viernes, 1 de enero de 2021

Un puñado de lecturas de este 2020 que se ha ido

Mi amiga Cristina me pide una lista de las lecturas del año 2020 y si me lo pide mi amiga Cristina, obedezco. Son un puñado de títulos de todos los que he leído este año. No incluyo dos novelas que me gustaron mucho, pero que no acabé (efecto Bolaño, al llegar a su último tercie acabaron agotándome... las tengo en la reserva para ver si algún día venzo el cansancio). Ha sido un año bastante pésimo. Las circunstancias del virus y confinamientos acabaron con mis ganas de leer y ha sido más bien agónico. Además, muchos empezados y abandonados. Los que siguen son los que más recuerdo. Irán más o menos por orden de lectura, no por orden de preferencia.

El quimérico inquilino, Roland Topor, Valdemar


Para mí es una comedia. Negrísima y, seguramente, sin gracia, pero una comedia al fin y al cabo. Como los cuentos de Kafka o la Eraserhead de David Lynch. Un pobre tipo en un inmueble y un abismo hacia la locura. La alienación, el conformismo, el desdoblamiento de la personalidad para agradar a ese monstruo llamado sociedad. La novela es cruel con su personaje y con el lector, claro. Al final solo queda un grito ahogado y el conocimiento de que ni la locura es una salida.

No sé si fue la mejor novela para empezar el año, pero sí fue una de las mejores lecturas.

El árbol del ahorcado, Dorothy M. Johnson, Valdemar


La película de El árbol del ahorcado (Delmer Daves, 1959) es una de esos tótems en mi vida. El cuento que le da título no tanto, pero es una obra realmente apasionante. Como toda la narrativa de Dorothy M. Johnson. Temas clásicos en la narrativa del oeste, pero dotados de una vida particular y un gusto por el drama íntimo y personal.

Saga La rueda del tiempo, Robert Jordan, Timum Mas


Me gusta La rueda del tiempo. Me gusta mucho La rueda del tiempo. Es larga, repetitiva y confusa, pero a la vez es terriblemente entretenida y, por momentos, muy emocional. Si soy sincero la sigo leyendo por todos y cada uno de los personajes femeninos; sus aventuras son más interesantes, ellas son personajes más cuidados, cercanos y divertidos y son el cerebro y el corazón de la aventura. Ellos, están y se quejan. Las novelas tienen un gusto exquisito para la descripción de lugares y gentes, para el movimiento de tropas y las sorpresas que volumen tras volumen nos va dejando. Sí, ya sé cómo acabará y es muy poco probable que los protagonistas mueran, pero el viaje está siendo muy divertido. Llevo ocho partes de las catorce. Quizá son demasiadas, pero se me harán pocas.

Alma vagabunda, Todd Mayfield, EsPop Ediciones


Curtis y Superfly son dos discos muy importantes para mí; de esos que te definen como persona y pondrías en cualquier lista. Con estos antecedentes la lectura de esta biografía iba a ser necesaria. El libro es apasionante. Iba con el temor de encontrarme con una hagiografía del músico, pero fueron infundados. Muchas luces, muchas sombras Un hombre complejo, no siempre simpático ni agradable; uno de los genios de la música del siglo XX, voz para inquietudes y fantasmas. La edición de EsPop es maravillosa (como todo su catálogo) y la biografía es una lectura intensa y absorbente. Al terminarla no solo sientes más cerca a Curtis Mayfield y la comprensión de sus canciones aumenta, si no que el confuso siglo XX, la lucha por los derechos civiles, la evolución del soul y la música popular se iluminan mejor.

Harley Quinn. Cristales rotos, Mariko Tamaki y Steve Pugh, Hidra


Novela gráfica que reinventa el origen de Harley Quinn convertida en esta ocasión en una adolescente problemática que busca respuestas. Un excelente cómic sobre la forja de la identidad, el desarraigo, el desconcierto adolescente y la creación de mitos. El dibujo de Steve Pugh es maravilloso.

Muertes perfectamente evitables, Deirdre Sullivan, LaGalera Editorial


Se ha convertido en una de mis novelas juveniles favoritas. La historia de dos hermanas en un pueblo de Irlanda y sus sutiles conexiones con la brujería. Identidad, confusión, violencia, abusos, y todo explicado en un ambiente mágico y por momentos casi onírico donde la fantasía se sobreentiende y todo podría ser producto de una imaginación demasiado poderosa. Han pasado meses, pero la novela sigue viniendo a mí. Ojalá más novelas juveniles como ésta donde se abren nuevos caminos. Las autoras irlandesas están haciendo cositas muy, pero que muy interesantes.

Teniente Bravo, Juan Marsé, Seix Barral (edición descatalogada. Se puede encontrar en la colección contemporánea de DeBolsillo, pero falta uno de los cuentos).


Son cuatro los cuentos que componen el libro, pero el que se te queda pegado a la memoria es el que da título al libro. La desventura tragicómica y patética de ese teniente Bravo saltando un viejo potro de gimnasia. Uno de los mejores cuentos en lengua castellana, un puñetero prodigio narrativo, de composición, con un punto de vista inteligentísimo y un perfecto sentido del ritmo y la progresión. Una anécdota cuartelaria elevada a alta literatura y a agudo retrato de una época y de un sentido de la masculinidad que, por fortuna, vamos superando.

Dendritas, Kallia Papadakis, Automática Editorial


El fracaso, la decepción, la condena al olvido... Dendritas habla del universo cotidiano de una familia de origen griego y cómo sus vidas se hunden. No hay grandes tragedias, solo el peso del fracaso, del universo cotidiano y de cada uno de los sueños que se tienen acaban hechos añicos. Al final no hay solución, solo incertidumbre y un día más. Maravillosa.

La sonrisa olvidada, Margaret Kennedy, Ediciones del Viento


No sé si es una novela divertida con un poso triste, o una novela triste terriblemente divertida. Sea como sea, la peripecia de tres ingleses en una pequeña isla sirve para hablar de la memoria, el legado, el dolor y sanar las heridas por medio del rito y la palabra. Diga lo que diga no le haré justicia a esta pequeña miniatura. Ah, y sale uno de los personajes más gilipollas que he tenido el placer de encontrar en una novela.

Despertar a l'infern, Kenneth Cook, Males Herbes


Como con El quimérico inquilino, para mí Despertar a l'infern es una comedia. De nuevo negrísima. Y violenta, asfixiante, desesperante y agónica. El descenso al infierno físico y moral de un pobre tipo en una ciudad perdida en mitad de Australia. La novela es perversa porque el lector siente un extraño placer en la cantidad de perrerías y putadas que le suceden al protagonista porque, la verdad, un rato gilipollas y cretino, es.

Jacques Offenbach y el París de su tiempo, Siegfried Krakauer, Capitán Swing


Jacques Offenbach es mi pastor, con su música nada me falta.
Orfeo, La gran duquesa, Helena, el puñado de bandoleros, los timadores del París del Segundo Imperio, la música, los cabarets, el can can, la guerra... una sociedad absurda que Kracakuer retrata partiendo del genio musical del Boulevard en una biografía social adictiva y absorbente.

Espontánea, Aaron Starmer, Gran Travesía


Las explosiones espontáneas como metáfora de lo jodido que es la adolescencia. Una novela juvenil fresca, distinta, divertida, ambigua y terriblemente triste. El desarraigo y el desconcierto adolescente llevado al límite.

Y ya está. Ha habido más, pero con estas doces es suficiente.
Para el próximo año, leer quizá no más, pero sí mejor. Ensayos de cultura popular, LIJ que busque nuevos caminos y formas, profundizar en literatura de humor, en la literatura cubana y en los cómics de Wonder Woman. Y lo que vaya surgiendo.