez.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un consejo gratis.

"- (...) De todos modos, te daré un consejo gratis.
- ¿Me costará algo?
- ¿Qué? ¡Si te acabo de decir que es gratis!
- Sí, pero mi padre dice que los consejos gratis a menudo resultan caros.
- Podríamos decir que este consejo no tiene precio - repuso la bruja, con aire desdeñoso -. ¿Me escuchas?
- Sí.
- Bien. Ahora..., si confías en ti...
- ¿Sí?
- ... Y crees en tus sueños...
- ¿Sí?
- ... Y sigues tu estrella... - continuó la señorita Lento.
- ¿Sí?
- ... Te acabará ganando la gente que no es tan perezosa como tú y pasa su tiempo trabajando duro y aprendiendo cosas. Adiós".

The Wee Free Men, Terry Pratchett, Toro Mítico, 2008


Uno de esos grandes momentos que solemos encontrar en las novelas de Terry Pratchett y cuya sabiduría podemos aplicar a la vida, al amor, a la amistad, a la literatura, al trabajo, al universo y a todo.

jueves, 16 de agosto de 2012

Rodríguez

Hoy me he dado cuenta de que estoy viviendo un tópico.

- ¿El de dios griego atrapado en el cuerpo de un humano tirando a normalucho y algo limitado?
No, porque más bien soy un tipo normal atrapado en el cuerpo de un dios griego.
- ¿El de ser el elegido para llevar la paz a un reino mágico?
No, porque ese ya lo he vivido.
- ¿El de atrapar el momento y vivir cada minuto como si fuera el último apurando la vida en cada una de sus hermosas gotas?
No, porque es agotador vivir con esa presión de vivir en toda su intensidad... con lo que me gusta no hacer nada y aburrirme.

Ninguno de estos. El tópico que estoy viviendo es que el apunto en el título de la entrada y que parece que no os habéis tomado el detalle de leer.

- Ah, que estás de Rodríguez.

Sí. Siguiendo esa honrosa tradición que, como nos enseño Billy Wilder en La tentación vive arriba, abarca del inicio de la humanidad cuando los hombres y las mujeres luchaban en bikinis de piel con los dinosaurios y los hijos tonticos de los ángeles que cohabitaron con mujeres gigantes construían las pirámides de Egipto hasta el día de hoy, me he quedado solo en casa mientras A. y los nenes se han ido a la playa a pasar unos días. Vamos igualito que los ilustres Tom Ewell, Manolo Gómez Bur, Alfredo Landa, Antonio Ozores y muchos otros que pasan el verano en la ciudad intentado entrar en boites, ligar con suecas o escaparse del pelota del jefe.


Así que durante tres días estoy solo en casa con las gatas. ¿Y a qué me dedico? Escribo poco, pero escribo. Me entretengo con novelas románticas muy subidas de tono protagonizadas por vampiros cachondones y aguerridas muchachas y escucho zarzuela con cierta predilección por Vives y Barbieri. Me voy a dormir tarde y me dejo mangonear por dos gatas que pasan de mí hasta la hora de comer, claro, y la hora de despertarme mordiendo los pies porque es hora de comer claro.

martes, 14 de agosto de 2012

En la retina I


C'era una volta il west, Sergio Leone, 1968

lunes, 13 de agosto de 2012

Resumen de un domingo

Y ayer domingo, antes de volver a sumergirme en una mediocre novela juvenil que me está gustando más de lo esperado, me paseo y desordeno las entradas del que es sin dudarlo uno de mis blogs favoritos y más necesarios en estos tiempos convulsos, Carlos crece. Y me encuentro de bruces entre sátira, reflexión, música, ironía y crónica con una delicada cantante coreana que realiza pulcras y bellas versiones con aire de jazz. Entre ellas una hermosa versión del Same girl del gran Randy Newman.


Y así decidí acabar el domingo. Con un poco de melancolía, con la sana tristeza de buen día de pereza que se acaba, de lectura tranquila y agradable de una novela del montón con la que aprendo un montón de trucos de escritura. Paseando con A. por la ciudad hablando de esto y aquello y de lo de más allá. Escuchando los abismos de sabiduría que emergen del bar de abajo y reprimiendo en A. las ganas de suicidar un cenicero en la cabeza del sabio. Peleando y jugando con los niños y siendo el esclavo (no soy digno, no soy digno) de las dos gatas. Y viendo como A. juega y juega y juega a pintar y dibuja y dibuja y dibuja y la adoro por (aunque no solo) ello.

sábado, 11 de agosto de 2012

Formicidas

Empiezo a estar desesperado.Y no, no se trata de la lectura que estoy haciendo ahora aunque se lo está trabajando mucho para arrasar con mi psique. No. Resulta que desde inicios de verano que tenemos una pequeña plaga que intentamos controlar, pero que vuelve a emerger de las profundidades desestabilizando nuestro día a día. No es una familia de Cuenca que se haya venido a vivir con nosotros ni visitantes de otros planetas. Es mucho peor.


Hormigas.

Sé que dentro del mundo de los insectos las hormigas gozan de mucha popularidad. Películas como Bichos, Cariño he encogido a los niños u Hormigaz presentan a estos seres como criaturas simpáticas, sociales, majas, trabajadoras, solidarias y firmes defensoras del orden social establecido. Son una de las primeras dietas de los bebés y una de las víctimas más propicias de interminables veranos cuando los críos juegan a ahogar el hormiguero a meados, quemar hormigas con lupa (los científicos) o con un mechero (los poco pacientes) y protagonistas de miles de chistes sobre campistas o picniceros. Y del mítico chiste de la hormiga y el elefante, la vaselina y la paciencia. Son dos conocidas y muy irritantes marionetas televisivas que le hacen a uno consciente de las virtudes del asesinato y la tortura y recuerdan a aquella que era atómica y era un héroe de la infancia. Sea como sea, las hormigas son populares.


Las odio.

Antes me eran indiferentes, pero ahora mismo las odio. Desde que consiguen colarse en mi casa desde cualquier resquicio y pequeño agujero, escalan por el interior de las paredes y se dedican a asaltar la comida de mis gatas (y a mis gatas no hay quien las toque que me pongo muy tonto) que mi indiferencia por los formicidas está derivando a un deseo de extinción. Y las gatas se estresan porque va a sus platos a comer sus galletas (bueno, Sigilo sus galletas y Arya las de las dos) y están llenos de hormigas saqueando. ¿Y si las gatas se estresan, qué hacen? Se van a buscar a maese Jorge para que lo solucione todo. No importa si duerme, lee, mira una película o está sentadito en el lavabo haciendo sus cosas y leyendo una revistas de cine atrasada. Y ya está Jorge, esclavo de las gatas, medio adormilado o hambriento enfrentándose a batalla épica contra las hormigas.


Y que si tiros por aquí, que si explosiones por allá, que si perfume por mi escote, que si picadas, que si guerra química a base de limón, que si miradas de reproche de las gatas con su podrías ser más limpio... Cada día la misma historia. Localizar el hormiguero, poner trampas, limpiar, eliminar y durante unos cuatro o cinco días tranquilidad para volver a empezar. Y así una y otra vez esperando que llegue el invierno y les hiele el culo.


De momento, la pelea casi diaria contra unos bichejos que almacenan lo que pueden para cuando llegue el frío y si te he visto no me acuerdo y a los actores y músicos los dejo en la calle para que mueran de hambre.

viernes, 10 de agosto de 2012

Personas que tienen algo / alguien detrás y no se dan cuenta


Y próximamente,
"Personas que tienen algo / alguien delante y son conscientes de que la han cagado".

miércoles, 8 de agosto de 2012

Tarde de discusiones y ninjas

Para Carlos Sisi, que pidió ninjas.

Esta entrada está basada en hechos reales. Los protagonistas de estos terribles sucesos han sido enmascarados con pelucas enormes, bigotes de pega y falsas protuberancias mamarias para evitar ser reconocidos. Sus nombres han sido encriptados por expertos en eso de poner las palabras difíciles para que otros no las lean. Cualquier parecido con personas vivas, muertas, resucitadas, poseidas, finjidas o dadas por alimento de peces, pero que en verdad están en una isla tropical de relajo ha sido pura coincidencia o algo de mala leche.

Era una tarde calurosa. Las pieles, sudorosas, las axilas parecían fundaciones de Marte construyendo armamento pesado y los calzoncillos se enganchaban a la raja del culo haciendo que los andares semejaran a los de un cowboy con una relación demasiado estrecha con su caballo. En principio la ciudad estaba de vacaciones y todo el mundo estaba fuera. Era el rumor que corría por las calles. La ciudad está muerta. Todos se han ido de vacaciones. Las calles están vacías.

Mentira.

En la librería esperaba una larga cola de padres apesadumbrados que veían que el setenta y cinco por ciento de la paga extra se iba en libros para el curso que viene. Eso los que tenían paga extra. Los demás solo tenían el dinero que habían podido sisarle al abuelo mientras dormía, lo poco que habían podido ahorrar de prescindir de suelo en sus hogares o de hacer mil y un malabarismos entre lo que puede reunir unos y otros. Hay nervios, calor, nerviosismo y mala leche. A nadie le gusta gastarse doscientos euros en un lote de libros de texto.

¿No se había ido todo el mundo?

Los libreros no paran. Son solo dos porque los restantes están de vacaciones cumpliendo la leyenda urbana de la ciudad. Hacen lo que pueden con tanto lote de texto, tanta novela pseudoerótica, tanto teléfono que suena. Conservar el humor, la sonrisa, la amabilidad aunque por dentro haya momento en que solo se desee pillar un hacha y hacer un precioso homenaje a ese cine slasher que nos enseñó lo frágil que es la carne humana si el arma desciende con fuerza.

Todo trascurre con normalidad hasta que aparece... él. Los libreros lo recuerdan. Tiene esa pinta que solo da un despacho con cuatro paredes y poder sobre setecientas almas. Trae un libro bajo el brazo. Un libro de texto. Mala señal.

- ¿Quién va ahora? - dice el librero.
- Yo - dice él -. Quiero cambiar este libro. Me equivoqué al comprarlo y ahora no lo quiero. Ten.
- Lo siento, pero no puedo aceptar el cambio. No cambiamos libros de texto.

(Medida draconiana, lo sé, pero necesaria porque las editoriales de texto no admiten devoluciones de este material salvo en porcentajes ridículos. Comprar libro de texto es comerse treinta ejemplares del workbook de segundo de primaria si el isbn que se pide está equivocado. Es un mundo injusto, desagradable, sucio e ingrato. Nadie es feliz con los libros de texto salvo los amos de las editoriales que deciden que ese ejemplar de tecnología de segundo de ESO va a valer este año... treinta y nueve euros. Por sus santos huevos).

Al decir esa frase se desata la tormenta. 


Primeros frases educadas en tono duro, tono duro que aumenta en filo y en volumen de voz. Intento de razonar y explicar, buscar soluciones por ambas partes que los opuestos no pueden aceptar, negociación, primeros gritos, leve falta de respeto enmascarada en búsqueda de complicidad, vuelta al tono duro, pedir comprensión, buscar nuevas soluciones, apelar a la dignidad de las personas, ofrecer una tregua de quince días hasta que venga el responsable, nada de tregua... guerra ahora, seguir hablando, empezar a repetir lo discutido en tono cada vez más alto, aparece la chulería y se empieza a cruzar esa frontera que conduce al insulto, al desprecio y a la falta de respeto amparándose en la separación que ofrece un mostrado. Y no faltan aquellos que se suman a una discusión que no va con ellos. Y atacan. Todas las soluciones y propuestas rechazadas. ¿Qué queda? Aguantar el chaparrón, sentirse mal porque aunque no lo parezca porque, de verdad, a él no le gusta hacer de malo; los libreros también tienen sentimientos. E imaginar que todo puede resolverse de forma más civilizada.


Nota final: al acabarla me doy cuenta de que esta entrada me ha quedado menos divertida de lo que pretendía... cosas que pasan.

martes, 7 de agosto de 2012

Recuperando a The Rocketteer

La primera película que fui a ver solo al cine fue Rocketeer, de Joe Johston (director de la imprescindible y tontísima Parque Jurásico III que tanto hizo para enseñarme a disfrutar de casi cualquier cosa que apareciera en una pantalla de cien).


Fui a verla por unas fotos en una revista de cine donde aparecía un tipo volando, un malvado con bigote fino y una preciosa morena en vestido ceñido. Recuerdo que me gustó mucho. Una película de aventuras como las que veía los sábados por la tarde con un villano que parecía sacado de una película de Errol Flynn y que había visto haciendo de James Bond, nazis malvados con malvados planes, acción sin sentido, explosiones, sano sentido del humor... Vamos, que fue una gran tarde. La vi un par de veces más cuando salió en vídeo y me aprendí el nombre de la chica, Jennifer Connelly a quien no volvía a perder de vista. Y pasado el tiempo, la olvidé.

¿Y por qué pienso ahora en ella? Bueno, viene al recuerdo porque estos días ando algo saturado de ficción y narrativa. Y cuando me pasa esto me dedico a leer tebeos para desentumecer la mente y darle aire fresco. Y entre los tebeos leídos, está el The Rocketeer de Dave Stevens. El volumen con las historias completas que tan bellamente ha editado Norma.


No voy a lanzarme a un análisis del cómic porque otros ya lo hacen mejor que yo, pero sí que voy a dejar claro lo mucho que he disfrutado con su lectura. Porque los años que han pasado desde mi primer contacto con el tipo del cohete-mochila me permiten disfrutar mucho más de la acción, la aventura, el homenaje a unos ideales años treinta, los seriales, las historias de corte pulp, la maravillosa imagienería de Betty Page, el sentido del humor y de uno de los dibujos más perfectos y hermosos que he visto en un cómic.



Y sin jugar al pastiche o a simple juego de referencias.

Una lectura excelente sobre todo por el placer que produce cada una de las viñetas y por las preciosas páginas de bocetos y portadas que lleva como extras y que me han servido para ir aprendido a cuadrar una página y componer una escena (eso luego me lo llevo a mi terreno y listos).

domingo, 5 de agosto de 2012

Lecturas

Hysterical Literature: Session 1: Stoya
Visto el vídeo por primera vez el blog Cultura impopular,
uno de esos blogs llenos de grandes cosas por descubrir, leer y perderse.

Una de las campañas mas interesantes e inteligentes para fomentar la lectura. El hermoso rostro de Stoya, una de las más grandes y guapas actrices del cine porno y del cine en general, nos invita a vivir la lectura con sentido del humor, erotismo, inteligencia, alegría, belleza y un infinito sentido lúdico.

Como también creo que debemos tomarnos la vida, el sexo, el amor, la amistad y tantas otras cosas.


Y aquí el enlace al muy recomendable blog de Stoya.

jueves, 2 de agosto de 2012

Ese miedo que solo produce la amabilidad

Ayer en la libreria pasé miedo. Mucho miedo. Miedito del bueno y por el que matarían algunos directores de cine y escritores de terror. De ese miedo que si dura un poco más mis calzoncillos hubieran adquirido una textura y consistencia nueva. Nada de vampiros, de entes transdimensionales o fantasmas atrapados en argumentos facilones. Fue ese miedo que solo provoca la realidad más cercana de quedarse encerrado en un ascensor con ese vecino que lleva puesto un polo con la bandera española bordada en el cuello.

Media mañana y me tocó atender a una mujer que venía a buscar los libros de texto que dejó encargados. Mediana edad, atractiva, pero con ese atractivo que da la misa diaria. Costaba poco imaginarla como jefa de zorras en el Salón Kitty o en cualquier otra película de nazi exploitation. Y era amable. Cada tres palabras soltaba un cariño, un cielo, un tesoro y un amor acompañando con caricias y toques cómplices. Y no tengo nada en contra de la amabilidad. Me gusta como a cualquier hijo de vecino un buenos días al entrar en una tienda. Pero la amabilidad... esa amabilidad con cursivas me inquieta mucho. Porque nadie sano puede ser tan amable. Porque solo podía pensar en que detrás de tanta sonrisa y tanto corazón, se escondía una máquina de matar que atisbe cuando un isbn de la lista que llevaba no coincidió por un número con el libro que había sobre el mostrador. Una de esas personas que cambia la sonrisa por el mordisco sin despeinarse y que sin pestañear echa a la criada que se ha quedado embarazada de su hijo adolescente y sin perder la compostura ni el peinado, envía en un cesto a su nieto ilegitimo al hospicio.


Y repito que la amabilidad me gusta, pero la amabilidad me da miedo. Ante ella solo cabía actuar de una manera. Como el superviviente que soy me trasmuté en el ejemplo de librero paciente perfecto y acepté cada uno de sus tesoros como puñaladas de advertencia ante un error con una sonrisa. Me interesa la supervivencia.

Tras media hora de atención exclusiva donde repasamos uno a uno veintiocho isbn, una larga lista de material escolar y discusión sobre si ese lápiz era HB o 2, salió por la puerta despidiéndose con una sonrisa y con mi nombre aprendido. Y sigo sintiendo miedo.

miércoles, 1 de agosto de 2012

La nueva

Entre otros motivos (el calor, el trabajo, la pereza) del silencio de estos días es que la familia ha crecido en un miembro y hemos tenido que estar pendientes de su correcta aclimatación al piso. Es gata y se llama Arya (sí, como la niña de Juego de tronos) y ya ha demostrado sus dotes ninja saltando al patio del vecino (caída de unos tres metros y medio) y quedándose allí en una fiesta de pijamas. Sigilo ha llevado con su habitual elegancia la presencia de un raterillo de la calle en sus dominios.

Y aquí la prueba gráfica. Sigilo es la blanca, Arya es la pequeña del fondo mezcla de muchas razas.

Imagen cedida del archivo personal del cenutrio de mi amigo Jordi.