miércoles, 31 de diciembre de 2008

Y llegó el último día

Pues bueno, último día del año. Se me han quedado algunas entradas en el tintero que me hubiera gustado escribir antes de que acabara este 2008 (balance de mis lecturas infantiles/juveniles, otra crónica de la obra, un sueño que tuve donde aparecía Bono (!), yo tenía una ex, una posible y todo tenía un aire a comedia romántica que tiraba de espaldas, mis aventuras erótico-festivas con el equipo de natación sincronizada sueco, etc.) que supongo iré exponiendo a lo largo del año que viene, aunque no prometo nada.

Eso si sobrevivimos, claro. Lo digo porque el panorama que nos han pintado los expertos en cosas varias no deja de tener algunos tintes apocalípticos y parece que con seguridad nos veremos inmersos en un marasmo de oscurantismo y decadencia que nos abocará al fin del mundo en el año 2012 como vaticina el calendario maya y tantas malas novelas.

Más o menos éste es el panorama que nos han pintado para el 2009

La verdad, no me va muy bien que el mundo se acabe en tres años. Tengo películas para ver y gente a la que conocer. Y, además, nunca pierdo la esperanza de que alguien encuentre un día una novela inédita de Jane Austen.

Pero iba a hablar del año que se acaba en unas horas y no de lo que tiene que venir. Reconozco que ésta no era la entrada que tenía planificada ni medio escrita en mi "libreta de pensar". La que tenía casi montada era un ajuste de cuentas cruel con la carroña que más me ha tocado los huevos este año, léase

1. Políticos (por tomarnos el pelo, por intentar engañarnos, por jugar a trileros con los votos, por olvidar que somos nosotros los que pagamos sus sueldos, etc.)
2. Iglesia (por su manía en querer interferir en la vida política de un estado aconfesional, por querer quitar derechos conseguidos a muchos amigos míos, por su apoyo histórico a regímenes totalitarios y dictatoriales, por manipular la historia, por hipócritas, desfasados, falsarios, etc.)
3. Monarquía (por estar fuera del tiempo, por pasarse la constitución por el forro de los mismísimos atribuyéndose poderes que quedan fuera de su autoridad, por gastarse el rey 3.000.000 de euros del estado en la compra de un cuadro de Dalí para decorar su despacho y luego pide austeridad, ahorro y responsabilidad, por criar como conejos, por faltarnos el respeto, porque república es una palabra mucho más bonita, etc.)

a parte de un repaso de las guerras tanto públicas como encubiertas, violencias, asesinatos, casos de pederastia, maltrato de mujeres y niños, prostitución, crisis, errores judiciales, terrorismo, violaciones físicas y morales, etc. pero en el último momento he cambiado de opinión y haré una entrada tópica con sus buenos propósitos y lo mejor del año.

Así que aquí va la lista de buenos propósitos para el 2009 que con toda seguridad no cumpliré:

1. Dejar de fumar.
2. Hacer ejercicio.
3. Ahorrar.
4. Acabar por lo menos el primer borrador de mi novela Los paraísos disponibles.
5. Tener más paciencia con las noticias de la tele y no indignarme tanto antes las injusticias.
6. Leer El alma fugitiva, El hombre sin atributos y La muerte de Virgilio.
7. Tomar menos café.
8. No enamorarme ni de camareras, ni de clientas, ni de mujeres casadas.

Criaturas aladas e imposibles.

9. Aprender inglés (éste es un clásico, no podía faltar)
10...

El último lo dejo vacío por lo que pueda llegar de improviso.

¿Y lo mejor del año? La verdad es que el año 2008 me deja un sabor algo desagradable en la boca. Y no es que me haya pasado nada malo... es la sensación de perdida de tiempo, de estar retrasando algo, de... como dice la canción 31 today de Aimee Mann sobre esas personas que acaban de cumplir esa edad

Pensaba que mi vida iba a ser mejor a esta altura,
pero no lo es y no sé qué hacer al respecto.

Bueno, pues lo mejor del año.

1. Soy tío.
2. La música que he escuchado, todos los libros leídos, las películas vistas.
3. La amigos que conozco desde hace años y los que he conocido esta temporada. Ya sea en persona, ya sea por medio de este blog. En todo el mundo gente con la que hablar, compartir canciones, mandar libros. Sois demasiados y no pondré nombres. Muy agradecido por dejarme colar la cabeza en vuestros mundos.
4. Un viaje a La Habana demasiado corto y demasiado intenso. Aun estoy pagando esos doces días en los que fui feliz.

- ¿Pero si tuvieras que elegir un solo momento de este año?
- ¿Sólo uno?
- Sí, uno. El resto del año lo olvidarías y solo conservarías ese recuerdo.
- Difícil... quizá un café en La Habana.
- Explícalo.

Es muy tonto. Era el último día en La Habana. Habíamos quedado un grupo para ir a tomar café a casa de Doris, la profesora de teatro de Aurora. Como siempre, Auro y yo íbamos un poco tarde y nos sorprendió a medio camino una lluvia habanera. Bajamos de un taxi cargando con los dulces que habíamos comprado. La estola roja de Aurora parecía volar en un sueño de sol y lluvia. Entramos en un pequeño café para resguardarnos de lo que caía. Era un local diminuto. Sólo tres mesas y las paredes pintadas de recuerdos, de fechas y nombres que se borraban y perseguían. Pedimos unos cafés, afuera llovía, el momento era nuestro y hablamos de amores. De los que ninguno de los dos teníamos. Y mientras hablábamos y oíamos la lluvia y bebíamos nuestro café... no sé... por unos brevísimos instantes creo que fuimos felices... todo cuadraba... habíamos alcanzado uno de nuestros pequeños paraísos.


Y luego... bueno, volvió a discurrir la vida.

Por un feliz y tranquilo 2009.
Un abrazo a todos y nos vemos en los bares.


Discover Javier Ruibal!


martes, 30 de diciembre de 2008

Santoral - El rey de la colina

Serie de animación El rey de la colina
Sátira, ironía y crueldad

lunes, 29 de diciembre de 2008

Tercer balance - Cine

Cuando me dispongo a hacer el balance cinematográfico del año me asalta una duda. ¿Escribo sobre lo mejor que he visto o sobre lo que más he disfrutado? Porque no necesariamente tiene que ir junto. Me explico, he visto algunas películas que son obras maestras, autenticas joyas de profundidad, de discurso y de técnica, pero son un auténtico peñazo (pienso en algún clásico sueco). Y he visto otras deleznables, repugnantes y muy malas, pero que he disfrutado como un crío. ¿De cuáles hablo?

Y como no he llegado a ninguna conclusión, hablo de seis películas... las primeras que apunté en la "libreta de pensar" cuando preparaba la entrada. Sin orden ni concierto ni por orden de preferencia. Tal como vinieron.

Wall·E (Wall·E, Andrew Stanton, 2008). La mejor película del año. ¿Pero si es de dibujos? Sí, ¿y qué? Es la película más adulta, completa y compleja que he visto tanto en cine como en casa (y esto incluye muchos rollos franceses, alguno sueco y hasta un par filandeses). Preciosa historia de amor, cine en estado puro donde todo se explica por la imagen y homenaje a los grandes de la comedia como Chaplin, Keaton y Tati. Y el robot protagonista es mucho mejor actor, más lleno de matices y sensibilidad que muchos de esos humanos que corren por ahí presumiendo de Oscars (y Goyas, claro).

Iron Man (Iron Man, Jon Favreau, 2008). De esta película solo puedo decir una cosa: me lo pasé teta. Iron Man hizo que recuperara en un cine la maravilla que siente un niño, el sentido de la aventura y el puro entretenimiento. Una hora y pico de acción, humor, chicas guapas, destrucción y un héroe carismático. Y más si tenemos en cuenta que el hombre de hojalata nunca ha sido unos de mis héroes Marvel favoritos. Y el mérito de tan buen rato lo tiene un director que sabe que entre manos solo tiene un material para pasarlo bien y un Robert Downey jr. en estado de gracia. Creo que él es la película y por la que recuerdas este cómic en imágenes como algo especial.

Más extraño que la ficción (Stranger Than Fiction, Marc Foster, 2006). Vista en Cuba una tarde de pereza infinita mientras Aurora dormía, Laura sollozaba medio abrazándome y yo tenía una revelación. Una historia triste. Vendida y presentada como una loca comedia, nos encontramos con una de esas historias de personajes perdidos y vacíos a los que se les presenta una oportunidad en la vida para que aprendan a valorar sus días y lo que se encuentran. El precio, saber que en muy poco tiempo morirás. Metaficción, pedantería, literatura, reflexiones sobre el escribir y el vivir, lección sobre los finales tristes/finales felices y la maravillosa Emma Thompson enseñando al mundo cómo se avtúa, pronuncia y vocaliza. Y Maggie Gyllenhaal llena de tatuajes dando alas a mi imaginación.

Trilogia de la venganza de Park Chan-wook. Compuesta por Sympathy for Mr. Vengance, Old boy, Sympathy for Lady Vengance. Hablar en profundidad de las tres me podría llevar unas cuantas entradas. Estamos antes tres historias duras, oscuras, en ocasiones insoportablemente violentas (recuerdo especialmente los últimos veinte minutos de Mr. Vengance), ariscas... pero, en ocasiones, irremediablemente divertidas. Llenas de un humor negro, cruel y áspero, en ocasiones no he podido evitar pensar que estaba viendo una comedia negra muy pasada de rosca. Historias duras de las que no gustan a todo el mundo. Personajes que buscan venganza aunque en verdad solo buscan algo parecido a la felicidad. Lástima que se den cuenta tarde.

La bella mentirosa (La belle noiseuse, Jacques Rivette, 1991). Desde el momento que la vi una de mis películas favoritas. También reconozco que se la puede considerar una de las películas más aburridas de la historia, aunque yo la encuentro fascinante. Cuatro horas de la reflexión sobre la pintura y el arte. De la relación tortuosa, dura y exigente de un pintor con su modelo. Actores mágicos; especialmente Michel Piccoli y Emmanuelle Beart como pintor y modelo. Planos fijos de una mano pintando, haciendo bocetos, el cuerpo humano deformado, llevado al extremo hasta que deje de ser cuerpo y pase a ser arte. El cuerpo de la modelo como vehículo para encontrar otra cosa. Una película lenta y difícil que me fascina y sumerge.

La niebla (The mist, Frank Darabont, 2008). Puro cine de terror de los años 50. Homenaje a la serie B que amamos y La dimensión desconocida en el cine de tu barrio. Película de monstruos donde se ven los monstruos. Personajes encerrados en un centro comercial con una amenaza fuera y una mucho peor dentro. Y un final cruel y necesario. Película pesimista y apocalíptica donde se vuelve a demostrar que el ser humano es su peor enemigo y que la vieja frase de Hobbes necesita una actualización: "El hombre es una hiena para el hombre, el lobo es un animal demasiado noble."


Y hasta aquí.

Me dejo en el tintero unas cuantas (Pozos de ambición, Trophic Thunder, Paso de ti, El pisito, Johnny Guitart, El intercambio, Secretos de un matrimonio, etc.) que he visto en el cine o en dvd o en televisión. Pero me puse como norma seis, y en seis se queda.

Y para acabar, una escena de una de mis películas favoritas. Ver a Cyd Charisse y Fred Astaire bailando en un Central Park de estudio me sigue confirmando que el cine es algo mágico. Y sí, siempre he querido ser uno de esos idiotas que viven en un musical.


Cyd Charisse y Fred Asteire bailando Dancing in the Dark
Película: Melodías de Broadway (The Band Wagon, Vicente Minelli, 1953)

sábado, 27 de diciembre de 2008

viernes, 26 de diciembre de 2008

Segundo balance - Música

Al menos, en el apartado musical, el 2008 ha sido un buen año. Con toda seguridad es el año donde mi biblioteca más cambios e incorporaciones ha sufrido, donde han aparecido más voces, géneros, lenguas, países y estilos. Pero vayamos poco a poco.

No pondré todo lo que me ha gustado o descubierto porque saldría una entrada que me llevaría escribir por lo menos hasta fin de año. Apuntaré solo los discos o cantantes de reciente encuentro y que más he escuchado. No es una lista de lo mejor del año, es una lista de lo que más me ha gustado.

Y un par de cosas:

1. De nuevo ganan por goleada las mujeres. Muchas voces femeninas. Y las más escuchadas. Definitivamente me gusta más la música creada por mujeres. Me interesa más su mundo, sus letras, su sonoridad.
2. La mejor inversión del año fue el mp3. Con lo que lo llego a maltratar y lo feliz que me hace.
3. Si dais a las fotos, os vais de excursión a algún concierto.

Descubrimientos del año.

Ida Maria y su disco Fortress Around my heart. Seguramente es uno de los mejores discos del año. Suena a lo mejor de los setenta y ochenta. Suena a buen rock y a mejor punk. Suena a T-Rex y Ramones. Pero es un disco único. Canciones preñadas de fuerza, de energía, de humor y sarcasmo, de buena música. Además, Ida Maria es una monada de mujer. Gracias mil a esa encantadora criatura llamada Cloe que fue la que me mostró el camino y me evangelizó.

She & Him. Una de las pequeñas joyas del año. La unión en simbiosis de la actriz y cantante Zooey Deschanel (musa de este blog) y el pequeño genio de la nueva corriente del folk M. Ward (un tipo que en solitario hace canciones tan fantásticas como ésta). Un disco fuera de tiempo. Un viaje a los años dorados del pop. El espectro de Phil Spector domina el disco. Música de baile, aparentemente inocente, baladas dulces, folk y country.

Joan as police woman. Ya hablé de esta mujer en su momento y de su disco To survive, pero realmente es de lo mejor que he oído este año. La canción To survive se ha convertido en una de las imprescindibles para entenderme este año. Un precioso y melancólico viaje de jazz y soul en un disco perfecto donde no sobra ninguna canción, donde no falta nada. Hermoso en el mejor sentido de la palabra.

Adrienne Pauly. Francesa y atractiva. Una de esas mujeres que sabes que lo único que traeran son problemas. Apariencia arrancada de una novela negra. Voz grave, mirada escéptica. Humor ácido y muy cruel. Sonido agresivo. Un disco aparecido en 2006 y silencio hasta ahora. Como ya dije en una de las primeras entradas de este blog, Adrienne Pauly tiene voz de cama sin hacer y resaca en miércoles.

Thomas Fersen. Un trovador. De nuevo un cantante lleno de humor, pero en este caso, Thomas Fersen es un cuentacuentos. Explica historias de mayordomos de asesinos en serie, de hambrientos sepultureros, de tipos que siempre llegan tarde, de moscas molestas, de la belleza de viajar en autobús viendo a las muchachas que escuchan música, de viejas canciones partisanas, de monstruos en el metro de París, etc. Un mundo de personajes extraños, de cabaret, de pesadillas, de sueños y de mucha belleza.

Emily Loizeau. Amor a primera escucha. Una voz chiquita y un mundo dulce e inocente. En apariencia. Porque en cuanto uno se adentra en esos sonidos agradables y mágicos que parecen hablar de flores en el camino y sonrisas de niños, se encuentra con canciones que hablan de suicidio, de muerte, de intentos de asesinato, de parejas que se regalan nichos pareados, de preguntas infantiles muy poco inocentes. Veneno en un envoltorio precioso. Emily Loizeau, que se declara devota de George Brassens, Tom Waits y Randy Newman, carga un disco debut preñado de humor negro y juego.


Emily Loizeau, Je ne sais pas choisir

Cuando duermo sola me digo: Dios, sería genial

compartir mi cama con un chico.

Cuando comparto mi cama con un chico

me digo: dormir sola sería genial.


Ah, no, verdaderamente, no se elegir

es muy molesto, no es necesario que lo diga.

Ah, no, verdaderamente, no se elegir

es tan molesto, dejadme dormir.


Cuando estoy en un indio, tomo pollo tika

me digo que sería mejor, un cordero.

Cuando al final como gambas con pasas

me digo que tendría que haber tomado un vegetariano.

Ah, no, verdaderamente...


Cuando quiero tirarme del puente del carrusel,

finalmente me digo no, la vida es bella.

Cuando alguien me dice que la vida es bella,

me quiero tirar del puente del carrusel.


Ah, no, verdaderamente...


Cuando me quiero matar el miércoles por la mañana

me digo que puedo esperar hasta el jueves por la mañana.

Cuando me despierto la mañana del jueves,

me digo que tendría que haber muerto el miércoles.

Ah, no, verdaderamente...


jueves, 25 de diciembre de 2008

El día después de nochebuena

¿Qué como fue la cena de anoche? Bien, supongo. Dentro de lo esperable. Invitados a última hora. Mis padres hicieron demasiada comida y toda estaba buena. Hice llorar dos veces a mi sobrino Joel. Que se vaya acostumbrando, soy muy burro. Y que solo tenga cuatro meses no me sirve de excusa. Me aburrí como una ostra. Lo siento, no soy ni muy navideño ni muy familiar. Además, a la familia que quiero la veo todo el año y ya estoy con ella... a la que no veo, bueno, será por algo, ¿no?


Lo que he hecho hoy:

1. Levantarme tarde

2. Comer poco (me he levantado empachado... y lo más patético de todo es que anoche prácticamente no comí. En días de fiesta vigilo mucho con los excesos, pero definitivamente no puedo comer huevos por la noche... ni aunque sea en la presencia simbólica de un par de trocitos de tortilla... si ni siquiera comí postre, tomé vino o café...)

3. Volver a mirar los regalos que recibí anoche. Por cierto, los regalos no los trajo ningún gordo vestido de rojo sino el tió. ¿Quién es el tió?, preguntaréis algunos. Es una tradición muy arraigada en Catalunya que consiste en adoptar a un tronco el día de la inmaculada concepción (el ocho de diciembre) y se le empieza a alimentar y a tapar con una mantita para que no pase frío hasta el día de Navidad. Los encargados de esto son los niños de la familia. Durante ese tiempo, el tió se convierte en uno más de la familia. Se le quiere, se le cuida y respeta. Hasta que llega la víspera o el día de Navidad y ese día, ese día de amor y concordia, ese día se reúne la familia alrededor del tió y se le hincha a hostias con un palo para que cague regalos. Como lo oís. A hostia pura con un palo se esloma a esa critaura mágica que hasta hacia tan poco había convivido en paz con nosotros. Es un ejercicio de violencia gratuita y de extremo sadismo que da sus frutos.


Que en mi caso fueron unos calzoncillos de Batman... sí... y no precisamente discretos sino que llevan la palabrita escrita en todo el culamen y el rostro de Bruce Wayne con la máscara en el paquete... "Siempre te ha gustado Batman", dicen. A ver, que tenga dos cómics de Batman no me convierte en su fan número uno... si ni siquiera El caballero oscuro está en mis favoritas del año. No, no habrá fotos de como me quedan. Y el álbum ilustrado de Rebecca Drautemer Enamorados que no lo tenía gracias a la manía que tengo de regalar mis libros.

4. Leer un rato La misteriosa sociedad Benedict, una muy agradable novela juvenil de aventuras que recupera un poco el espíritu de Roald Dalh con sus horribles adultos y sus aguerridos niños huérfanos o huídos. Para acabar el año, novela de aventura. Y para comenzarlo, también. Tengo la sensación que voy a entrar en una etapa de lecturas donde va a dominar la aventura, la maravilla y el entretenimiento. Cada vez tengo menos ganas de pasarlo mal con el arte. De leer historias duras, tristes y deprimentes. Ya tengo bastante con la realidad.


5. Dormir un rato. Es increíble como me ha dejado de destrozado los últimos días en la librería. Y no ha habido las aglomeraciones de los últimos años (la crisis se nota, la crisis se nota) aunque ha habido mucha gente y personas que se dejan en un golpe de tarjeta cerca de trescientos euros en libros. A ver, que no es una crítica. Que me parece muy correcto que se gasten estas cantidades en la tienda, pero, claro, es que un libro siempre es un detalle de más. Y luego vendrán los días fuertes de regalos que es Reyes...

6. Empezar a picotear los restos de dulce de anoche. Turrones de chocolate, trozos de coca, polvorones, trufas. Me he levantado con mucha hambre. Pero canina. Estoy nervioso por algo que no logro identificar.

7. Sentarme delante del ordenador con ganas de escribir en el blog, pero sin muchas cosas que decir. Así que me permitiré divagar.

Posdata escrita más tarde

Me acabo de enterar de la muerte de Harold Pinter, uno de los grandes del teatro de este siglo. Político, comprometido, activista, impertinente, siempre al lado del desfavorecido y desenmascarando las trampas de los poderosos y los políticos. Denunció guerras injustas y abusos. Autor de un teatro difícil y minoritario donde algo pequeño e insignificante desencadena la mayor de las tragedias. Y, en ocasiones, el espectador desconoce cuál ha sido el detonante. Críptico, abusurdo, difícil y estimulante.

Harold Pinter, dramaturgo.
Londres, 1930 - 2008

La amo. La amo con toda el alma. Creo que es la mujer más maravillosa. La vi sólo una vez. Se dio la vuelta y sonrió. Me miró y sonrió. Después paró un taxi de la fila. Le dio instrucciones al conductor, abrió la puerta, entró, cerró la puerta, me echó una última mirada a través de la ventanilla y luego el taxi arrancó y nunca más la vi de nuevo.
Harold Pinter, fragmento de Chicas

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Pues feliz nochebuena y todas esas cosas...

Pues eso. Que feliz nochebuena y navidad a todo el mundo.

Por mi parte intentaré pasarlas con el mejor humor que pueda. Cuando acabe la locura de esta tarde en la librería (¿por qué casi todo el mundo tiene que esperar hasta el último momento para hacer sus compras? ¿por qué la gente es tan borde y desagradable cuando se supone que estamos en un tiempo de amor, caridad y paz? ¿por qué casi todo el mundo compra exactamente lo mismo?) me toca cena familiar.

Yuju.

Sí, soy de la facción "no me gusta la navidad". Y, además, soy de los serios. De los comprometidos. Y por varios motivos. Primero porque cae en invierno y hace frío. Segundo, el trabajo suele aumentar. Tercero, no soy una persona religiosa y, por tanto, todo ese rollo del redentor y el nacimiento me suele dejar bastante indiferente. Cuarto, los regalos que me hacen suelen ser colonias o carteras. Quinto, ya estoy todo el año con mi familia. Sexto, muchas de las personas que más quiero están lejos. Séptimo, las películas que suelen hacer en la sobremesa son horribles. Octavo, significa estar más cerca de fin de año. Noveno, el rey hace su discurso anual televisado (y esto, para todos los que no vivís en España, es apocalíptico porque aparece su rictus en todos los canales de televisión y no puedes hacer nada... solo intentar no escuchar...). Décimo, por las calles suenan horribles villancicos perpetrados por algún coro de niños.

Estos días soy como el Mr. Scrooge de Cuento de Navidad sólo que yo soy la versión guapa, simpática, agradable, glamourosa, soltera y disponible.

Pero bueno, es el ritual de todos los años. Algo bueno tiene que haber. Ahora me vendrán cuatro días libres para escribir, leer y pasear. Con un poco de suerte harán ¡Qué bello es vivir! (It's a wonderfoul live, Frank Capra, 1946) alguna madrugada y podré llorar un rato a gusto. Mi familia está como más relajada y acepta mejor las bromas crueles. Y bueno, el día 7 de enero habrá acabado todo... y otro año a la espalda.

Pues lo dicho. Feliz navidad, sed buenos, comed con prudencia que los excesos se pagan, bebed mucho, daos muchos besos, no paséis frío y que Ben Stiller y Monica Belluci os bendigan a todos.

Y os dejo un pequeño vídeo. Está es realmente mi visión de la navidad.



Ah, y feliz Hannukah también.

martes, 23 de diciembre de 2008

Sobre directores de cine y ruiseñores



Que este vídeo protagonizado por la maravillosa Zooey Deschanel sirva como extraño homenaje a Robert Mulligan, director de cine, fallecido hace unos días tras una larga enfermedad. Siempre se le recordará por dos pequeñas joyas del cine americano, Verano del 42 (Summer of '42, 1971) y, sobre todo, Matar a un ruiseñor (To kill a Mockingbird, 1962); una de las películas más bonitas de toda la historia del cine con un enorme Gregory Peck que nos demostró dos cosas:

1. Lo increíblemente difícil que es interpretar a un persona normal.
2. Atticus Finch es el padre perfecto.

Y la película tiene, además, una de las mejores bandas sonoras de toda la historia gracias a ese mago que era Elmer Bernstein.



"Cuando nos dió nuestros rifles de aire, Atticus no nos enseñó a disparar. Fue el tío Jack quien nos instruyó en sus principios, dijo que Atticus no estaba interesado en armas.
Atticus le dijo a Jem un día:
-Prefiero que disparen a las latas vacías en el patio trasero, pero se que ustedes van tras los pájaros. Dispara a todos los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor.
Ese fue el único momento que escuché a Atticus decir que era un pecado hacer algo, y le pregunté a la señorita Maudie al respecto.
-Tu padre tiene razón-, me dijo ella. Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que cantar su corazón para nosotros. Es por eso que es un pecado matar a un ruiseñor."
(Harper Lee, Matar a un ruiseñor, 1960)

Robert Mulligan, director de cine.
Nueva York, 23 de agosto de 1925 - Lyme, Connecticut, 20 de diciembre de 2008

lunes, 22 de diciembre de 2008

Sin tiempo para nada

Es lo que tiene trabajar en un comercio que abre los festivos para atender la demanda de los siempre sabios clientes. Así que voy al grano. Unos apuntes que prometo profundizar en los próximos días (o, al menos esa es la intención, pero como dice mi frase de tipo duro, y recomiendo que todo el mundo tenga una, no soy un hombre que pasará a la historia por cumplir sus promesas, nena).

1. Frases horribles oídas en la librería:

"Pepito (por ejemplo), vigila y no rompas ningún libro... eso ya lo harás en casa."
"Ah, ¿pero tengo que explicarle yo el cuento? Paso, paso, que luego mi hija no lo agradece. Le compraré una película y así se estará callada" (la hija tenía tres años).
"Quiero un libro para una persona que no le gusta leer... y que le molesta mucho que le compren libros".

2. Las hadas existen. Hace poco conocí a una. Y me hizo recordar que en otra vida fui un dragón negro.


3. Algunos amigos están pasando un mal momento y está esa horrible sensación de que no puedes hacer nada. Solo estar.

4. En febrero tendré una semana libre. ¿Hago una pequeña escapada o me comporto como una persona responsable?

5. El último libro de Shaun Tan. Cuentos desde la periferia. Increíble. 15 relatos maravillosos. Mi cuento es el del búfalo de agua que indica el camino a la gente que se pierde. Me encantaría tener esa habilidad.

6. Por fin tengo el último disco de Aimee Mann. @#%&*! Smilers. Como me gusta el disco, qué gran voz y qué atractiva que es esta mujer.



7. Qué entrada más rara me ha quedado...

domingo, 21 de diciembre de 2008

jueves, 18 de diciembre de 2008

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sobre el oficio de librero

PREÁMBULO

Varias personas me han preguntado por qué no hablo más de mi trabajo como librero. A veces también me lo pregunto. Y creo que tengo una respuesta. Es que ponerme a hablar de trabajo... Quiero decir, paso cuarenta horas semanales en la librería hablando, trabajando, tocando y pensando en libros (y en alguna clienta, es cierto) y cuando llego a casa me apetecen otras cosas. Música, paseos, cine, escribir, conversación que no sea sobre libros, etc. En mi tiempo libre intento no hacer nada relacionado con libros (ni veo programas en la tele, ni escucho en la radio, ni leo blogs sobre libros salvo alguna honrosa excepción). El único momento que le dedico al libro en mi tiempo libres es la horita de lectura antes de ir a dormir.

Y eso que la intención con la que empecé este blog era hablar de libros, pero enseguida me di cuenta de que lo que menos me apetecía era tratar sobre eso. Me lo pasaba mejor escribiendo sobre música, cine o la última conversación tonta que había tenido con un amigo. Porque estaba cansado. No más libros, por favor.

Aunque, claro, no puedo vivir sin libros y de vez en cuando aparece alguna reseña o alguna anécdota de la librería. Pero sobre el oficio puro de librero, sobre eso no me apetecía escribir. Pero la gente insiste y yo siempre me debo al lector. Así que de vez en cuando hablaré sobre el oficio de librero, o por lo menos de mi particular forma de ver ese oficio.

Así que empecemos por el principio. Como llegué a ser librero.

Tarde de septiembre. Acompañé a mi buen amigo Jordi a la librería donde ahora trabajo (se llama Llibreria Aqualata, c/ Sant Josep, 14, Igualada) porque tenía que comprarse unos libros de música. Mientras esperábamos me dio por preguntarle al dueño si necesitaban a alguien de refuerzo (en aquella época trabajaba a media jornada en un teatro y estaba buscando algo que completara el día y el sueldo). Me dijo que llevara el currículo y que ya veríamos. Pues ya veremos. Dos días después me llamo diciendo que le interesaba y que podía empezar al día siguiente si quería. Naturalmente acepté. A los dos meses y medio pasé de media jornada a entera y hasta ahora, tres años y cuatro meses después (y soy consciente de que como historia no vale nada, pero es lo que pasó. Ya me hubiese gustado un poco más de acción trepidante y salvar la tierra de una invasión de grapadoras mutantes, pero eso sería mentir).

Trabajar en una librería... siempre había soñado con eso (como la mitad de la población humana). Eso sí, sabía que el trabajo de librero en nada de asemejaba a la imagen romántica que se suele tener. Ya sabéis, un tipo con una chaqueta de punto, sentado detrás del mostrador tomando té, con un enorme gato en las rodillas mientras disfruta de una nueva relectura de Orgullo y prejuicio. Los libros duermen en las estanterías. Los clientes entran y salen sin hacer ruido. El librero los controla con el rabillo del ojo y hace la vista gorda cuando un estudiante roba un ejemplar de Homero. Todo muy otoñal y todo con mucho tiempo para leer.

Mentira.

Desde que se entra por la mañana hasta última hora de la tarde no se para. Libros que llegan, libros que se van, albaranes, facturas, colocar libros, volver a colocar los libros, ordenar sección infantil, atender a los clientes, envolver regalos, aconsejar, hacer encargos, reclamar a los distribuidores, volver a ordenar la sección infantil, buscar libros de conejitos porque un niño va a la clase de los conejitos, llegan más libros, abre cajas, controla, faltan libros, reclama, entra novedades y reposición, coloca libros, aconseja, atiende, etc. Y es un día normal... Si es temporada de texto, navidad o Sant Jordi es lo mismo de antes, pero multiplicado por mil.

Es cansado y agotador. Estar cara a la gente es delicado. Suele ser estresante. Pero es un buen trabajo. Y poco a poco os iré explicando las interioridades de este oficio. Si queréis, claro. Y para que sea la voz del pueblo la que cargue con las responsabilidad, propongo para la próxima entrega tres temas. Elegid el que queráis. La mayoría gana.

1. Relación café-libros.
2. ¿Qué es eso del ISBN?
3. Hablemos de números, ¿margen de beneficios?


"Me encanta ir a las librerías y conocer a los libreros. Realmente los libreros son una raza especial. Nadie en su sano juicio aceptaría trabajar de dependiente en una librería por el sueldo, y ningún propietario en sus cabales querría ser dueño de una, porque el margen de ganancias es demasiado bajo. Así que tiene que ser un amor a la lectura lo que les empuja a hacerlo, junto con ser los primeros en hojear las novedades."

Mary Ann Shaffer, La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, RBA, 2009 (próxima aparición, enero)

lunes, 15 de diciembre de 2008

Tres teorías sobre mi nombre

Me llamo Jorge, pero eso ya lo sabéis. Lo que supongo que ignoraréis es por qué me llamo Jorge. "Tus padres te pusieron así". Sí, exactamente, pero tiene un motivo. Y no, no nací ni en San Jorge, ni tenía ningún abuelo o pariente que se llamara Jorge ni nada de eso. El motivo es otro.

En verdad nunca me ha quedado claro por qué me pusieron Jorge. En mi familia existen tres teorías diferentes que he oído desde siempre, tres historias que las noches de tormenta se explican a la luz del fuego y que descubren el secreto del origen de mi nombre. Nunca he preguntado cuál de ellas es la verdadera (si es que alguna lo es). Siendo sincero, prefiero la incertidumbre.

PRIMERA TEORÍA - Teoría soñada

Mis padres siempre han sido unos enfermos de literatura. Su mundo gira alrededor de los libros. Cuando se enteraron de que iban a ser padres, decidieron poner el nombre de un gran escritor para que fuera la influencia decisiva de mi vida. Decidieron hacer cada uno una lista con sus escritores favoritos. Al comparar la lista solo habían coincidido en dos nombres: Jorge Luis Borges y Jorge Manrique. La elección era clara.

Con solo una milésima parte de su genio, me conformo.

Bueno, esta primera teoría es falsa. Que yo sea lector en mi familia es una rareza; no se tienen muchos antecedentes de personas interesadas en la palabra escrita. En algunas ocasiones, y con alguna copa de más, explico este origen entre los otros porque quiero colaborar con mi granito de arena a la confusión de mi nombre.

SEGUNDA TEORÍA - Teoría literaria

Mis padre se estuvieron peleando hasta el último minuto por elegir mi nombre. Mi padre quería ponerme Juan, como él, para empezar una tradición que no ha llegado a mucho. Mi madre quería ponerme Carlos por no sé qué motivo. No se ponían de acuerdo porque ambos son cabezones para las tonterías. Al final nací yo y nací sin nombre. Seguía la discusión hasta que una de mis tías dijo que ella, como futura madrina, sería la encargada de ponerme nombre. Y no admitía más discusiones. Su decisión sería ley. Y se decidió por Jorge. ¿Y por qué? Bueno, era el protagonista de la novela que estaba leyendo en ese momento y era un nombre que le gustaba. ¿Y qué novela era? Lo desconozco. Solo sé que se trataba de una novela de Corín Tellado... Y si alguien no la conoce, solo decir que se trata de la reina de la novela rosa, de la pornografía blanca y el erotismo decente.

Y pensar que quizá le debo mi nombre a una portada como ésta...

Desconozco qué puede tener de cierta esta teoría. Además, mi madrina ya no se encuentra entre nosotros y no se lo puedo preguntar. Pero me hace gracia... es bonita, pienso. Deberle el nombre al protagonista de una novela... Antes de que lo preguntéis desconozco qué novela era. La he estado buscando, pero entre los centenares de libros de Corín Tellado la búsqueda es lenta... Busco esta novela por curiosidad y porque a veces pienso que quizá mi vida está allí escrita. Y diréis, ¿pero tiene que ser una vida inventada por Corín Tellado? Bueno, ya se que puede sonar cursi y sentimental, pero mejor una novela donde sabes que los protagonistas acabaran juntos que una novela de Dostoievski, la verdad.

TERCERA TEORÍA - Teoría musical

La tercera y la segunda teoría empiezan igual. Mis padres peleándose por mi nombre y una tercera persona que pone orden diciendo que el nombre lo elige ella. En este caso se trata de mi abuela Carmen que para evitar un derramamiento de sangre decide que su primer nieto se llame como su cantante favorito, el único hombre que la ha hecho llorar. Y se trata ni más ni menos que del gran Jorge Negrete.

Seamos sinceros, éste es un tipo duro.

Y ésta es quizá mi teoría favorita. Deberle el nombre a Jorge Negrete me gusta. Porque me gusta México y porque me gustan las rancheras. Porque me trae a la memoria las largas tardes de verano en casa de mi abuela; tumbado en el patio leyendo algún tebeo de aventuras (viejas reliquias que me legó algún primo y que no eran ni de lejos adecuadas para mi edad) mientras mi abuela tendía la ropa cantando las viejas canciones de Jorge Negrete con su voz pequeña y destemplada. ¿Es verdad este recuerdo? No lo sé. No sé si es verdad o si lo he creado con el tiempo. Sea como sea, no me importa. Es un recuerdo hermoso. Sea verdad o mentira.

Y, lo siento, no me puedo resistir y dejo una canción de Jorge Negrete. Sea como homenaje al 55 aniversario de su muerte, sea como recordatorio de aquellas tardes de verano, sea sencillamente porque me gusta.


Escena de la película Me he de comer esa tuna (1945).
Acompañado de la preciosa actriz y cantante Amanda del Llano.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Para que me conozcan un poco mejor

POSIBILIDADES

Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar la humanidad.
Prefiero tener a mano, hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo.
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda ni cuándo.
Prefiero tomar en cuenta la posibilidad
de que el ser tiene su razón.

Wislawa Szymborska (Polonia, 1923).

Cuando alguien habla mejor que uno, lo mejor es cederle la palabra.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Sobre nuevas voces y nuevos amigos

Hace unos meses monté un blog. Hasta aquí nada nuevo y, bueno, resulta evidente. Una vez creado me dediqué a explorar eso que llaman la blogsfera. Me di cuenta de la cantidad de blogs que había sueltos por el mundo y de lo difícil que era encontrar uno con el que identificarse o que me gustase... Sí, éste es interesante... éste tiene algo divertido... pero encontrar algunos a los que seguir de forma continuada... complicado. Luego, poco a poco, acabé haciendo mi lista particular de blogs que, por un motivo u otro, me gustan y entretienen. Algunos de los... los... ¿masterblogs? de estas bitacoras no conocen mi existencia. Soy uno de esos pasajeros silenciosos que aparecen de vez en cuando y se van sin hacer ruído. Con otros, en cambio, intervengo, comento cuatro cosas y saben que de vez en cuando hay un tipo llamado Jorge que saca la cabeza por allí. Y, con unos pocos, siento que hay un intercambio fluído y enriquecedor. Se rompe la barrera del blog y éste se convierte en otra forma de comunicación. Hablamos de nuestras cosas, se crean proyectos, se intercambia música, alguna confidencia... hay algo más.

Y hoy quiero hablar de uno de esos últimos blogs.

Un día de julio, no se muy bien cómo ni qué caminos seguí, me topé con uno que me gustó especialmente. Mucha música, un humor en bastante ocasiones facilón, cafre y faltón (como el mío) y en otras más juguetón, irónico. Algo de crueldad con quien se lo merecía... Un artículo donde se habla de películas bizarras. Otro donde se explica una lucha titánica con vieja en la cola. Canciones de Tori Amos por todas partes. Posibilidades reales de ataque zombie. Portadas de discos sacadas directamente del infierno. Algo más personal.Y un nombre de blog que, quieras que no, llama la atención y se gana más de un corazón.


La dueña de este blog se llama Cloe. Hablando como salido oficial es una mujer ultratractiva con una espalda estupenda. Es divertida, ágil y fresca. Debe tener un carácter endemoniado, lengua larga, broma cruel y algo malhablada. Quizá se come algo más de la cuenta la cabeza, cariñosa y una persona con la que ir a cenar.

Hemos hablado. Me cae bien (creo que yo le caigo bien). Me ha presentado a un montón de cantantes estupendas (algunas de ellas han pasado a formar parte del núcleo duro de las imprescindibles). Ha leído un cuento mío y es alguien a quien le tengo mucho cariño.

¿Y todo este acto de nausebundo peloteo a qué viene?

Pues a que Cloe es músico.

Y de los buenos. Y ayer hizo la presentación oficial de MySpace donde sale del armario y presenta al mundo tres de sus temas musicales. He escuchado estas tres canciones y me gustan mucho. Una voz preciosa, una forma algo irónica de atacar alguna canción, un buen piano... Un ambiente íntimo y refrescante. Y como me gusta la propuesta musical de Cloe Bosco decido hacerle publicidad e intentar que su voz se oiga. Empezando por los que leéis esto. Las radios vendrán más tarde.


Y reconozco que también hago esto por un motivo egoísta y personal. Porque quiero que el día que abra mi librería en algún rincón de América latina, sea Cloe Bosco la que haga el concierto de inauguración en el pequeño escenario que quiero poner y con el piano que llevará su nombre.

Invito a los que se pasean por aquí que le dediquen unos minutos a Cloe y conozcan su música y su mundo. Vale la pena, de verdad.

P.S. Cloe, me pido ser el presidente oficial del club de fans delegación Igualada y Plutón. Y si cuela lo de groupie...

jueves, 11 de diciembre de 2008

Primer balance - Libros

Dentro de unos días se acabará el año 2008 y, según la tradición y los tópicos (y a mí no me gustan las tradiciones, pero adoro los tópicos), hay que empezar con el balance del año. Así que dedicaré algunas entradas a repasar lo que este año ha dado de sí. No entraré a hablar ni de cuestiones políticas, ni de la violencia o sinsentido de cada día, ni de las sucesivas crisis, ni de la cada vez más evidente estupidez de los medios y políticos, ni... Nada de todo eso. A pesar de algunas cosas buenas, el año 2008 me deja una sensación bastante desagradable en la boca.

Por eso, porque con la mala leche y la impotencia uno convive cada día, en este balance que haré en el blog no hablaré de nada de eso. Me limitaré a lo que hablo siempre y con lo que me paso bien hablando: libros, música, cine, gente y tontás. Y empiezo con los libros, porque son la pasión de mi vida y gracias a ellos sobrevivo.

Libros leídos este año: Muchos.
Libros abandonados a la mitad: Bastantes.
Libros comprados: Demasiados.
Género dominante: Ficción.
Más específico, por favor: Novela y relato corto.
¿Y la no ficción?: Algo he leído, pero no soy muy lector de ensayos, libros de historia, biografías, etc.
¿Por qué?: No lo sé. Desde pequeño que me tira mucho más la ficción.
¿Cómics?: Sí, claro. No podría pasar sin ellos.
¿Revistas?: Pocas, la verdad.
¿Libro infantil/juvenil?: Muchos, pero a estos les dedicaré una entrada especial.
¿Estado de tu biblioteca personal?: Muy desordenada. Pero mucho.
¿Has prestado libros?: Sí.
¿Te los han devuelto?: Algunos sí, algunos no.
Especifique alguno de los géneros leídos: Pues... novela negra en abundancia, fantasía heroica, humor... eh... es que no creo en los géneros.
¿No cree en los géneros?: Pues no... es que, me refiero, ¿dónde incluiría La leyenda del santo bebedor? Los géneros son una perdida de tiempo. Y no creo que haya géneros mayores y géneros menores.
¿Alguna colección en particular?: Sí, mi colección de ediciones de Orgullo y prejuicio ha aumentado. Ya la tengo en italiano, portugués y alemán. Se añaden al castellano, catalán, gallego, vasco, inglés y francés.
Relecturas: Si. Jane Austen (como siempre). Las dos novelas de Walter Moers, páginas de Tristam Shandy, una lectura muy desordenada y anárquica de Rayuela, cuentos de Chejov.
Poesía: Bastante. No se si será la edad, pero cada vez leo más poesía.
¿Libros pendientes? Muchos.
Por ejemplo: El último de Jeanette Winterson, El alma fugitiva de Harold Brodkey, una historia del libro que tengo parada desde hace meses, bastante novelas de detectives, Todavía no me quieres de Jonathan Lethem, La ciutat cremada de Pere Calders y un millón de etc.
Y, por último, cuatro libros de este año, y justifique su respuesta.

Postales de invierno de Ann Beattie (Libros del asteroide, Madrid).
Es la novela que me gustaría escribir. Un relato generacional escrito en los setenta que parece escrito ahora. Los mejores diálogos del año. Una novela donde no pasa nada, solo la vida. Triste y divertida. Tristemente divertida, mejor. Un final que invita a más de una discusión entre risas y vino. La mejor selección musical de los años setenta. Veinteañeros casi en los treinta que pasean por la vida sin saber qué pueden hacer con ella. Mucho teléfono, bastantes cigarrillos, mucho humor y el amor... siempre el amor.

La formula preferida del profesor de Yoko Ogawa (Funambulista, Madrid).
Joder, porque ya era hora encontrarse con una novela sin dramas, sin tragedia, sin horror. Una novela de buenas personas que se encuentran, se conocen, hablan y se quieren. Una novela sobre la belleza de las matemáticas, sobre lo importante que es escuchar, sobre querer... Una novela sobre la amistad. Mi descubrimiento del año.

Lo único que queda es el amor de Agustín Fernández Paz (Anaya, Barcelona).
Una joya. La pequeña joya desconocida de este año. Una colección de cuentos sobre amor, literatura, libros, recuerdos, sueños y esperanzas. Pequeñas joyas de orfebrería. Nunca le podré estar suficientemente agradecido a Montse (librera en su pequeño rincón) que un día lo recomendara. Y lo mejor de todo es que el primer capítulo salgo yo. Solo me tenéis que buscar.

En el cafè de la joventut perduda de Patrick Modiano (Proa, Barcelona) - ed. en catalán
En el café de la juventud perdida de Patrick Modiano (Anagrama, Barcelona) - ed, en castellano
El cuento de invierno de la temporada. La novela triste. El paseo de unos personajes perdidos en un París que ya no existe. Un retrato de la nostalgia por vivir siempre en un presente, en un día a día que no cambie olvidando que existe algo llamado pasado que siempre lo encontramos en la esquina, y la amenaza del futuro.

Y como propina por llegar hasta aquí, os dejo una canción del gran Rufus Wainwright donde se mencionan dos de los mejores compañeros que puede tener un libro y una tarde de lectura mientras al otro lado de la ventana está lloviendo: cigarrillos y chocolate caliente.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Fotografía y erotismo

Horst. Mainbocher Corset, Paris, 1939

lunes, 8 de diciembre de 2008

Crónica de una obra VI

Resumen de lo publicado: Después de cruzar las segundas puertas nos encontramos en el reino de Aqualata, un lugar hermoso y mágico lleno de espesos árboles, ríos majestuosos y dos soles (solo que uno no funcionaba). El grupo de héroes se reunió de nuevo bajo la sombra de unos árboles y Ciocco nos explicó algo que todos sabíamos e intuíamos; el origen mítico de la Conca d'Odena. Y nos explicó la única forma de volver a casa: encontrar tres objetos mágicos perdidos: una llave en propiedad de las amazonas, el pomo robado por un herrero que hace más de dos mil años que no ve nadie y el aceite que según la leyenda tiene la secta de los profundo.

El viento susurraba cálido las hojas de los árboles. La cerveza permanecía fría y con espuma (prueba indiscutible del carácter mágico de la tierra que pisábamos). Ninguno de nosotros decía nada. Solo oíamos los sollozos del electricista y su voz por lo bajo llamando a su mamá.
- Bueno - dijo Ciocco con su poderosa voz de bajo resfriado - ¿qué decidís?
Todos los ojos me miraron.
- ¿Por qué tengo que elegir yo?
- No se - dijo el paleta -, nadie quiere esa responsabilidad. Además, tú eres el líder.
- ¿Desde cuando?
- Desde el momento que hay que decidir cosas importantes - dijo el yesero. - Si quieres hierba de la buena me lo dices a mí, pero para tomar decidisiones...
El mimo y el electricista asistieron. Panda de cobardes...
- Pues vale - me dirigí a Ciocco. Era una elección importante. Tenía que escoger bien y no dejarme llevar por frivolidades - ¿qué pilla más cerca?
- Las amazonas.
- Pues para allá vamos.
- Pues venga - dijo el paleta levantándose de un salto.
El yesero pegó un salto entusiasmado por la aventura y empezó a hacer una kata de judo con la ayuda del mimo. Fue apocalíptico. Era como ver a dos elefantes intentado pasar desapercibidos en una reunión de polillas. El electricista se limpió los mocos.
- Si es lo que decide la mayoría...
Ciocco levantó sus cortos brazos y pidió silencio.
- ¿Estáis seguros? Empezáis por lo más difícil.
- Explícanos algo de esas amazonas.
- Son mujeres guerreras que viven en lo más profundo de un bosque plagado de peligros. Y ellas son el peor peligros. Horribles mujeres de metro ochenta de estatura, de piel cobriza, generosos pechos, amplias caderas y cintura estrecha. Ojos almendrados, boca sensual y generosa, piel delicada. Mujeres de fuerte carácter y con un apetito sexual voraz. Suelen secuestrar a despistados viajeros, no importa si son hombres o mujeres, e imponerles la tortura de días y días de relaciones puramente sexuales en las más variadas formas. A veces con dos o tres amazonas a la vez. Extraen de los viajeros todo el placer que pueden y cuando se cansan los devuelven al camino de donde los encontraron sin pedirles nada a cambio, solo exigen un puro y duro placer sexual sin ningún tipo de compromiso. ¿Estáis seguro que queréis enfrentaros a eso?

Silencio.

- Hombre Ciocco - dije - si tan mal nos lo pintas... mejor nos lo quitamos de encima cuanto antes, ¿no chicos?
- Sí, sí, sí... - dijeron todos.
- ¿Y somos héroes, no? Tenemos que enfrentarnos al peligro... y si eso supone que alguno de nosotros caiga en los brazos de alguna de esas mujeres... pues, ¿qué se le va a hacer? ¿Verdad, chicos?
- Sí, sí, sí... - dijeron todos.
- ¡Qué valientes sois! Tenéis la actitud de los héroes. Rezaré por vosotros. Y con ese entusiasmo volveréis pronto a casa.
Una cosa...
- Ya decía yo que estabas muy callado. ¿Sí, Jordi?
Os estaba escuchando y tal... lo de las amazonas me parece que será una aventura complicada... pero, bueno, ¿por qué queréis volver?
- Explícate - dijo el paleta.
Me refiero que aquí estáis de puta madre... Buen tiempo, cerveza fría, paisajes preciosos, mujeres voluptuosas, gente simpática... ¿Qué os espera en Igualada? Unos trabajos de mierda y una vida de fracasados.
- Hombre, mirado así...
- Pero es vuestra misión. Sois los héroes de la profecía, los que impedirán que las fuerzas oscuras...
Y Ciocco calló.
- ¿El qué? Sigue - le pedí.
- No.
- ¿Qué ibas a decir?
- Nada.
- Dilo, va.
- Pues que si no volvéis a vuestro mundo y la puerta no se cierra definitivamente... pues que...
- ¿Qué?
- Las fuerzas de la oscuridad entrarán en vuestro mundo y destruirán el universo.
- Joder...
- Y para lograrlo solo tenéis un año.
Yo no me puedo estar aquí un año. No jodáis.
- Tranquilo, voz en cabeza.
Me llamo Jordi.
- Un año en el reíno de Aqualata solo es una hora en el exterior.
- Mira qué bien, Jordi. No llegarás tarde al trabajo.
Joder, mierda, joder, hostia puta, joder, joder, mierda.
- Eso es mucha responsabilidad - dijo el electricista - ¿estamos preparados?
La reflexión del electricista hizo que todos nos sumiéramos en un profundo silencio. Cada uno encerrado en sí mismo pensando si estaríamos a la altura de lo que se nos pedía. El futuro del universo dependía de nosotros... pero, ¿somos dignos de tal aventura? ¿Podremos hac...?
En menudo follón os habéis metido, pringados.
- Jordi, tío que estaba intentado crear un ambiente profundo.
A la mierda el ambiente y la narración. Estáis jodidos.
- Oye, que yo no he firmado nada.
- Ni yo.
- Nos podemos negar.
- Bastante tengo yo con lo mío.
- Además, Jorge me parece un imbécil.
- Llevo tirándome pedos todo el rato y nadie se ha dado cuenta.
¿Eso quién lo ha dicho?
- No se...
- Yo.
- Tócame los pezones que me siento solo.
¿Y eso?
- Ni idea.
- Me gustó el disco de Paris Hilton y Mariah Carey me pone cachondo.
¿Quién ha dicho esa barbaridad? Jorge, tío, a ver si acotamos los diálogos. Aunque sea un poco, joder, que si no nos liamos. Solo se me distingue a mí y porque hablo en cursivas.
- Vale - dije yo - ¿Quién ha dicho lo de Mariah Carey? ¿Y lo de que parezco imbécil?
- Yo.
- ¿Y tú eres?
Silencio.
- Cobarde - dije - en cuanto acoto como nos callamos todos, ¿verdad?
- Pero bueno, ¿vamos o no vamos? Que llevamos seis capítulos y no ha pasado nada que sea mínimamente interesante - dijo el paleta.
- Vamos - dijo Ciocco -. Pero primero iremos al pueblo a comprar el material que necesitéis para la aventura.
¿Ves como con las acotaciones todo queda más claro?
- Gilipollas.
¿Quién ha dicho eso?
- Yo.
Ya me lo imaginaba.

Mientras tanto, en otro lugar del reino de Aqualata

- La puerta se ha abierto, maestro.
- Lo sé.
- Y han llegado los héroes.
- Lo sé.
- Usted lo sabe todo, maestro.
- No todo, Feto, no todo. No tengo ni puta idea de cómo acabará todo esto. Lo que si sé es que esos héroes de pacotilla no volverán a ver el exterior. Yo me encargaré de eso...
- Sí, maestro. El universo será nuestro.
- No, Feto, mío. Será mío.

Ésta es la expresión de horror que se nos puso a todos al pensar en las Amazonas.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Sobre encuentros y estaciones de tren

Ayer por la noche, gracias a este ligero resfriado que me acompaña desde hace días, pude dedicarme a una de las actividades nocturnas que más me gustan: meterme en la cama, taparme hasta las orejas, desconectar el móvil, desaparecer del mundo durante unos instantes y ver una película antigua. Blanco y negro y de los años cuarenta. Perfecto. Solo queda elegir la película.

Me planto delante de mi colección. La gran mayoría las he visto un par de veces como mínimo. Quizá Perdición (Double Indemnity, Billy Wilder, 1944), pero no sé si es el momento de puro y duro cine negro. ¿Algo de Lubitsch? Demasiado ingenioso para el cerebro embotado de estos días. Me apetece algo sentimental. ¿Capra? No nos pasemos. ¿Y si me olvido de las intenciones previas y vuelvo a ver Chungking Express (Wong Kar Wai, 1994)? No, enfrentarme a Faye Wong de camarera puede ser algo duro. Así que al final me decido por una de mis películas favoritas, pero que veo realmente poco. La pongo en el dvd, me meto en la cama y me dispongo a pasar un buen rato. Además, así aprovecho y hago un pequeño homenaje a su director en el año del centenario de su nacimiento. ¿La elegida? Breve encuentro (Brief Encounter, David Lean, 1945).


Craso error. Si quería pasar un buen rato y hacer un homenaje a David Lean tendría que haber puesto El puente sobre el rio Kwain (The Bridge on the River Kwai, 1957).

Mientras la veía recordé porque no la veo más a menudo. El motivo es sencillo, es una de las películas más desoladoras y tristes que he visto en mi vida. Porque me deja machacado uno de los finales más crueles que existen y por una mano en el hombro.

Pero, ¿de qué va?

Todo es muy sencillo. Una mujer (Celia Johnson, maravillosa) va cada jueves a comprar a la ciudad. Para ello tiene que coger un tren. Es su día libre. Lejos de un matrimonio feliz, pero aburrido. De un marido bueno y tranquilo cuya máxima preocupación es acabar el crucigrama del periódico. De unos hijos a los que adora, pero que la absorben. Hace la compra, cambia el libro en la biblioteca, come sola, va al cine. Y está feliz y tranquila. Una noche, mientras espera el tren, se le mete un carboncillo en el ojo (hablamos de la época de los trenes de carbón, con sus chimeneas escupiendo humo a los cielos) y un médico (Trevor Howard) la ayuda. Hablan, bromean y cada uno sigue con sus vidas. Al jueves siguiente un encuentro casual y un breve intercambio de frases sobre el tiempo. Al jueves siguiente comen juntos, van al cine, crean complicidad y, de repente, mientras él le explica algo sobre su trabajo ocurre lo peor que podía pasar, lo más inimaginable y lo que hará que su vida se convierta en un infierno de secretos y silencio. Se enamora. Y por primera vez en su vida.


El drama está servido y el final ya os lo podéis imaginar.

Y ya imagino que pensará alguno. Pero si este argumento está más que sobado. Exacto. Esta pequeña obra maestra ha creado las bases de una forma de entender el drama romántico. El propio David Lean hizo una nueva versión de esta película en la maravillosa Locuras de verano (Summertime, 1955) y Clint Eastwood lo propio con Los puentes de Madison County (The Bridges of Madison County, 1995). Películas de amor maduro, de silencios, de miradas, de sacrificios por "hacer lo correcto", donde no hay arrebatos románticos y donde lo más duro se dice en susurros. Además, es la directa inspiradora de dos pequeñas joyas de este siglo, el díptico Antes del amanecer / Antes del atardecer (Before Sunset / Before Sunset, Richard Linklater, 1995 / 2004) donde se hace un retrato tan preciso, cruel y cariñoso de mi generación y de las que ya hablaré más adelante.

Además, creo que esta película ha servido para convertir las estaciones de tren en uno de los escenarios míticos por excelencia. Tolstoi en Anna Karenina lo insinuó, pero el cine le dio la puntilla. Una estación como territorio mágico para las despedidas. Lo siento, pero cualquier despedida en una estación remite directamente a la despedida de Laura y Alec (como cualquier escena en un areopuerto remite a Casablanca (Michael Curtiz, 1942) o un beso bajo la lluvia a Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany's, 1961) y muchos más ejemplos de como el cine mitifica nuestro entorno).

Lo que más me gusta de la película es lo que no se dice. Creo que el final es tan desolador, no por lo que muestra, sino por todo lo que implica. Es delicado hablar de esto para no destripar la película a quien no la ha visto (y si alguien no la ha visto, por favor, que lo solucione ya), pero lo duro es lo que uno imagina que pasa después de los títulos de créditos. El día a día de esa mujer. Y lo mejor de la película es un gesto. Una mano en el hombro.


Este sencillo gesto que se repite en la película dos veces es la demostración de por qué el cine es un arte. Quien haya visto la película me entiende.

Y Celia Johnson... maravillosa. Una de las mejores interpretaciones femeninas que he visto nunca. No aparecerá jamás en una lista, nunca se la mencionará como referente, pero esa mirada, esos ojos enormes donde se dice todo, esa sutileza. Una interpretación tranquila, discreta, matizada, invisible... Y una escena donde solo con la mirada vemos el proceso de enamoramiento, como alguien pasa de ser simpático a ser el amor de tu vida. Sin nada más... solo mirando.

Para mí, Breve encuentro es la historia de dos personas que estaban solas sin saberlo y que por unos momentos comparten esa soledad. Y son felices, pero la vida, siempre injusta se encarga de recordarnos lo que no puede ser y de quitarnos lo que más queremos.

Y os dejo con uno de los desoladores monólogos de Laura... al principio de la película... cuando todo ha acabado, pero para nosotros no ha hecho más que empezar.

Esto no puede durar. Esta tristeza no puede durar. Tengo que tenerlo presente e intentar controlarme. No hay nada que dure siempre, ni la felicidad ni la tristeza. Ni siquiera la vida dura mucho tiempo. Llegará un momento en que todo esto no me importará en absoluto, en el que podré mirar atrás y decir con toda tranquilidad, qué tonta fui. No, no quiero que llegue ese momento. Quiero recordar cada instante para siempre, por siempre, hasta el fin de mis días.