viernes, 31 de octubre de 2014

Bottom es culo

Ayer me permití un capricho. Después de ir a comprar avituallamiento para el mes antes de alquileres, facturas y bancos liquiden mi sueldo, y antes de ir a comprar comida y arena para los gatos, pase por Posa'l disc, la única tienda de discos y películas de Igualada (no cuento los hipermercados porque me niego). Entre por cotillear, pero me llamó la atención que tenían la serie completa de Bottom (conocida en castellano como La pareja basura y en catalán como Salut y peles, ambos versiones del título original que quiero, pero no puedo, olvidar).


Creo que en algún momento ya he comentado que esta serie me provocó uno de los mayores ataques de risa que he tenido. Ayer me vi un par de capítulos mientras A. hacía sus clases de dibujo y manualidades y, la verdad, es tan buena como la recordaba. Un humor grosero, violento, histérico, bruto, cronometrado, perfeccionista y con una precisión envidiable en el gag. Me gustan estas series de humor cafre y cabrón donde los protagonistas son seres odiosos y egoístas a los que no les importa nada lo que pueda provocar sus acciones. Es licito robar una pierna ortopédica para jugar a las carreras, aprovechar el viaje de novios de un amigo o si te rechaza una mujer tras otra, no es porque seas un grosero y un baboso, si no porque ellas son lesbianas. Mis desgracias son siempre culpa de los demás.

En su exageración, me parece una serie terriblemente realista. Las reacciones estúpidas y egoístas de los dos protagonistas y de la panda de desechos que los rodean me parece un retrato muy acertado de nuestra sociedad donde la culpa siempre es de los demás y nosotros no nos equivocamos. Lo podemos ver estos días en los casos de corrupción política y en nuestro día a día. Si un libro llega equivocado la culpa es del cliente que lo pidió mal y para él, es culpa mía porque no hice bien mi trabajo.

Y como esta serie, otras. Pienso en la excelente It's always sunny in Philadelphia (me niego ni siquiera a pensar en el título que le han puesto en España)


donde la descripción de lo que es un grupo de amigos es de precisión quirúrjica: un grupo de gente que se soporta porque comparte una igual visión egoísta y estúpida de la realidad. Ya sé que habitualmente el espectador quiere pensar que ellos y sus amigos están reflejados en las bienintencionadas historietas de Friends o New girl, gente simpática, sana y maja que se equivoca, pero reacciona y en el fondo, son buena gente. Creo que eso es lo que nos gustaría ser, pero que en verdad somos como ese quinteto que vive en Philadelphia encerrados en su pequeño mundo, pero creyendo que es amplio.


A veces, no mucho, me pregunto por qué me siento tan atraído por este tipo de humor y este tipo de personajes. Por qué prefiero la causticidad o el humor bronco y desagradable (ahora pienso en la fundamental The league of gentelment) a un humor más blanco (que también sé apreciar, claro). Pero lo que de verdad me hace reír es esto... Puros cabrones, puro egoísmo.

jueves, 30 de octubre de 2014

Sobre el blog y la inspiración

Pues ya está. Ya tengo los dos bizcochos hechos y procedo a encerrarme en mi despacho mientras A. hace uno de sus talleres. Cuatro niños en casa armados con entusiasmo y lápices preparados para dibujar algo de Warcraft ya que A. es de las que pasan de láminas de caballos, fruteros o paisajes con molinos y les pone orcos, armas y escenas apocalípticas. Y los chavales contentos porque inexplicablemente prefieren dibujar esto


que esto


No hay quien entienda a los niños.

Por suerte no son muy escandalosos y me dejan fingir tranquilo que escribo algo mientras el gato se pasea por mi cara y vuelvo a pensar qué hago con este blog que tengo semi abandonado, pero al que me resisto dejar en los lavabos de una gasolinera. Pensando en que he perdido el motivo primero, el por qué un día me decidí a abrir el blog (entretener a mis amigos) y durante demasiado tiempo lo he dejado languidecer al perder de vista que un blog es un canto exacerbado a uno mismo, un masaje al ego por medio de todas las tontás que adornan una vida y que a nadie le importan (qué película he visto, qué música he oído, lo que me ha pasado y otros etcéteras). Quizá va siendo hora de volver a los orígenes y reinventar el blog por medio de la cotidianidad. Anécdotas tontas, día a día, absurdo cotidiano. El hecho de que a los nenes les haya explotado el buffyverso en la cara y ahora adoren a Joss Whedon por encima de casi todas las cosas. Que en el trabajo me pidan velas para acompañar a los libros que regalan. Incluso que mis gatos son muy graciosos (tranquilos, no voy a colgar ni vídeos ni fotos de mis gatos haciendo monerías). Fragmentos de lo que leo, fotos que me gustan, ciudades, erotismo, monstruos, robots... lo que me gusta. Compartir, vamos que para eso se abrió este blog y no para tenerlo criando telarañas.

El reto es escribir más. ¿Por qué? Por ejercicio e inspiración.
El ejercicio viene a que cada día escribo menos y vegeto más. Estoy perdiendo el fuelle y la habilidad de expresarme por escrito. Y no, esta vez no puedo echarle la culpa a todo lo que me hicieron los nazis comunistas en Manila, si no a mi propia pereza.

Inspiración porque hoy he escuchado en el progama de radio de Carlos una entrevista al pianista Moisés P. Sánchez donde se habla de jazz, de qué es jazz, de música, de improvisación, de vida. Y entre música, palabras, preguntas, reflexiones y risas me ha llegado un mensaje que podía entrever entre las preguntas de Carlos y las respuestas de Miguel, y quizá me lo invento, pero ha acabado siendo una conversación que versaba sobre ser honesto, con uno y con los demás, ofrecer lo mejor, llegar a los demás por medio de un trabajo bien hecho y divertirse. Y, saltando todas las distancias, me acojo a eso y me lo llevo al terreno del blog. Hace tiempo que no me divierto y quiero volver a hacerlo. Con humor, honestidad, trabajo y venciendo pereza.


Poco a poco y sin prisas, volver a conectar con el blog.
Volver a divertirme.