jueves, 31 de mayo de 2012

El final de un mes aburrido y cruel

Se acaba mayo, un mes cruel.

Después de la vorágine de abril y su maldito Sant Jordi, llega el mes de mayo. Un mes baldío con reflujos de páramo donde la librería se vacía de compradores y curiosos quedando un pequeño grupo de furiosos lectores que vagabundean por las estanterías buscando algo que echarse al coleto y preguntan por ese libro que se justo devolvió un par de semanas antes víctima de las purgas post Sant Jordi. El librero se enfrenta a horas de trabajo donde, tras la entrada de las novedades y cuatro llamadas, no entra nadie. Ordenar lo ordenado, quitar el polvo a los lápices, perfeccionar las imitaciones de los clientes, jugar al gran hermano librero, ensayar coreografías, prepararse física y mentalmente para la cada vez más próxima temporada de texto, afinar la punteria con las diferentes armas que tenemos al alcance para combatir a esas hordas que a partir de mediados de junio empezarán a preguntar porqué no llega el workbook de inglés y luchar contra esa sensación que va haciéndose cada vez más fuerte en el ánimo libresco de complejo de soy leyenda.

Decoración típica de la librería en mayo para que el librero no se sienta solo y tenga a alguien a quien disparar sus inyectivas y balas.

Pero hoy se acaba. Y mañana empezará junio... con sus quince días de desierto, final de clases y e inicio de temporada de texto. Cuadernos de verano (¡maldita la idea de deberes en pleno agosto!), encargos, primeras quejas y todo un universo de inusitada diversión con el libro de texto. Mayo es aburrido, pero cuando llega junio cómo se añoran esos momentos de nada, de luchas en el barro, de peleas a espada por el almacén, encuentros extraños y sucesos paranormales como quién ha movido ese libro o de quién es ese ticket. La acumulación de libros en un único lugar, como bien ha explicado Terry Pratchett en sus novelas, provoca extraños campos de energía y produce acumulación de magia y de sucesos inexplicables como la repentina simpatía de un cliente, el niño que sí o sí tiene que gastarse setenta céntimos en algo, la señora que aseguraba y reaseguraba que la semana pasada había visto aquí la cuarta parte de La sombra del viento que no ha salido todavía o aquel buque fantasma que estuvo varado en la tienda tres semanas, pero como apareció en la sección de poesía nadie se dio cuenta.

- No podías aparecerte en autoayuda, no. Se tenía que hacer el exquisito el señor.
- Mis disculpas capitán... es que pensé...
- Ese es tu problema... que piensas.

Pronto volverá el estrés, el mal humor, los nervios, las prisas y las aglomeraciones. Así que aprovecharemos esta calma y disfrutaremos del aburrimiento, de los bailes, conversaciones absurdas, disfrute tranquilo de las novedades y tener la tienda recogida. Ya vendrá la temporada de texto y con ella cosas extrañas. Mucho más extrañas.

Nada de preguntas.

viernes, 25 de mayo de 2012

Un paseo por Atlantic City

En mi imaginaro, Atlantic city es la hermana pobre y cutre de Las Vegas. Puede que sea injusto con la ciudad, pero siempre la he imaginado como un quiero y no puedo... con las chicas más cansadas, los casinos más ruinosos, los mayores perdedores y los mafiosos más tristes y patéticos. Creo que no ayuda que mi primer contacto con la ciudad fuera la película homónima de Louis Malle; la decadencia de Lancaster paseando por la ciudad buscando una última oportunidad y una joven Susan Sarandon lavándose la piel con zumo de limón. Luego vino las fotos del viejo paseo, los caballos nadadores y las reuniones de la mafia.

¿Y cómo es que me da hoy por hablar de Atlantic City? Un libro, claro.

Una novela criminal muy interesante con momentos de gran intensidad donde se reúne una serie de motivos literarios que desde hace años me son muy afines:  los perdedores, la mafia de tercera, el boxeo, las últimas y estentóreas oportunidades... Novela muy en la línea del gran autor de novela negra W.R. Burnett y su Pequeños hombres, gran mundo (salvando distancias, eso sí) con sus pequeños hombres intentado ser alguien, volver a ser alguien y anclados a sueños imposibles. Los hombres, patéticos perdedores de lealtades equivocadas. Las mujeres, supervivientes.

- Vamos, una novela de esas que las coges y nos las sueltas. Que enganchan... llenas de tiros, persecuciones, explosiones, giros argumentales inesperados, ladrones elegantes y réplicas ingeniosas.

Pues no... no es una novela que "enganche" (odio tanto este verbo...) desde la primera frase, te agarre de las solapa y te arrastre de aquí para allá en un carrusel de emociones y mareo. Luna de casino es una historia que empieza poco a poco, jugando limpio, con sentido del estilo y del ritmo, presentando a los personajes, jugando con los puntos de vista, situando la ciudad, el contexto, la trama, los desengaños y los sueños de cada uno de los cinco actantes principales. La novela mantiene un ritmo pausado que se acelera poco a poco hasta un apasionante combate de boxeo donde asistimos a una desesperada muestra de dignidad. Tensa, triste, patética, cruel y afilada.

Y el boxeo, claro. Aunque no soy aficionado al deporte (nunca he visto un combate, por ejemplo) reconozco una terrible fascinación a nivel fotográfico, literario y cinematográfico. La brutalidad, el baile, la coreografía, la poesía de los cuerpos agotados, la fuerza... Hay algo atávico y mítico.


jueves, 24 de mayo de 2012

Malos augurios, que dicen esos.

El martes vino a cenar a casa mi buen, pero insufrible amigo Jordi (quien, por cierto, es el archiduque de  la Baja Anoia y el otro copríncipe de Igualada). Hablamos de todo un poco mientras hacía la cena y disfrutamos con la sensacional ensalada de cuscus, aguacate, queso, lechuga y un montón de cosas más que hizo A (ensaladas y postres son cosa de ella, el resto, mío). Entre los temas que salieron, como no podía ser de otra forma, estuvo el de los vaticinios catastrofistas que muchos listos con título aventuran sobre la crisis en este país que nadie sabe muy bien como llamar. 

Hablando entre risas, interrupciones y tacos nos dimos cuenta de que todos estos malos augurios nos la traían más bien floja y que no nos fiábamos de esos seres que se hacen llamar economistas. Para nosotros, los economistas se han convertido en los nuevos gurús de la sociedad ocupando un cargo que antes detentaban los sacerdotes cazadores de brujas y los tertulianos del debate de Gran Hermano. Con sus apariciones públicas, sus previsiones económicas llenas de fuego, azufre y horror, sus llamadas a la alarma social (habrá corralito, los bancos dispararán a los abuelos que no utilicen el cajero, habrá decrecimiento y nos inventaremos palabras nuevas y complicadas para que nadie nos entienda, buuuuuu) nos daba la impresión de que no eran otra cosa que una nueva generación de adivinos y pitonisos que deberían reclamar su espacio televisivo a altas horas de la madrugada.


Puede sonar injusto con la especie economista, pero nos da igual. Y nos da igual por la rabia que produce sus previsiones a todo pasado y su actitud de "si por mí fuera...", "lo que hay que hacer...", "esto ya se preveía..." que me recuerda a esos que si se lo hubieses dicho antes te sacan el coche por la mitad de precio porque conoce a alguien o qué tienen la receta para llenar las librerías de clientes, pero nunca la dicen. 

Pero, sobre todo, nos cabrea la actitud reverente que parte de los seres humanos que nos rodean dispensan a estos nuevos gurús de la crisis. Sale un tipo que no conoce nadie, del que nadie a oído a hablar y dice 

- Bla, blah, blag, blaf, blad. Vais a morir todos.

A los diez minutos ya oyes a alguien 

- Bla, blah, blag, blaf, blad. Vamos a morir todos.
- Pero esos son previsiones y es su opinión.
- No, que lo ha dicho por la tele y es premio nobel.

Acabáramos con el argumento. Uno, lo ha dicho la tele y todo el mundo sabe que lo que sale por la tele es verdad, y, dos, es un premio nobel. ¿Y? ¿Qué clase de argumentos son esos? No es que los míos sean muy elaborados, pero joder... sale en la tele como argumento de autoridad es como mínimo inquietante y, ¿premio nobel? ¿Pero qué credibilildad tiene los Premios Nobel? Si le dieron uno a Obama por buenas intenciones, Kissinger por llevar la paz a todos los rincones del mundo, a Echegaray en detrimento de Galdón... no me jodas...

Pero funciona y todo mediatizados y creyendo la santa palabra de los mismos que asesoraron a los que mandan a meternos en el fregado donde estamos. Sin duda, sin matiz ni análisis. Ya piensan otros.

Con todo esto no sé muy bien qué quiero decir. Me he levantado rallado pese al buen día que hace y con frío, pese a que el mundo parece ir con manga corta. Incubando algo, que dicen.

martes, 22 de mayo de 2012

Uno de los grandes momentos del cine español.



"... quiero que sepas, hijo mío, que a partir de ahora la vida no va a ser tan fácil como lo ha sido aquí. Porque, Panchito hijo, hay algo que tarde o temprano debías saber y quiero ser yo quien te lo diga. Panchito, hijo, tú eres negro. Pero no debes avergonzarte. Negros eran los hombres de cromagnon, los egipcios, los indios, los pueblos de Arabia. Negros, los cántabros de tez morena que tanto lucharon por su independencia. Negros de pelo crespo, los asirios, los persas, Antonio Machín, los vikingos del norte y los zares de Rusia..."

Cada vez que oigo este monólogo en voz del gran Luis Ciges que me emociono y tó...

domingo, 20 de mayo de 2012

sábado, 19 de mayo de 2012

Una tarde de paseo

Desde que lo operaron, Niño Lobo no ha ido al colegio. Y de eso hace ya unos meses. Esto ha provocado que se esté perdiendo la intensa vida social que supone primero de primaria: quien es novio de quien, quien juega de portero, quien es un pegón y la entrada en esa etapa de la vida en que se decide que "las niñas son un asco". Desde la salida del hospital, Niño Lobo recibe clases en casa. Viene una joven profesora y durante dos horas y media al día, intensivo de catalán, castellano, inglés, conocimiento del medio, etc. De las clases de plástica se encarga A. que para eso es más apañada... Pero falta el entorno, la socialización con otros niños... Niño Lobo echa de menos a sus amigos y lleva bastante mal el estar alejado de ellos. Así que A. y él empezaron a hablar con la complicidad de Niña Zombie y decidieron que organizarían una pequeña fiesta con los amigos de Nil. Juegos de la play, chocolate, maquillaje, manualidades... Invitarían a los amigos más cercanos y durante una tarde nuestro fantástico piso de regia planta se convertiría en un hervidero de alegría infantil. Así que durante la semana concretaron el evento y ayer viernes se fijó como fecha para la tan esperada celebración.

Solo había un problema.

Yo.


Sé que resultará sorprendente y nadie se esperará lo que voy a decir ahora, pero no me gustan los niños. Pero antes que hablar de eso, aclaremos otro punto. No me gustan las aglomeraciones. Es más, no me gusta la gente. Y cuando esa gente está en un piso aglomerada y son niños, pues, bueno sale esa parte de mí que me convierte en mala persona. No me gustan los niños y no sé tratar con niños. Con uno, dos o hasta tres y si tengo algo de confianza, me defiendo bastante bien. Pero en grupo descontrolados con sobredosis de azúcar, me pueden. Además, mi visión de la infancia se acerca más a esto


que a esto


En cambio, a A. se le dan muy bien. La adoran, la tratan como amiga y ella se defiende como la leona pirata domadora de dragones que es y juega con ellos, los pinta, entra en su mundo de imaginaciones... Realmente admiro mucho esta capacidad de empatía que tiene con los niños y la forma tan natural que tiene de tratarlos.

Así que las cosas estaban de este modo en casa. Catorce niños que aparecerían a las cinco de la tarde, chocolate preparado y un rancio en su despacho fingiendo escribir asuntos de enjundia que acabaría convertido en una versión risible de Hulk cansado y mascullando entre dientes eso de niños, malditos niños, huelen mal, los niños a la cazuela. Así que la solución era clara, Jorge, a calle.

Y eso he hecho, me he lanzado a la calle durante las horas en que mi piso era pasto de las hordas infantiles. Han pintado, manualidades, comido chocolate, torturado a Sigilo (hasta que la gata ha dicho hasta aquí, ha sacado las garras y a volver a dormir), desordenado la casita de muñecas de Niña Zombie (también ha sacado las garras), montado una demencial obra de teatro...

Mientras, yo me dedicaba a vagar por las calles de Igualada pensando en el sentido de los caramelos de menta y buscando un bar donde tomar una cocacola y leer. He acabado en uno donde sin querer asisto a la ya demasiado habitual conversación de lo mal que está todo, las fábricas que cierran y los más pesimistas augurios para los próximos meses (entre los que se incluían más fábricas cerradas, revueltas en las calles, algo de canibalismo bienintencionado, concursos de supervivencia por el último rábano, banqueros que elegirán a un pobre para sentarlo a su mesa, nuevas divisiones en distritos, democracias unilaterales y el silencio de la mayoría puteada) y en otro donde sonaba reaggeton y sin querer he quedado fascinado por la poesía de alguna de las letras (algo sobre hazmelo por atrás que por delante va mi novio o algo así). Luego paseo por la calle hasta la plaça del Rei y vuelvo a sentir la misma sorpresa por el nombre... Una plaza llamada "del rey" cuando lo que la corona es una estatua de Neptuno... Siempre me he preguntado qué hace un dios del mar en una ciudad del interior.


- Es que es una fuente....

Ya, pero sigue siendo el dios de los océanos... supongo que los antiguos igualadinos ya preveían el cambio climático y que un día el mar llegaría a Igualada. Curarse en salud y adelantarse a los crueles cambios que nos esperan.

Paseo, paseo y en un cruce tres coches con la música a rebentar... Héctor Lavoe, Don Omar y Charanga Habanera. Lo que me recuerda que mi mejor amiga anda en La Habana estrenando panza y miedos. Y a las ocho y media vuelta a casa cuando el último de los críos ha salido. Niño Lobo como una moto corriendo de un lado a otro, Niña Zombie algo disgustada por tanto desorden en sus juguetes y A. con esa inmensa sonrisa que se le pone a lo Hannibal cuando los planes salen bien.

viernes, 18 de mayo de 2012

Premio Liebster blog

Hace casi un mes, el amigo Txema me deja un comentario donde me dice que me otorga un premio. Hacía años que no llegaba a mí noticia de uno de esos premios entre blogs que tan populares eran hace un tiempo. Aunque no soy muy amigo de esos premios, me hizo una ilusión tremenda que un blog que respeto tanto como Sobrasada cósmica (libro, rol, cómics, frikadas, tontás... casi almas afines, vamos) me hiciera mención y que los motivos para otorgármelo fuera "Por su sentido del humor, por su originalidad y por qué no decirlo, extrañeza de alguna de sus entradas, pero sobre todo porque me suelo reír mucho leyéndole". Humor, extrañeza, originalidad y risas. Jo, qué bonito... Y si alguna de mis entradas ha servido para que Txema piense o diga en voz alta "pero de qué c**o es esto", pues mejor.

Y cuando te lo dan, toca difundir. Y, repito, aunque no soy muy amigo de estos premios con este hago una excepción porque trata sobre todo de premiar para dar a conocer blogs que por x motivos (amiguismo, fascinación, información, fotos graciosas, etc.) nos gustan.

Las reglas:

1. Mencionar y enlazar el blog de la persona que te da el premio (hecho).
2. En segundo lugar, otorgar el premio a 5 blogs que uno considere dignos de tamaño honor.
3. Sólo puede otorgarse a aquellos blogs que tengan menos de 200 seguidores.
4. Notificar al blog con premio mediante comentario.
5. Echar un vistazo a aquellos blogs que se vayan nominando en tu blogosfera cercana y enlazar los interesantes e iniciar una nueva rueda de blog interesantes (quinta regla añadida por Txema).

Mis premiados.

1. El Capitán Chistorra: me diréis que esto es puro enemiguismo. Claro, como es su colega, su enemigo y su master en el rol pues lo premia. Pues sí. Por todo eso y por un blog lleno de risas, de fotos graciosas / desagradables, frikadas, aventuras bien escritas, librotes, musiquita, muchachas de muy buen ver que se han dejado la mitad de la ropa en casa...

2. Amalgama: un precioso y estimulante blog. Historias explicadas por medio de fotografías donde el lector extrae sensaciones, humor, ironía, distancia y belleza estética. Un blog cuidado, elegante y sinuoso.

3. Carlos crece: Casi sin dudarlo, uno de mis blogs favoritos y uno de los mejores escritos (¡ejemplo pa muchos coñe ya!). Jazz, política, reflexión, opinión, humor, algo de tristeza, mucha música buena... delicatessen.

4. No me des pataditas en la butaca: una forma diferente y extrañamente adictiva de hacer un blog de cine. ¿Cómo va la lista?

5. Huellas pequeñistas: hace años que sigo este blog. Y con el paso del tiempo depura más la estética y la poesía. Un buen ojo para capturar el instante pequeño.

jueves, 17 de mayo de 2012

Onceava entrada del juego piniculero

11. Una película que te hizo reír.

Muchas. Incontables. De humor absurdo, elegante, verbal, físico, grueso, desagradable... me gusta la comedia en casi todas vertientes. Desde Medianoche a Porky's pasando por Jacques Tati y Ben Stiller.

Pero puestos a poner imagen, pongo las de este díptico. Algunas de mis mejores carcajadas se las lleva estas dos joyas de Edgard Wrigth, Simon Pegg y Nick Frost.


Y sí, Shaun of the dead es una de mis películas favoritas y una de las mejores que dio el principio de siglo. He dicho.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Delfines

Hoy vamos a hablar de delfines.

Cetáceos odontocetos de cabeza grande, hocico alargado, una sola aleta, carnívoros estrictos y considerados uno de los animales más inteligentes del planeta (según el maestro Douglas Adams, los delfines son la segunda especie más inteligente; los humanos, la tercera). Tienen mucha relación con los humanos, protagonizan incontables leyendas y telefilmes cursis y series sin interés. Parece ser que se comunican entre ellos por irritantes chillidos, ayudan a los marineros y matan por diversión. Delfines.


Y yo odio a los delfines.

No me gustan esos bichos. Desde siempre. No es una boutarde que digo ahora para hacerme el interesante, sino que desde pequeño que no me gustan. Los encuentro inquietantes, hipócritas, peligrosos... Con esa eterna sonrisa irónica de suficiencia en la boca y esa facilidad para dar cuatro saltitos y todos los humanos diciendo oooooh, qué bonito. Tienen una necesidad imperiosa de agradar, de que les miren y admiren, les aplaudan y les digan una y otra vez que son lo más bonito del mundo. Egocéntricos, narcisistas, psicópatas.


Los delfines son los populares del océano. Juegan en la escala más alta de la pirámide social y con la complicidad del ser humano juegan a molestar a crías de focas, a los calamares y a las demás especies. Me recuerdan a esos niños repelentes que iban al colegio. Guapos, buenos estudiantes, ayudando a las profesoras, populares, buenos en fútbol, encantadores con las muchachas, organizaban las mejores fiestas de cumpleaños, se les veía por la calle ayudando a sus madres y siempre eran el ejemplo que ponía la tuya cuando te comportabas como un crío: "no podías ser como el X, no... tan formalito y tan guapo ayudando a su madre... y a mí me toca... anda, tira, tira". Odiabas a aquel niño con muchos amigos porque sabía que todo eso era mentira. En verdad era un ser mezquino y cruel que tenía aterrorizados a los pequeños, abusaba de los débiles y seguro que en sus ratos libres se dedicaba a cortar con unas tijeras las patas de los canarios de competición de su abuelo (nunca pude probarlo, pero siempre lo sospeché).


El hecho de que no me gustaran estos mamíferos acuáticos que en mi opinión solo sirven para hacer atún, siempre ha sido algo polémico. ¡Cómo que no te gustan los delfines! ¡Pero si son muy majos! ¡Y muy inteligentes! ¡Y saltan! ¡Y sostienen pelotas en el morro! Si no te gustan los delfines... debes de ser mala persona... muy mala persona... seguro que te ríes cuando una abuela se cae por unas escaleras (sí). Soy consciente de que pertenezco a una minoría y que me quita puntos de popularidad, pero no puedo evitarlo. Odio los saltos, cabriolas y monerías. Y odio esos power-points con mensajes optimista que se cuelan de vez en cuando en el correo y aparecen llenos de mensajes de amor, bichos que saltan y moraleja cristiana. Y odio las películas de delfines y las series (decid una buena... solo una... y el episodio de Los SimpsonsLa guía del autoestopista galáctico son excepciones

)

Además, desconfío de unos bichos que pudiendo vivir fuera del mar, prefirieron seguir con el culo mojado.

martes, 15 de mayo de 2012

Segundo día... modorra vacacional

Segundo días de vacaciones. Sí, estoy de vacaciones. Una semanita. Ya sé que alguno pensará, joder con el librero si se pasa más días de vacaciones que con los libros, pero no. Lo parece, pero no. Toca hacer la consabida semana de descanso de mayo e intentar relajarse entre los primeros calores, la mala hostia del día a día y las miradas gatuna de suficiencia de Sigilo sabiéndose adorada.

Vamos, de descanso y vacaciones. Y soy de esos seres tan irritantes a los que el asueto les sienta como un tiro en las gónadas. Anoche no me dormí hasta las cinco y media. No por ganas o por quedarme viendo la saga de doce número de películas de enfermeras demasiado jóvenes alegrando la vida de los muchachos de doce ciudades diferentes. No. Llegar de la partida de rol con la cabeza llena de flechas, alaridos, muertes de hombres ratas, malas decisiones, tiradas de dados, discusiones con el tiflin y risas y ponerse a dormir. Y el cerebro centrifuga y runruneando se pasa toda la noche escribiendo obras maestras que luego se olvidan e inventado historias a cual más absurda, pero con su puntito gracioso. Así que por la mañana con dolor de cabeza y cara de Charles Bronson como si se hubiera pillado un huevo subiéndose los pantalones.

Pero una siesta reparadora y el acabar una buena, pero algo larga, novela de fantasía con dragones (y ya se sabe que cuando en una historia salen dragones, es mejor historia... La montaña mágica o Los hermanos Karamazov hubieran ganado mucho con un reptil volador) ayudan a encarar una tarde que se prevé tranquila. Dentro de un rato a ir de compras para hacer la cena y encarar una velada de risas sin ser demasiado profundos. No me apetece.

Lo mejor de los días de vacaciones es hacer planes e incumplirlos uno a uno. O perder el tiempo pensando en las películas inglesas de Hitchcock y en sus actrices (mi película de esa época es Alarma en el expreso por ser una divertidísima comedia de intriga con su argumento imposible y sus personajes rebosantes de carisma, pero me pierde lo indecible Madeleine Carroll quitándose las medias en 39 escalones.)


¿Y después qué leo? ¿Mañana me curro la comida? ¿Qué música pongo?

Y la modorra de una tarde vacacional se va adueñando de un servidor. Hasta mañana.

domingo, 13 de mayo de 2012

Portada

Hoy iba a hacer una entrada sobre empezar una semana de vacaciones o una nueva entrega de los papeles de Peppino o una reflexión de naturaleza ontológica sobre... no sé... algo. Algo bonito, divertido, agradable, que mueva a la sonrisa y la complicidad para compensar una semana entera de no actualización. Pero el hombre propone, dios dispone e internet despista. Y navegando navegando me encuentro con la portada (real) de un libro que vuelve a hacer maldecir el no saber inglés. Y, claro, como os aprecio taaanto, no puedo evitar (ni quiero) compartirlo con vosotros.


La chica que amaba los dildos de caballo (traducción aproximada) de Peter de Sade. 

Definida en su sinópsis como una "brutal y desagradable historia de sexo".

Un tipo fabrica dildos gigantes réplicas exactas de los penes de caballos de tiro. Su mujer se los mete por su secretum en un espectáculo web. Pero la desgracia cae sobre esta bella pareja cuando ella muere en un accidente de aéreo. Todo parece que ha acabado, pero el espectáculo debe continuar. Así que el tipo se casa de nuevo y tiene la intención de que su nueva, y virginal, esposa sea la nueva estrella del show. Pero para eso ante debe hacerla crecer, extenderse y dilatar para dar cabida a nuevas sensaciones.

Si a alguien le interesa, se puede adquirir un ejemplar aquí.

domingo, 6 de mayo de 2012

Lecturas


Bueno, ¿antes o después de la lectura?

viernes, 4 de mayo de 2012

Será un tópico...


... pero alguno tópicos son preciosos.

Dibujo de Andrew Hickinbottom. Podéis ver más ejemplo de su obra aquí.

jueves, 3 de mayo de 2012

Uno de los grandes odios

Hoy vengo a hablar de un gran odio. De los viscerales, de los que convierten a un triste, aburrido y pacífico librero con cara de Sant Jordi pasó y para el texto faltan unas semanas, en un tipo despeinado, armado con una escopeta / sierra eléctrica / peine quemado que se lanza por los hipermercados chillando a voz en grito "estoy muy loco" y mutilando inocentes botellas de refresco. Algo que me hace ir en menos de cinco segundos de "te quiero mucho, soy muy feliz" a "me cago en la puta hostia mierda que mamasteis todos joder joder joder". Hoy vengo a hablar de nuestro querido enemigo: el cable.


Y, por extensión, del odio injustificado, irracional y violento que albergo hacia Lord Kelvin, por haber inventado en 1958 el cable flexible.

El listo.

Ya sé que odiar a Lord Kelvin es injusto y que los inventos no tienen un padre único (a excepción de la gravedad); son producto de la colaboración, la herencia de conocimientos y el robo y apropiación ilegítima de descubrimientos (díselo a Edison que era un experto en inspirarse en trabajo ajeno), pero en Lord Kelvin resumo toda la frustración e impotencia por un objeto que no ha hecho la vida más fácil, que se dedica a retorcerse y complicarse porque sí y del que dependemos.

Sí que ha hecho la vida más fácil, dirán algunos. Permiten que la electricidad llegue a casi todos los sitios, facilita la construcción, las comunicaciones y bla bla bla. Pendejadas. Es lo que ALGUIEN quiere que creamos... Si llegan a todos lados es para controlarnos, ponernos de mal humor y fomentar otra dependencia hacia un objeto.

Cables para el ordenador, para la tele, para el teléfono, para los libros electrónicos (una de las razones por las que no tengo un bicho de esos es que no quiero que mis horas de placer lector dependan de una batería y de un cable. ¿Suena a excusa para no adaptarme a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías? Sí, lo es), para la batidora y tostadora, para los enfermos en los hospitales, para los monstruos eléctricos, etc. Y acompañados de regletas que solo sirven para llenarse de polvo y proporcionar un origen al enredo. ¿Cuántas horas de mi vida desperdiciadas desliando los cables de los cascos del discman, buscando la batería de un aparato que tampoco necesito tanto, investigando cuál es la forma más fácil de desliar esos cuatro cables que nadie a mezclado? La naturaleza misteriosa que lleva a los cables a enredarse entre ellos hasta límites y la frustración que experimento cada vez que tengo que mover un mueble y empiezo a arrastrar cables que juraría que había arreglado cinco minutos antes. Los recuerdos de la época en que trabajaba  de técnico teatral y tanto cable hecho mierda que arreglar después de los espectáculos.


Me pone de mal humor. Los cables me ponen de mal humor. No me gustan y yo no les gusto a ellos. Lo sé. Lo noto en su forma de enredarse entre ellos y acumular polvo. No me gustan de la misma forma que no me gusta hacer una cafetera, ver una cucharilla dentro de un vaso / taza o los delfines (algún día hablare de los pijos señoritingos del mar). Puede que sea injusto, es irracional y no tiene justificación, pero es lo que hay. Forma parte del encanto de persona que soy.

martes, 1 de mayo de 2012