jueves, 22 de junio de 2017

Cuatro días de asueto...

... y la intención es hacer muchas cosas, pero...
... entra el factor niña (y dejo los puntos suspensivos que esto no es una novela de Albert Espinosa).

Por x motivos tengo cuatro días festivos seguidos, lo que no es muy usual. Y siempre hago planes.

- Acabar de rever la segunda temporada de Twin Peaks antes de ponerme con la tercera.
- Ver alguna de las películas de cine negro de serie B que tengo guardadas para cuando encuentre hora y media.
- Leer y hacer que esa maldita pila de libros pendientes mengue un poco.
- Cocinar algo nuevo.
- Paseos tranquilos.
- Ordenar la casa que está hecha un pequeño desastre, pero, claro, con siete seres vivos aquí dentro qué queremos.
- Colgar los pósters nuevos por la casa. Decidir qué se cuelga y dónde se cuelga. El de Wonder Woman es fijo, los otros tenemos que decidirlo.
- Leer algo que supere las ochocientas páginas. Me da igual si es fantasía, drama social en Nueva York, terror de susto y no quiero seguir leyendo o clásico del XVIII con sus doncellas acosadas, sus galanes egoístas y su estilo epistolar (sí, hace tiempo que pienso en releer Pamela. Mira tú, con la de cosas que hay para leer).
- Otras cosas que vayan surgiendo.

Pero, claro, todo estoy topa con una férrea resistencia llamada niña de dieciséis meses que camino a punto de aprender a correr y todo lo que está a mi alcance es para tocar y qué divertido que es esto de pintarme en la barriga.

Todos los bonitos planes destruidos por una bebé que no entiende que mi té es mi té, no su té y que no tiene edad para beber té y que lo dejes, coño.

Surgen otros, sí, como lo de ir mañana a la piscina (ya os contaré. Y sí, odio la piscina), pero de los que me he propuesto me gustaría cumplir uno, solo uno. Creo que no es pedir demasiado. Aunque antes tendré que pedir permiso a la nena si le va bien o prefiere volver a mirar el dichoso cuento de En Pinxo i la orquesta; apasionante historia de un perro vestido de rojo que acompaña a una orquesta para un concierto secreto en el bosque. No sé qué sentido tiene reunir a toda una orquesta en un bosque porque el libro no da más detalles. Ignoro si viven en un mundo donde la música de Saint-Saens está prohibida o si es una secta extraña de músicos templarios, no sé. Seguro que en la próxima media hora volverá a leerlo.


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