domingo, 31 de octubre de 2010

Políticos, niños y una entrada un tanto dispersa

SÁBADO 30 DE OCTUBRE DE 2010
AVGA. DOCTOR PASTEUR, IGUALADA CITY
A ESO DE LA 13:50


- La verdad es que no me esperaba esto de ti.
- Te aseguro que cuando he salido esta mañana de casa tampoco me lo esperaba de mí.


UNA HORA ANTES DE ESTA CONVERSACIÓN


A., Niño Lobo, Niña Zombi y el que esto escribe salían tan felices y sin berrinches de un comercio de comprar unas barajas de cartas, un mikado, una corona de princesa así como con pelos y unos guantes de cabaretera para Niño Lobo porque según él le irán muy bien para su disfraz de Niño de los Increíbles. Íbamos a casa de mis padres a comer y a rebuscar entre mis viejos libros novelas de género negro. Pero antes, sin comerlo ni beberlo, nos vimos atrapados en un acto político. ¿Cómo fue? ¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió para que acabara allí? La respuesta es sencilla, una simple suma de tres factores.


Los del partido habían montado una paradita con un par de hinchables, con globitos con las siglas, con el cabeza de cartel de Igualada con cara de preferir estar en otro lugar, con voluntarios inflando globitos simpatizantes del partido inflando la cabeza al lider con soluciones de "esto en cuatro días está hecho, pero como no me hacen caso pues nada", paseantes despistados, un par de chucos con incontinencia y yo.

Lo reconzoco, no quería ir. Puse mala cara y lo declaré en voz alta. No simpatizo con el partido y no me gustan estas cosas, pero dile tú a un niño de cuatro años y a una niña de tres que pasaremos por delante de unas colchonetas y de un puesto donde dan globos, todo esto gratis y que no entraremos ni que sea un momento porque los adultos no comparten criterios políticos o porque uno de ellos considera que esto es explotación de la infancia para la política. Hay sábados por la mañana que pesa más estar de buen humor y con tranquilidad que las creencias políticas.

Así que fuímos los cuatro. Los nenes se quitaron los zapatos y empezaron a saltar, A. se probó los guantes de cabaretera y yo reflexioné. Con todos los peligros que eso conlleva.



No. No me gusta. No me gusta este tinglado de los dos hinchables y de los globitos. No me gusta que para atraer a los adultos se utilice a los niños. Me incomoda esta utilización de la infancia con fines propagandísticos. Supongo que esto se hace para al político a la gente de la calle. Para que ésta exponga de primera mano a las fuerzas vivas de la política municial sus sugerencias, sus quejas, sus miedos, sus impresiones. Tranmitir las inquietudes de madre de dios que socabón hay en esa calle, todo esta muy caro, los jóvenes se juntan y se ríen, no se encuentran papeleras, hay que ver, hay que ver como esta todo. Supongo que la idea era reunir mucha gente y que desde fuera se viera como una fiesta, con familias enteras allí, con los niños felices... algo que le dijera al espectador casual que ha ido a sacar dinero al banco y que mira al otro lado de la calle para saber qué hacen, mira tú qué majos que montan cosas para los niños y con cuántos simpatizantes cuentan... No me gusta esto porque me suena a populismo barato. Y del peor. Del que utiliza a los niños para ganarse a los padres (o por lo menos para acercarse a los padres, que en el fondo son los que votan). Toma un globito nene con las siglas y nos lo vas paseando por ahí, vale. Y no es que este partido en concreto no me guste. En Sant Jordi otro partido hizo lo mismo de los globitos y me molestó. ¿No deberían estar haciendo política? ¿Qué hacen aquí? ¿Por qué? La foto en el diario. La foto en la web. Fiesta de XiX para conmemorar algo... A lo mejor era fiesta por algo y yo no lo sé y quedo como un imbécil cuando escriba esto...  No me gusta... Y es una trampa porque si venimos es porque hay un hichable y a los niños les gusta y no puedes decirles que no... puedes, pero no lo entenderían. Imagino lo mismo en la Alemania de 1930 en plenas elecciones con la familia Levi paseando y en un parque unos globitos con feo dibujo en blanco/negro/rojo e hinchables y maquillaje de fantasía y unos simpáticos rubios de caqui por allí y el pequeño Levi, vamos, vamos... pues venga, qué vas a hacer... toma nene el globito y salta, salta... No veo política de verdad en ninguna parte, en ninguna. Un acto al que no le veo más sentido que calentar motores para la campaña (¿cuándo tocan las municipales?), hacerse ver, decir que se hace para acercarse al vecino y tener unas gotas de populismo. De política, poca cosa.

(Nota: no estoy equiparando al partido político del acto de ayer con los nazis. No. Es un chiste. Una broma. Una exageración. No considero al partido de ayer nazis ni que se relacionen ni genocidas ni nada de eso. Repito, no lo estoy equiparando. Es una broma. ¿Queda claro? ¿Ha quedado claro?
Nota2: la aclaración de antes es para evitarme comentarios que no hayan entendido el mal chiste. Lo sé, es triste, pero cada vez parece que se entiende menos eso de la ironia, el sarcasmo o la gracieta).


Populismo. Niños. Fotos con niños. Niños en carteles o en mítines. Gente que se lleva a los críos a los mítines y les ponen pegatinas en la cara. Gente que viste a los bebés con los colores del partido (sea político o deportivo), que los pinta, que les enseña las siglas, que les hacen aprender discursos, que les hacen aprender de memoria opiniones de adultos. Niños en brazos, abrazos a niños. Lo hacemos por los niños. ¿Por qué? Deberíamos dejar a los niños en paz, ¿no? Estar a su lado para ayudarlos, responder preguntas, fomentar que piensen, que deduzcan, que critiquen y cuestionen, que crezcan libres para encontrar su propio criterio, que reciban estímulos sin marcaque y sin presión, que... ¡qué tonterías estoy pensando?

Entiendo que alguien me pregunte, si no te gusta todo esto ¿por qué llevastes a los niños? Por lo dicho antes, por ellos. Hubiese sido cruel ver aquellos hinchables y decirles que no por cuestiones de conciencia de un adulto. ¿A ellos que les cuentas? Ejemplo, por mucho que yo no crea en los reyes o que todo ese rollo cristiano de la navidad me la trae más bien floja, ¿por qué voy a arrebatarles a ellos la ilusión? ¿porqué fastidiar esos años en los que se disfruta de las cosas con inocencia y sin darles más vueltas de las necesarias?

Es paradójico, lo sé. Y qué ideas más raras se me ocurren cuando tengo hambre.

Me tranquilizó el ánimo ver que cuando Niña Zombi fue a pedir su globo y que todos los adultos que corrían por allí estaban más concentrados en quedar bien unos con otros, ser ingeniosos en sus crícias y darse palmaditas en la espalda por lo bien que estaba saliendo todo, al ver que pasaban de ella robó... no, tomó uno de los globos y se fue corriendo. Me miró e intuí su mirada avergonzada por haber cogido una cosa sin permiso. Me puse a su altura, le coloqué una mano en el hombro y le dije:

- Tranquila, Niña Zombi, tú a los políticos sácales lo que puedas. Ellos te lo están haciendo desde el día que naciste.

Al salir del parque nos encontramos a una pareja amiga. David me preguntó de donde venía. Se lo dije.

- La verdad es que no me esperaba esto de ti.
- Te aseguro que cuando he salido esta mañana de casa tampoco me lo esperaba de mí.

Y es que realmente cuando hay niños por medio uno acaba haciendo cosas que no espera.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Portadas nada míticas


Pues mira que precisamente esto no lo habría dicho nunca, pero bueno... uno no se acostará...

lunes, 25 de octubre de 2010

Crónica de un obra XVIII

Advertencia a los nuevos lectores que se han incorporado a este blog a partir de mayo de 2010: esta entrada que estáis a punto de leer en profundidad (o así rápido rápido para ver si hay fotos de muslámenes varios) forma parte de una saga que en otro tiempo gozó de cierta popularidad y que se conoce como Crónica de una obra. Antes de leerla estaría bien que leyerais las anteriores entragas para poneros al día y convertiros en uno más de los adictos a mis aventuras y a la de algunos personajillos así medio patéticos más.

Advertencia a los viejos lectores que no leen nuevas entradas desde mayo de 2010: lo siento. Entre la pereza, que no tenía ganas, que cuando tenía ganas estaba durmiendo, lo del gemelo malvado y lo del estudiante de intercambio birmano que hemos tenido en casa que no he cumplido con lo prometido y no he escrito nada. Pero eso cambiará y prometo que antes de que se acabe el siglo esta Crónica de una obra habrá llegado a un final. gracias por vuestra paciencia.

Resumen de lo publicado: Después de una entrada donde descubrimos que no eramos más que personajes pseudoliterarios productos de la mente enferma de un autor que no era más que otro personaje, decidimos ir por los páramos Heathcliff, Heathcliff para ahorrar días de viaje y llegar por fin al reino de las amazonas donde teníamos que hacer algo para evitar una cosa, creo. Es que ya ni me acuerdo...

- Pues ya está - dijo Chistorra tirando a un charco de barro nuestra ropa limpia - ya hemos llegado a la entrada de los páramos.
- Heathcliff, Heathcliff - dije sin poderlo evitar. Era un tic que tenía desde pequeño. Cada vez que oía la palabra pár... esa palabra, tenía que decir el nombre del protagonista de Cumbres borrascosas. Aunque mis padres habían consultado con los mayores especialistas y los mejores veterinarios todos habían llegado a la misma conclusión: que no pensaban perder el tiempo con un caso tan ridículo como el mío.
Al grano...
Sí, a eso voy.
Pues allí estábamos nosotros, los héroes de esta historia. El paleta, el electricista, el yesero, el mimo y yo mismo recién bajados del carromato de Chistorra que tan amablemente nos había acompañado un trozo del camino.
Ejem, ejem.
Sí, y el otro héroe, Jordi, nuestro telépata bulímico y picajoso que nos acompañaba en la distancia sentado en la librería al lado de la sección de ensayo político.
Hola a todo el mundo.
- Gracias por todo, Chistorra - dije.
- Sí - confirmó el paleta - ha sido un placer y ya sabes donde tienes un amigo y donde tienes una casa... A ver si te dejas caer un día por nuestro mundo y te vienes a mi casa a comer que mi señora hace un puchero que es para resucitar a un muerto y volverlo a matar.
- No sé... eso que me habéis dicho que no se puede ir cortanto cabezas... Ya veremos...
- Como quieras. Adiós.
- Adiós, muchachos. Y si algún día pasáis por Piltas de Rio Abajo a la Derecha no dudéis en buscar mi taberna. Chistorra's taberna. Os haré un descuento en la tercera cerveza.
- Un detalle.
- Adiós. Y que no os den muchas hostias. Y si os encontráis con la bruja Leola, sobre todo, decidle a todo que no. Sobre todo, decidle que no. Que no. Que gracias, pero no. Rotundo. De los que llenan la boca. No. No. No. No. ¿Qué tenéis que decirle?
- ¿Eh...? - dijimos - lo siento, es que ese pájaro está intentado tirarse a esa piedra con forma de hurón y nos hemos despitado.
- Madredediosvanapañaos...
- Mira como la monta - decía el yesero - mira lo empitonao que se ha puesto el pajarraco.
Sí que tiene gracia.
Y Chistorra sacudió las riendas y los ponis se pusieron en marcha. Vimos como Tolo y los nenes nos hacían adiós con la mano y como el viento nos traía a las fosas nasales el olor fuerte, picante, añejo y podrido de un erupto de Chistorra.

Tras estar dos horas riéndonos y grabando con el móvil los problemas del pájaro para cohabitar con la piedra con forma de hurón (que luego resulta que no era tal piedra sino que era un oso pardo) decidimos internarnos en los páramos Heathcliff, Heathclif.
- Pero qué coño...
Lo que ante nuestros ojos había no eran páramos Heathcliff, Heathcliff ni mierda. Era lo que en mi pueblo y en todos los pueblos se conoce como un inmundo e infecto pantano. O sea, agua sucia hasta algo más allá de la rodilla y lo que no era agua era barro y lo que no era ni una cosa ni otra eran unos mosquitos del tamaño del brazo de un gladiador venido a más. Árboles altos que se perdían entre las nubes
No es que las nubes están bajas
Pues árboles tirando a normales que se perdían entre una nubes inusualmente bajas lo que producía el extraño efecto climático que hubiera una humedad de la hostia, un calor pegajoso y sucio, pero que tuvieras que llevar puesta un rebequita porque algo de fresco sí que hace.
- Mecagoenlamadrequeparioamismuertos... Chistorra nos dijo que era un páramo... El puto enano nos dijo que era un páramo... no un pantano... y en los pantanos hay reductores de cabezas y cocodrilos...
Caimanes.
- Lo que sea y esos muerden que lo he visto en la película aquella de Tambores lejanos y...
Perdona. Jorge...
- Qué?
Bueno, que el paleta ha dicho dos veces "páramo" y tú... qué... ¿saliéndote del personaje?

- Perdona... es que estaba en otra parte... Heathcliff, Heathcliff, Heathcliff, Heathcliff, Heathcliff, Heathcliff.
Mejor.
- Y yo llevo sandalias - dijo el electricista - no me puedo mojar los pies que soy de resfriado rápido. ¡Nadie dijo que me iba a mojar los pies!
- Mira en el libro ese a ver que dice - dijo el yesero mientras se dedicaba a tirar piedras a un avispero.
Así lo hice. Tenía un formato de diccionario. No encontra ni páramo Heathcliff, Heathcliff ni pantano, pero sí una entrada dedicada a la raza de enanos a la que pertenecía Chistorra. Entre la definición encontré esto: "una de las peculiaridades de esta raza es que llaman páramos a los pantanos, botella a los testículos y cerveza a estómago de perro relleno de gato relleno de perro viejo".
- ¿Qué hacemos?
¡No me toquéis las pelotas y entrad en el puto pantano de los cojones que llevamos dieciocho entradas de mierda para no ir a ninguna parte que queremos que lleguen las amazonas porque queremos ver tetas joder!
- Pues para adentro.
- Y rápidito que las avistas se han cabreado y estas tienen tres aguijones.
- ¿Alguien me deja unos calcetines?

El pantano era peor de lo que habíamos imaginado. Hacia calor y lo que no estaba húmedo, estaba mojado. Pero a la vez y cada poco pasaba un airecillo frío de los que si te descuídas ya tienes un resfriado encima. Así que estábamos maldiciendo nuestra suerte porque no llevábamos en el equipo ropa de entretiempo. El barro se enganchaba a nuestra piel como una enfermedad venérea común. Unos vientos nos traían los aromas pútridos de la carroña en descomposición. Esquivábamos a unos enormes mosquitos que se dedicaban a transportar tapires a sus nidos y de los que huían entre agudos chillidos de angustia los cocodrilos.
Caimaaanes
Unas mantícoras largas como
- ¡¡¡Mi polla!!! - chilló el yesero.
- Sabéis que os digo que ya me cuesta describir como para que me vengan los gilipollas interrumpiendo, ¿vale?
Es que las descripciones son un rollo.
- Seis líneas, joder. Seis líneas y no podéis aguantar más.
- Es que somos una generación así como que nos va lo epiléptico, ¿sabes? Rápido, rápido, rápido... como los flashes en la disco, ¿entiendes?
- Y tus descripciones son horrendas - dijo el electricista - y te he estropeado los calcetines. ¿Me prestas un par más?
- Pues a partir de hoy va a describir vuestro padre.
Y me alejé de ellos.
- Joder, como se ha puesto por una broma.
- Vaya carácter.
Ya os digo... si lo conoceré yo...
Al final conseguí perderlos de vista y no oírlos... gilipollas... desgraciados... A mí tampoco me apetecía venir a este mundo ni ser el líder ni el elegido ni el narrador ni mierdas de esas, coño, pero alguien tenía que serlo. Alguien. Lo mínimo que podían decir es gracias o aportar algo o una crítica constructiva, pero nada, se dedican a quejarse, decir guarradas y estropearme los calcetines. Me senté en un tronco aun a sabiendas de que me mojaría el culo.
- Ahí sentado te vas a mojar el culo.
Una voz. Femenina. Algo grave. Alcé la mirada. Una mujer se apoyaba en un árbol. Era... No. Nada de descripciones.
- Hola.
- Hola, desconocido. ¿Cómo te llamas?
- Jorge.
- Soy Leola.
- ¿La bruja del pantano?
- No soy una bruja, solo soy una pobre chica que vive sola en un pantano y se dedica a la medicina alternativa.
- Ah, si solo es eso.
- ¿Me dejas que te invite a un café en mi humilde choza?
- Estoooo...
¿Qué había dicho Chistorra sobre Leola? ¿Qué algo de algo? ¿Qué no dijeramos su nombre delante de un espejo? Cada vez que pensaba en la ¿advertencia? ¿consejo? de Chistorra sólo podía ver al pájaro hay dándole que te pego con la piedra... Qué gracia más graciosa...
- ¿Qué me dices?
- Sí, claro.
Y le di la mano que me tendía. ¿Qué podía pasar? Se la veía buena chica.

Leola, a la que las malas lenguas llaman La bruja del pantano.
Lo dicho, se la ve buena chica, ¿no?

En este capítulo
Special Guest Star: Leola
Porque ella me lo pidió.

viernes, 22 de octubre de 2010

Fotógrafos - Alberto Korda

Alberto Korda, fotógrafo de la revolución y de la belleza
Febrero del 1928, La Habana
Mayo del 2001, París







jueves, 21 de octubre de 2010

Lecturas

Lana Drown leyendo la obra maestra de George R.R. Martin Juego de tronos.
Gracias por dejarme esta preciosa foto.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Otra primera vez

Existen pocas certezas en la vida de las personas: que al final uno se acabará muriendo es una, que los platos parecen más apetecibles cuando los hace Arguiñano que cuando los hace uno mismo y que siempre ilusiona y emociona encontrarse con otra primera vez. Me explico. La vida del ser humano y de los franceses se articula desde el mismo nacimiento (o desde la misma mitosis en el caso del pueblo galo) en primeras veces. La primera vez que sales de la vagina de una mujer, la primera vez que abres los ojos, la primera vez que respiras, los primeros pasos, la primera vez que una bronca se la lleva tu hermano pequeño por algo que has hecho tú, la primera vez que arrancas las alas a una mosca y te tumbas en una bañera llena de agua caliente desnudo y tienes una erección y pones la mosca en la punta del gl...,

- Nos hacemos una idea, gracias.

La primera vez que una chica se rie de ti, la primera vez que una chica se rie de ti delante de sus amigas, la primera vez que una chica se rie de ti delante de un audiotorio repleto por la segunda convención de matones de instituto, la primera vez que entras en una discoteca siendo menor de edad, la primera vez que tus padre te encuentran borracho y desnudo en su cama con dos putas y una cabra menor de edad, la primera vez que comes carne humana, la primera vez que te enamoras, la primera vez que se enamoran de ti, la primera vez que ves un amanecer y piensas que no era para tanto, la primera vez que ves una película de John Ford, la primera vez que alguien cercano a ti muere, la primera vez que robas una chuche en una tienda, la primera vez que una chica te dice que no pasa nada que es normal y tú le dice que ya lo sabes que no estás preocupado y que no hemos acabado, la primera vez que abres la nevera y no hay nada que comer, la primera vez que te cuelas en el cine, la primera vez que dices que de este año no pasa y me voy a apuntar a un gimnasio y un montón más de primeras veces.

La primera vez que viajas en el tiempo y sin querer cambias el pasado.
En la foto, Jordi y yo disfrazados. Estaba informando a Jordi de la desaparición en nuestro presente de los florecientes países de Prusia y Siam (meca del cine y meca de la tecnología nanobacteriana respectivamente) a lo que él me respondió no haber pedido una segunda copa. Cualquier detalle, por mínimo que sea, lo cambia todo. Eso sí, te hechas unas risas cojonudas.

E ilusiona cuando uno se encuentra ante una primera vez. E ilusiona y aterroriza cuando esa primera vez uno mismo se la ha buscado y es por algo que no está seguro de querer hacer. ¿Y a qué viene todo esto? A que hace unos días hice mi primera tortilla de patatas.


Lo sé, lo sé, tanta mierda y tanta chorrada para esto. Sí. Pero la chorrada no acaba aquí, porque ahora pienso explicar por qué y cómo hice mi primera tortilla de patatas.

Hace unos días mientras comíamos A. y yo nos enzarzamos en una cruenta, pero civilizada discusión. Yo sostenía que existe una tortilla de patatas perfecta que gusta a todo el mundo, una idea de la tortilla donde la patata es perfecta, el aceite es perfecto, los huevos son perfectos, la cebolla es perfecta, etc. Una tortilla de patatas que sea origen y resumen de todas las tortillas de patatas de la historia tanto presente como futura como intedimensional y que gustaría a todos sin distinción de razas, colores, credos, creencias, preferencias sexuales, nivel económicos, gusto, extremidades, idiomas, procedencia, dvd zona 1 o zona 2, idiomas o gestació. Una tortilla que aboliera de forma drástica del idioma las expresiones "la de mi madre está mejor, esta está como apelmazada", "yo le hecho un poco de leche", "la cebolla está demasiado hecha", "¿no le has puesto cebolla?", etc.

A. decía que eso no podía ser. Que la realidad impedía que hubiera una tortilla que aglutinara todos los gustos y preferencias. Que todo dependía del gusto y las costumbres de cada uno, de la herencia tortillera (entiéndase en el sentido correcto, no en el más divertido) y genética que todo degustador: si el aceite es de oliva o de girasol, si las patatas se cortan a cuadraditos o a láminas o se aplastan, de si es más cruda o no, de si se pone cebolla, si la cebolla se pone directamente así en crudo con la patata y el huevo o se pasa un poco por la sarten para que agarre color, pero sin hacerse del  todo, con más sal o menos, etc.

No nos poníamos de acuerdo y me di cuenta de que la raíz de nuestro diferente punto de vista parte de muy antiguo. es sencillamente que mientras que A. tiene un punto de vista aristotélico de la tortilla (y, por ende, de la vida), el mío es platónico. Una vez más enzarzados en la eterna discusión.



Discutimos durante un rato en tono amigable, pero firme hasta que A. fue consciente de lo que estábamos discutiendo y de mi sonrisa que quería decir algo así como, bienvenida a mi mundo (o absurdo paradigma mental). Llegados a este punto me dijo, pues hoy vas a hacer una tortilla de patatas tú.
- Pero si no he hecho nunca ninguna.
- Me da igual. Es muy sencillo. Patatas, huevo y si quieres cebolla.
- Pero hay que darle la vuelta con un plato y tengo unas muñecas tan débiles... por eso no puedo ser boxeador ni geisha.
- Ya te ayudaré en eso si me necesitas. Pero esta noche haces tú una tortilla. Avisaré a Jordi.
- Oh, ése... ¿seguro que tiene que venir a cenar?
- Es tu amigo.
- Eso no tiene nada que ver, ¿tiene que venir?
- Sí.

Y así fue. Vencí mis pudores y mis miedos hacia la tortilla de patatas. Mi profundo respeto a la que considero una de los mayores hallazgos en la historia de la cocina, un ejemplo perfecto de genio humano, una profunda muestra de cocina fusión, de imaginación y alta cocina popular. ¿Estaría al nivel? ¿Era digno de intentarlo? Tenía que enfrentarme a la hidra de seis huevos y vencerla.

A la noche me coloqué yo solo ante las patatas, los huevos, la sarten, el pelador y un tenedor. A. no estaba en casa porque se había ido con unas amigas a tomar una cerveza y Jordi no había llegado todavía porque estaría... no sé... intentando atarse los zapatos o algo así.
Gilipollas.
- A la mierda, tú no hablas en esta entrada.
Como no escribes la Crónica porque eres un vago de mierda pues me aburro y cuando me aburro boicoteo las otras entradas. Ja ja ja ja.
- Y pensar que A. cree que si tuvieras poderes los utilizarías para el bien.
Y los utilizaría para el bien. Para el mío propio.

Como siempre me pasa antes de ponerme a cocinar me embarga una profunda sensación de inseguridad, así que me lancé sobre el ordenador, quité el vídeo ese de señoritas desnudas esfoliándose y busqué una receta de tortilla de patas. Vale. Tenía los ingredientes, tenía los utensilios. Me encomendé a Mónica y empecé a cocinar. Y tras seis huevos muertos, patatas huerfanas, un incendio que pude controlar, una fisión del núcleo, tres aberraciones contranatura a los que sacrifiqué mientras me pregutaban por qué padre, el resultado.


Mi primera tortilla de patatas. Y si uno se fija bien puede ver la cara de Humphrey Bogart.

Y sí, tenéis razón y podéis empezar a tener miedo. Si he montado todo esto por una tortilla de patatas, imaginad qué pasara cuando me decida a hacer mi primera paella.

***
- La verdad es que no sé como lo aguanta A.
- Vete a saber. A lo mejor callado es majo.
- O debe recibir alguna subvención o algo así.
Ninguna, te lo digo yo.
- ¿Entonces? ¿Por qué?

martes, 19 de octubre de 2010

Hazme reír

Una de las películas vistas estos días ha sido esta Hazme reír (Funny people, Judd Apatow, 2009). Me gustó. No me entusiasmó, pero me gustó. Habla de la vida de un cómico al que le diagnostican una grave enfermedad y como eso hace cambiar su vida. Sí, lo sé, el argumento es manido, pero estos cambios que se producen en el protagonista por esa experiencia cercana a la muerte no lo convierte necesariamente en mejor persona. Quizá las decisiones que tomamos en una segunda oportunidad también pueden nacer del egoismo, de la falta de empatía, de la inseguridad o de no aceptar que el tiempo ha pasado.


La película es demasiado larga (sobre todo es su segundo tercio), cae en algún cliché y hay personajes secundarios desaprovechados. Pero me gustó. ¿Por qué?

1) Es una comedia muy triste. Habla de la muerte, de la soledad y de la amargura. Con humor, claro, pero es que la gente que vive en esos mundos, o que se siente sola, o traicionada, o vacía, o no querida o se lo toma con humor o se pega un tiro. Va sobre gente triste que siempre tiene un chiste en la boca para defenderse y ocultarse. Para no enfrentarse. En una de las mejores y más divertidas escenas, los dos protagonistas contratacan con chistes la noticia de que quizá la enfermedad no tiene cura. Habla sobre la inmadurez, sobre el paso del tiempo... todo es triste, aunque uno se rie. Casi casi como la vida.

2) Va sobre cómicos. Los protagonistas son gente que se dedica a hacer reír a los demás. Por muy tristes o amargados que estén, lo suyo es hacer reír. Gente que es graciosa, que se cree graciosa o que no lo es. Pero todos ellos quieren y desean que los demás se rían. Cobran por ello, claro, pero también se ve que buscar la risa es algo vocacional. Se habla del día a día de esos monologistas profesionales que tanto prestigio y buen nombre tienen en Estados Unidos. De su competencia, de sus miserias, de cómo crean los chistes, cómo los preparan. O se los roban. Del pánico ante el público. Y me gusta los cómicos. Hay que ser muy inteligente para conseguir hacer reír a la gente. Como siempre, la comedia es lo más difícil.

3) Sale Adam Sandler y me gusta Adam Sandler. Creo que es mejor actor de lo que la gente cree y de lo que él mismo cree. En esta película su mirada es de pura tristeza. Es gracioso siendo una persona muy triste y muy patética. Y esto es difícil. Además, Adam Sandler juega con su propia imagen de cómico de películas cutres. Hay una reflexión sobre sí mismo y su papel, su personaje ante el público, sobre sus películas de pedos y sobre su gusto por el escenario y el cara a cara con el público.

4) La banda sonora está chula.

5) Me hizo reír, me hizo pensar y me hizo escribir.

domingo, 17 de octubre de 2010

Un nuevo objetivo no se si cinéfilo, pero sí necesario

Hay películas que se vuelve imprescindibles sólo por su título y que devienen de obligado visionado pese la profunda conciencia de que éste será una experiencia que basculará entre la diversión y la decepción. Películas de títulos como Vampiras Lesbiana Asesinas (que da lo que promete, pero con menos salsa de la que uno espera aunque sí que hay filete, pero con un humor de esos que dices... madre mía..., pero con un montón de muchachas así como liberales y curiosas y vampiras asesinas, claro), Mujeres besándose y monstruos dándose de hostias (película que algunos frikis pajilleros cataloga de perfecta, grupo en el que me incluyo porque me parece una película muy honesta cuyo título no engaña a nadie y si decides verla es sabiendo desde el primero momento qué se va a encontrar en ella).

Otras es por la promesa de una escena ("he oído que matan a un tipo con una zanahoria" o "Clive Owen y Monica Bellucci están ahí dale que te pego en pelotas y empiezan a entrar malos y sin sacarla el Owen se dedica a matar a gente así sin sentimiento mientras la Bellucci se viene toda") como ocurrió con esa divertida parodia de los manierismos del cine de acción contemporaneo que es Shoot me up. O aquella bazofia de DOA donde sale una muchacha que se carga a unos cuantos malos mientras se pone un sostén (y eso siempre es divertido sobre todo si luego me paso toda una tarde intentándolo en casa). O, como reza la publicidad de Machete, aparece un momento en que el prota mata a un tipo abriéndole la barriga y luego utiliza su intestino para huir por la ventana.

Todo esto viene al caso de estos días ha aparecido en mi vida una de esas películas que tengo que ver por su estética descuidad, su fea fotografía, por unas interpretaciones risibles, por un argumento demencial, desnudos "gratuitos" (las comillas están porque nunca he entendido esa expresión de desnudos gratuitos o demasiados efectos especiales), pero con un título maravilloso lleno de sutilidades y que da lo que promete:

Monjas desnudas con pistolas grandes
(pinchando sobre la imagen lleva de la mano al maravilloso trailer)

Promete, ¿verdad? Necestio verla y espero verla muy pronto y pasármelo bien con esta historia de monjas vengativas rebentando cabezas.

Y, por cierto, la actriz protagonista es una española que se está labrando una interesante carrera en la serie B que roza la Z de Estados Unidos, Asun Ortega. Lo digo porque hay más gente trabajando en la meca del cine que los que desde los medios nos han vendido como buenos y oscarizados """""actores""""".

viernes, 15 de octubre de 2010

Novedades literarias de octubre. Las hojas se caen o se pasan, eso ya vosotros

Como estoy de vacaciones...
De vacaciones, sí, de vacaciones. ¿Cómo estoy? De vacaciones. Repitámoslo todos juntos. ¿Cómo estoy?... ¡Venga chicos! ¿Cómo estoy? De vacaciones ¡Más fuerte! ¿Cómo estoy? De vacaciones ¿Cómo? Gilipollas. Sí, de vacaciones.
Memento mori.
Me la pela, porque de momento estoy de vacaciones
... pues estoy leyendo mucho. Me levanto y lo primero que hago antes de hacer un pipi o desayunar o ponerme desnudo delante de la ventana abierta para que el frío de la mañana me alegre los pezones e Igualada se admire u horrorice (que aun no lo tengo claro) con este cuerpo olímpico o venusiano que Monica Bellucci me ha dado, es coger un libro y pam me lo leo. Así como quien no quiere la cosa. Y abro la nevera para pillar la leche y prepararme un cappuccino con moka y naranja mientras suena Schubert por todo el piso y pam ya me he leído otro libro. En este momento hago una pausa para descansar los ojos de tanta lectura y aprovecho para leer la prensa nacional e internacional (quince periódicos en papel más una veintena mal on-line) de diferentes y variados puntos de vista para así, por medio de tantos puntos de vista diferente, formar el mío. Inmediatamente después de esto, y con el cappuccino todavía caliente, escribo en mi blog de acutalidad política y palabras esdrújulas y con h intercaladas. Y después de esto sigo leyendo no sin antes empezar a preparar la comida y llamar al club de polo para confirmar la reserva de la pista para la clásica competición bianual de libreros con gafas contra libreros palmípedos (hacia tiempo que no utilizaba esta palabra). Y sigo leyendo mientra conduzco mi coche así como grande con ruedas que giran y que gasta gasolina porque que se joda el medio ambiente y cuando toco la bocina se oye los quinientos primeros compases de la escena de la coronación de Boris Gudonov. Y leo mientras troto encima de mi yegua Dionisiaca y cuando regreso a casa y me visto para cenar con smoking hecho a medida por unos monjes ciegos senegaleses que se lo enseñaron todo a Armani. Y también mientras preparo unos martinis bien secos para antes de una cena basada en frutos del mar que bien nos merecemos. Leo, leo y leo y esto que viene ahora es lo último que he leído y que considero indispensable que leáis vosotras, pequeñas mentes por educar.***

Antonio Garcia. Vidas vecinales.  Juan de Pablos Garrafal, ed. Huerga y Fierro, 2010

El conocio y famoso autor leones Juan de Pablos Garrafal continúa con la que está considerada desde su mismo origen uno de los proyectos literarios más absurdos de la literatura española contemporánea, pero que en ciertos círculos del barrio del autor goza no solo de predicamento, si no también de dos lectores.

En este volumen sesenta y tres de su mirianologia Vidas vecinales, Juan de Pablos Garrafal reconstruye la vida de otro de sus odiados vecinos partiendo de los relatos que la Antonia y la Paca le han hecho de los pecadillos y veleidades de ese Antonio Garcia. Entre lo que se explica está el dramático momento en que le quitó un palo de polo Drácula premiado con un polo gratis a su hermano pequeño Matías. Aquella vez que acertó diez en una quiniel. O cuando se tiró un peo en el funeral de su suegra y todo el barrio dijo que anda, anda, anda que ya le vale menudo respeto a mostrado. Una nueva biografía de un completo desconocido que no ha hecho nada de provecho en toda su vida. Una exhaustiva reconstrucción de las vacaciones en Torremolinos con extenuantes descripciones de esos quince días de levantarse temprano, ir a la playa a coger sitio, esperar a la familia, ir a comer a las dos al apartamento, volver a la playa a las cuatro después de una corta siesta, estar hasta las siete que vuelve uno al apartamento y se ducha y se sale a dar una vuelta para comerse un helado y luego pues se va a cenar al apartamento y se queda viendo la tele hasta las doce que para la cama que mañana es otro día, todo amenizado con viajes al chiringuito, arena en la planta de los pies y miradas furtivas a la vecina de toalla que hace top-less.

Una cosa sin género propio (ya que bascula entre la ficción y la realidad de los rumores) que no es ni apasionante ni imprescindible ni necesaria, pero sí larga de cojones.


Callejeros. El libro. Autor desconocido (posiblemente un becario), El Pais Aguilar, 2010

¡Por fin llega a nuestras librerias el libro de pura realidad que todos estábamos esperando - yo no - que casi todos estábamos esperando! La versión en libro del conocido y multipremiado programa de televisión que semana tras semanas nos cuenta cómo es esta realidad en realidad y cómo es el país de verdad de la buena que entre todos hemos construído, un lupanar de yonkis, prostitutas, prostituyas yonkis, borrachos prostitutas yonkis, yonkis borrachos que van con prostitutas, gente que odia Catalunya y ultraricos de los de justificar con una respiración una revolución de las de cortar cabezas así, halá, a lo bruto. Callejeros, el programa que nos enseña que la realidad de la tele es más real que la realidad de la calle y que si en la tele salen que los inmigrantes fuman crack y cantan coplas, pues la realidad de los inmigrantes es así y punto pelota y cierra el pico que lo han dicho los de la tele.

¡Y si el programa de la tele ha creado una realidad que es más real que la misma realidad, qué no hará el libro que tiene más prestigio que la tele! Un libro donde recorremos las ciudades de España conociendo a todos los yonkis, prostitutas y etc. que han hecho de esta tierra, un sindios. Con muchas fotos así en blanco y negro granulado (recordemos que estamos hablando de un libro editado por Cuatro y El País Aguilar) donde veremos a los mejores yonkis de este país diciendo frases graciosas que se pondrán de moda una semana y pinchándose en lugares que creíais imposibles. Un libro imprescindible para entender este país de putas y yonkis y de inmigrantes problemáticos que el programa enseña por la tele. Y si lo enseña, es que es verdad.

Con un prólogo del genial científico loco Flipy, del que yo me pensaría muy mucho si dejarlo ser amigo de los niños

Amor highlander acuático, Claudia del Moral, ed. Terciopelo, 2010

¡Por fin una nueva novela de Claudia del Moral, solo la tercera de esta semana! Sus fans ya se estaban preguntando cuándo aparecería una nueva entrega de su excitante saga de highlanders en bañador.

Megan es una morena, aguerrida e independiente diseñadora de uñas para grandes estrellas de rock que tiene tantos secretos y problemas en su vida que hasta ella se olvida de que los tiene. Además, desde que un ex-novio le partió el corazón y la estatuilla de Lladró de la pastorcilla con el canario que ya no se fía de ningún hombre y se niega una y otra vez a que la toquen por debajo de la cintura y le acaricien la parte interior del muslo, suave como la piel del melocotón, pero sin ser urticaria. Aunque adora su trabajo, siente que algo no funciona en su vida y se siente incompleta. Una amiga que mira así como en diagonal y que es un némesis capilar la invita a pasar unos días en un pequeño pueblo pesquero de la costa escocesa. Allí descubrirá que en verdad ella es mitad sirena, mitad golem de ceniza, mitad hada de los bosques y mitad galleta de chocolate viviente. Y conocerá a Agnus McLaren un atractivo y peligroso highlander en bañador con el poder de convertirse en la Angus, la vaca típica escocesa. Juntos viviran peligrosas y emocionantes aventuras luchando contra un ejercito de babosas mutadas del espacio interior que poseen espiritualmente a todo turista que visite castillos escoceses. Tendrán tiempo de enamorarse y conocer la pasión que se desata entre un highlander convertido en vaca y una bella diseñadora de uñas convertida en foca.

Claudia del Moral lo vuelve a conseguir. Otra vez consigue sólo con su talento para poner una palabra detrás de otra con un espacio entre ellas para que se puedan leer mejor, transportar al lector a un universo de sensaciones que no tienen parangón en la literatura de highlanders. Todo el erotismo de un bañador escoces mojado apretando una fuertes y varoniles nalgas que hace unos momentos eran los cuartos traseros de una vaca. El erotismo que destila el cuerpo desnudo de una mujer que vuelve a ser fémina después de ser foca dejando tras de sí un fuerte olor a pescado. El peligro de que el sonido chirriante de las pieles sudorosas frotándose entre sí (carne contra carne, pezón contra pezón, pelo púbico contra pelo púbico) atraíga a las babosas con ansias de beberse todo el jugo del deseo que desprenden las personas enamoradas y cachondas.

"Una obra maestra de Claudia del Moral y la mejor novela escrita sobre highlanders en bañador", Variety.
"El sueño de toda mujer es Agnus McLaren. ¡Quién de nosotras no ha soñado con que la monte una vaca!" Stella Collins, editoria del blog Mujeres que leen así de corrido.
"Claudia del Moral lo ha vuelto a conseguir. ¿Para cuando un club de fans en facebook?". Nadie importante.


*** En este párrafo Jorge ha dicho unas cuantas mentiras. La persona que adivine cuántas se llevará un estupendo y fantástico regalo. No es una broma. Este concurso va en serio. Muy en serio.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Conozco al del jamón


Pues sí, conozco al que empuña el jamón con tanta maestría y arte. Es un buen amigo, un buen actor, un buen master y ha salvado el mundo dos o tres veces (y estando casi sobrio que tiene su mérito). Me ha gustado lo que he visto, su interpretación y su mirada al infinito y creo que es urgente que alguien se atreva a escribirle un papel a su medida, una película de acción en la que interpretara a un sufrido maquillador de modelos de lencería heterosexual que tiene que salvar el mundo y al equipo de voley playa femenino de Brasil, Finlandia y Australia de la horrible amenaza de un malvado psicópata canibal cebolleta de autobús que quiere vejarlas y comérselas sin salsa ni ná.

Já, qué pensabais, que iba a poner una foto de muchachas de buen ver, ¿eh? Pues no, que he madurado...

Y como en este blog reconocemos el trabajo bien hecho y el otro, pues nuestro aplauso y nuestra risa a estos maestros que han entendido a la perfección que para salvar al cine español de todo lo que le lastra (directores cuyos apellidos acaban en "-ar", realismo social de ese sin humor, chistes sobre penes y folladores de vacas, autores así como de muy oh qué profundo que soy, y demás chorradas) es sentido del humor, amor por lo que se hace y casquería. Y a todos los que colaboraron con el corto, a las familias de los colaboradores, a los amigos de las familias de los colaboradores y a Monica Bellucci que siempre está presente.

Y ya está... mañana hablaremos de otra cosa...

...

- ¿Se ha ido?
- Sip.
- Pues ponla, ponla...


- Jo, jo, jo... quedará como un salido.
- Sí... y perderá todo su buen nombre y crédito.
- ¿Qué crédito?
- El que sea... pero estoy seguro que al del jamón la foto le gustará mucho...
- Como es tan aficionado al voley-playa...
- Sí, será por eso.

martes, 12 de octubre de 2010

Entre otras cosas...

... decir que estoy de vacaciones desde el sábado por la noche a las 20:45 hora igualadina y que se prolongarán hasta el 2 de novimbre a las 9:30 hora igualadina en que mis lindas posaderas volverán a entrar en la librería. Tres semanas de merecido descanso después de un Sant Jordi, un vacío atemporal en mayo y toda una campaña de texto que aun extiende sus tentáculos por la librería en forma de rezagados, perezosos y módulos. Tres semanas por delante que sé que debería invertir en la construcción de la máquina del tiempo definitiva, la preparación del cisma religioso que en los próximos días tambaleará la realidad religiosa de todo el mundo menos Bután (porque en él se está construyendo un refugio para libreros estresados y no queremos más conflictos por medio) o la demostración de que la gravedad no solo es mentira, sino que esta sobrevalorada. Lo sé, pero paso. Estos días que se me presentan por delante quiero dedicarlos a esto:


Tumbarme a la bartola y ver cómo son otros los que van a trabajar; esos mismos que en verano me miraban con una sonrisilla en la boca y pensaban o verbalizaban, "pringao, mira cómo trabaja cuando nostros estamos de vacaciones, ja ja ja". ¿Quién se ríe ahora? ¿Quién? ¿Quién?

- Yo, yo, yo, yo.
- Sí, el chico de las gafas.
- Jo... siempre responde él.
- Como es un pelota.
- ¡A callar! A ver, ¿qué querías?
- Responder a su pregunta de quién se rie ahora.
- Era una pregunta retórica.
- Suertudo, y encima viene con premio.ç
- ¿Pero puedo responder?
- Sí.
- Pues quien se está riendo ahora es Antonio Pozuelo Ramiro, de Madrid porque está viendo este corto y se ha sentido identificado.



- ¿Qué he ganado?
- Una hostia.
- Mola. ¿Cuándo me la darán?
- Ya te llegará el aviso de correos... ¿por dónde iba?
- Te estabas regodeando en la desdicha de los que tienen que trabajar ahora y que ser mofaban de tu desdicha de trabajar en agosto.

Eso, pues nada. Que a joderse.

Pero, claro, mofarme de la desgracia ajena es solo una parte de lo que quiero hacer estos días. Los planes incluyen pues descansar, leer y  ver con tranquilidad y babeo Ran y Soy Cuba, dos de esas películas pendientes desde hace demasiado tiempo.



Además de escribir un montón de mails pendientes desde julio... si es que soy un desastre que da vergüenza. E intentar mejorar mis habilidades culinarias y pensar y empezar a montar mi próxima partida de rol como dios omnipresente y todopoderoso (también conocido como master) e ir escribiendo aquí de forma más continua y hacer mi reseñitas y todo eso.

Supongo que acabaré incumpliendo la mitad de lo que quiero hacer porque las vacaciones también son para eso, para incumplir e improvisar. Lo que espero y deseo es que llegue el final y esté con ánimos y fuerza para la campaña de navidad.

Ah, y volver con la Crónica de un obra. Próximamente.

lunes, 11 de octubre de 2010

Lecturas

Natalia, amiga, lectora, librera, velocirraptora.
"Yo me empencinaba en mi paraíso escogido: un paraíso cuyos cielos tenían el color de las llamas infernales, pero con todo un paraíso."

viernes, 8 de octubre de 2010

Portadas nada míticas

Algo no me cuadra en el título (los que sepan inglés que ayuden a los demás).
Y ella no lleva bragas.

jueves, 7 de octubre de 2010

Nota al... al... ¿dónde?

Hace unos días comentaba con una representante de un distribuidor cómo el prestigio editorial que hace unos años tenían editoriales como Anagrama o Tusquets (de las que se decía aquello de si lo publica A. o T. seguro que es bueno), se ha transferido y dividido a otras y por otras editoriales como Periférica, Libros del Asteroide, Blackie Books, EsPop, Melusina, Dolmen Books, Ático de libros, Funambulista, etc. (de las que ahora se dice aquello de "si lo publica P., L.A., B.B., etc seguro que es bueno). El público lector no es el mismo que el de hace veinte años, ha subido una generación joven que como la de antes ha buscado una editoriales en las que identificarse con su fondo y lo ha encontrado en unas editoriales pequeñas, jóvenes y arriesgadas que optan por lo inédito, por la recuperación de clásicos (así se ahorran los derechos de autor, que hay que pensarlo todo), por lo underground y alternativo (¿por qué no me creo esta palabra?) o por lo que parece underground y alternativo, pero que en verdad no lo es. También es verdad que estás afinidades son cada vez menos electivas y más pasionales porque el lector es menos fiel, aparecen nuevas editoriales cada dos o tres días con propuestas interesantes y estimulantes y la que hasta hace unos días era una gran editorial, ahora lo es otra. Hasta parece que en el mundo editorial todo es rápido, todo tiene que ser nuevo, todo tiene que ser innovador.

Pero me estoy hiendo por las ramas. Hablábamos de todo esto con la representante y le comenté que creo que el merecido prestigio de estas pequeñas editoriales no sólo se debe a que han sabido conectar con toda la nueva generación de lectores en busca de estímulos literarios diferentes. También, y esta es mi tesis, se debe a que han recuperado un elemento del objeto libro que estaba en desuso y que las grandes corporaciones editoriales habían ido eliminando poco a poco en favor de una reducción de costes. ¿El qué?


Nuestro querido amigo y vecino el margen. 

Este elemento tipográfico de la página que había ido desapareciendo de los libros supongo que para reducir costes (poco a poco conseguimos una página más) y por editories que vivian traumatizados por aquella frase que oían en el colegío de "Gutiérrez, deje margen a la derecha, no lo pegue todo a la página que no se puede leer. Hala, te suspendo la redacción". Y Gutiérrez miraba con odio a su profesora de lengua y pensaba, "verás, verás, un día seré editor de una importante multinacional y se acabarán los márgenes... verás si se puede leer... si no leen así no leerán... ja ja ja".

El margen... tan desprestigiado, pero tan necesario para una lectura más calma, más clara y agradable. Para llenarlos de reflexiones que produce la lectura, con dibujitos que no son más que correlatos del profundo aburrimiento, para dejar respirar a la líneas y no tener que abrir un libro doscientos cincuenta grados para leer el principio de la frase.
Y esta recuperación del margen demustra un cariño al libro como objeto que las grandes editoriales han ido perdiendo. Y algunas de las pequeñas. Os propongo que vayáis a cualquier librería y pilléis el fantástico libro de Yuri Hererra que ha publicado la editorial Periférica Señales que precederán al fin del mundo y lo abráis en cualquier página. ¡Qué maravilla! Las líneas respiran, las palabras ocupan el papel, pero permiten espacios de libertad al lector. Coged ahora una edición de un libro de bolsillo de Anagrama y tenéis un 60% de posibilidades de encontrarlo todo apretujado, con mala tipografía, con líneas pegadas y dolor de cabeza. O el ejemplo más demencial, la joven editorial Ambar y su colección de bolsilo. Una orgía de líneas que ocupan la página de extremo a extremo que obligan a abrir y casi romper el libro para poder leer.

Realmente cada vez estoy más convencido que a las grandes editoriales cada vez les preocupa menos el libro. Malas encuadernaciones, capítulos que desaparecen, hojas que caen, errores tipográficos, faltas de ortografías o pésimas traducciones. Y, por tanto, cada vez sienten menos respeto por el lector al que se considera como ese ser que se lo traga todo. Lo más gracioso es que luego estos grandes grupos se quejan de la disminución de ventas y prestigio . Es que lo quieren todo. 

La editorial pequeña viene a ocupar este espacio de respeto hacia el libro como objeto y hacia el lector. Te puede gustar más o menos su línea editorial, los libros que publican, si piensas que es pose o verdadera convicción, etc, pero no se niega un buen trabajo (hay excepciones, que no todas las pequeñas trabajan bien... no nos pongamos papistas, ni todas las grandes lo hacen todo mal que también hay que decirlo aunque sea en un parétensis) hasta que crezcan, se acomoden, quieran más dinero y se inicie una decadencia que coincidirá con el nacimiento de nuevas pequeñas edioriales.

Como dijo aquel, es el circo de la vida.

martes, 5 de octubre de 2010

Una clase magistral de teología parda


Una de las mejores diatribas contra eso tan peligroso que es la verdad absoluta por
Rowan Atkinson, uno de los grandes.
 Recordemos siempre que quizá son los otros los que tienen la razón.

lunes, 4 de octubre de 2010

Lo que he descubierto este fin de semana





Sí, amigos, vuelvo a ver qué se cuece en Francia.

domingo, 3 de octubre de 2010

"Los tres cerditos" o consejos para sobrevivir tú y tus hermanos a posibles eventualidades

El domingo pasado fuímos al teatro. Eramos A., Niño Lobo, Niña Zombi y un servidor. La obra, Los tres cerditos, en la versión para títeres que hicieron los amigos de Teatro Arbolé. Pero esta entrada no será una crítica sesuda y postestructuralista de la obra de teatro (que estuvo bien), ni de la catarsis infantil que supuso la aparición estelar, esperada y nunca defraudante de uno de los villanos más universales y queridos de toda la historia de la literatura, la historia de la historia, la historia de las religiones, etc. El lobo feroz (silencio total en el teatro, los niños de todas las edades callados... ha entrado el lobo). El motivo de esta entrada es un comentario que me hizo A. al salir del teatro (¿o fue después en la calle? ¿o al día siguiente en La partida del lunes? Tanto viaje en el tiempo al final despista...). Me comentó que había oído a una madre quejarse del motivo que lleva a los cerditos largarse al bosque, construir sus respectivas casas, enfrentarse al lobo feroz y convertirse en mitos. Al momento de decirme esto no le di mayor importancia, pero al tener una semana aburrida en el trabajo y tiempo para pensar, que le empecé a dar vueltas y he llegado a una conclusión. Esa madre que se quejaba está equivocada. Esta versión de los cerditos ha hecho un gran favor a su progenia. Y ésta, un día lo agradecerá. Y ahora lo explicó.

El lobo feroz versión Teatro Arbolé

En la versión que conocía y que me explicaba mi abuela de chico, el motivo de que los cerditos se fueran a vivir al bosque es que ya eran grandes y decidían que había llegado la hora de independizarse. En versiones posteriores esto cambió y era la madre la que echaba a sus hijos de casa porque ya estaba harta, harta, harta de tener que vivir como una esclava por sus hijos. Así, carretera y manta y ahora os apañáis solos. En la versión de Teatro Arbolé (y supongo que de la zona de Zaragoza de donde son oriundos) el motivo por el que se largan los cerditos es éste: viven en una granja a cuerpo de cerdo los tres cerditos y su padre (hay una ausencia de la figura materna). Sólo duermen y comen. Un día el granjero, que también es el titiritero y se establece como dios demiurgo sobre los gorrinos, se lleva al padre de los cerdos a una habitación a parte y cumple la función social del marrano: pasar a un estado superior de su existencia convertido en jamón, chorizo, morcillas y demás esquisitices. Los cerditos descubren esto (en una escena de terrible e inocente gore; uno de ellos abre la puerta del corral y encuntran colgadas las visceras de su padre en un momento que nos lleva inmediatamente a pensar en el famoso plano de La matanza de Texas estableciendo un curioso puente entre este cuento infantil y el posterior cine de terror ochentero).



Al descubrir el fatal destino de su padre, los gorrinos, muy inteligentemente, huyen como alma que se lleva el porquero y se esconden en el bosque. Allí la historia sigue como todos la conocemos.

La queja de aquella primera madre supongo que se debía la hecho de la muerte del padre. Comentaba que en una obra para niños, era muy fuerte que mataran al padre y lo convirtieran en jamón. Supongo que encontraba mucho mejor el mensaje de tú crece, crece que tu madre te acabará echando, gorrón. A los niños no les importó, la verdad. Ellos esperaban la aparición del lobo y el resto del cuento es paja. Y no se les vio muy afectados ni traumatizados, la verdad. Supongo que era de esa corriente de pensamiento que hay que ocultar a los niños la idea de la muerte como si los niños no supiran ya que la muerte existe.

A mí, y aquí viene la parte de profunda reflexión, me gustó esta nueva versión de la huída de los cerdos por la moraleja que encierra. ¿La del valor de trabajo? No, ni por asomo. ¿La de llévate bien con tus hermanos porque un día te pueden cerder un sofá en su casa si te persigue un psicópata asesino? Se acerca, pero no. La moraleja que yo estraje de esa obra de teatro y que espero que haya calado en subconsciente de los niños que asistieron a la representación es la siguiente:

Si una especie diferente a la tuya te alimenta y te deja que hagas lo que quieras sin pedir nada a cambio, es que seguramente te querrá comer. No te fies de especies distintas (se incluyen en esta definición ratas mutadas, extraterrestres, pollos radioactivos, mutantes atlánticos, abogados que se anuncian por televisión, etc.) porque seguramente te están engordando para comerte.


Esta nueva versión del origen de la huída de los cerditos (que a lo mejor no es nueva, pero que no conocía) también sirve como advertencia contra posibles granjas humanas. Si un grupo de humanos te llevan a vivir a una casa rural y te alimentan sin pedir nada a cambio, y no, hombre, no que esto está pagado, que come lo que quieras, si lo que nos gusta es que la gente sea feliz, pero qué delgado que estas macho, ¿quieres otro huevo frito?, ¿un poco más de puchero?, te pongo a ti el chorizo, ¿vale?, seguramente lo que querrán es engordarte y comerte. Seguro.  Esta versión de los cerditos es una advertencia sobre el posible canibalismo de hipotéticas familias excentricas que viven en el campo. Una advertencia a algo que seguramente no, pero a lo mejor puede ocurrir. Y da la solución, deja que la familia (o la persona, o el grupo social) canibal se coma a tu padre y huye al bosque con tus hermanos.

Es un gran consejo porque, total, si sobrevivís todos a los caníbales (o a la especie mutada o venida del espacio exterior o interior que todo es posible) tus padres acabarán echándote de casa de todos modos y acabarás sólo en el bosque con tus hermanos enfrentándote a un lobo.

sábado, 2 de octubre de 2010

Fotógrafos - Erik Refner

Erik Refner, Copenhague, 14 de enero de 1971