lunes, 8 de marzo de 2010

Cae

Hoy, como todas las mañana, A. ha venido al cuarto a despedirse y decirme un hasta luego. Yo estaba como siempre, dormido del todo y con una percepción de la realidad bastante acotada. Cuando A. esaba a punto de salir de la habitación, me ha dicho algo.
- Jorge, está nevando.
A lo que sólo he podido responder:
- ¡No me jodas!

Un hora después me he despertado del todo, me he duchado, vestido y preparado un café con leche. He cogido la novela que empiezo ahora (una novedad que una editorial gentilmente me ha regalado y a la que echaré un ojo) y estaba a punto de poner el culo en la butaca cuando he recordado las palabras de A.

Jorge, está nevando.

No me siento del todo si no que haciendo un alarde de fuerza con las piernas invierto el proceso y me levanto. Aparto la cortina de la ventana. Y sí. Tenía razón. Está nevando. Pequeños copos de nieve danzaban en el aire de la mañana. Un manto blanco cubría los tejados y un manto blanco-marronoso-grisaceo encharchaba el suelo. He visto algún que otro niño corriendo entre la nieve lanzando bolas a algún amigo, transeunte, familiar o anciana desvalida. Los peatones golpean sus pies contra el suelo para desprenderse de ese polvo blanco. Los coches circulan con precaución. Y yo, asomado a la ventana, pienso:

- Mierda. Puta y jodida nieve de los cojones.

Plaça de Cal Font d'Igualada Al lado mismo de casa. Y tengo que cruzarla para llegar al trabajo.

Así que armado con mis zapatos de diario, mi abrigo seminuevo y mi minúsculo paraguas salgo a a la calle para ir a la librería. ¡Dios, qué camino y tortura! Como entiendo ahora a los héroes de las novelas de Jack London o a Scott y Amundsen. Los pies mojados, las manos frías, la nieve azotando inmisericorde mi rostro. Labios cuarterados y primeros indicios de hipotermia.

He llegado a la librería cuando empezaba a sentir los primeros sintomas de la congelación y ante mis ojos aparecían duendes de fuego explicando chistes malos. Estaba cerrada. Extraño. Mi jefe siempre es el primero. Y no había nadie. ¿Es este el fin del mundo? ¿Por fin ha llegado? He visto a poca gente por las calles y las que he visto caminaban rápido y con la cabeza baja. ¿Por fin está aquí el fin del mundo? ¿Pero cuál de ellos?

- No es la infección viral porque no he visto a nadie estornudar.
- No son extraterrestes porque no me ha esclizado nadie.
- No es la resurrección de los guerreros mayas.
- Creo que no ha aparecido ningún monstruo antidiluviano, pero no estoy seguro. Hace tiempo que no leo las noticias.
- Quizá alguien que controla el tiempo... sí... una máquina en el interior de la tierra que está controlando el tiempo y alguien lo usa para su propio poder... sí... ¿quién puede tener esa tecnología tan terrible? Los americanos, dirán algunos. Los rusos. No, los coreanos. Los de Andorra... sí, nunca me he fiado de ellos. Sí... ellos... sí... ya lo sé... todas mis sospechas se han confirmado... por fin parte de lo que descubrí en Manila se ha hecho realidad... ¡¡¡Es la invasión de los zombies nazis con poderes para controlar el tiempo y muy poco sentido del humor!!!


¿Y qué podemos hacer? Lo primero cortar los accesos a la ciudad, comprar toneladas de pan y conservas por si acaso, encerrarnos en un lugar seguro, cómodo y que permita le supervivencia de una población escogida durante setenta y cinco años para después emerger al nuevo mundo y volver a poblar la tierra.

Me he sentado en el suelo manteniendo entre mis piernas el rifle de repetición que tenemos bajo el mostrador para los que preguntan si hacemos fotocopias, y he empezado a escribir quién puede estar en el nuevo mundo.

Concepto básico para la lista. Su utilidad en el nuevo mundo por lo que quedan descartados los abogados, los científicos y los que vigilan las zonas azules. A la gente le gusta reirse y comer por lo que salvamos a los cómicos y a las abuelas que cocinan bien y que nunca comparten sus secretos. Los libreros con gafas que escriben blogs son imprescindibles para mantener la sangre fría y la cordura. A. se salva, claro. Y los nenes. Jordi si me devuelve La bella Helena. Las cuatro primeras personas que comenten esta entrada.

Cuando ya estaba apuntando en la lista a las strippers, los bailarines de claqué, los paletas, electricistas, los escritores de literatura de género, Superman, el Capitán Chistorra y Power Girl, mi jefe ha entrado en la librería.

- Buenos días. Como nieva, ¿eh?
- Sí.
- No creo que venga mucha gente hoy... ya nos buscaremos trabajo. La nieve molesta un poco, pero es bonita, ¿verdad?

Y me he asomado a la ventana que da al patio de la librería y unos sencillos pensamientos han acudido a mi mente. El mundo parece que se ha salvado una vez más. Este mismo sólido mundo en el que ellos se criaron y vivieron se desmonora y disuelve. Cae la nieve. Cae sobre ese solitario cementerio en el que Michael Faurey yace enterrado. Cae lánguidamente en todo el Universo y lánguidamente cae, como el descenso de su último final, sobre todos los vivos y todos los muertos.

- No me gusta la nieve - he dicho.
- ¿No?
- No. Me da por pensar cosas raras.


viernes, 5 de marzo de 2010

Malos de cuento

"La verdad, a mi edad y con todo lo que he vivido he decidido presentar mi renuncia a ser la bruja mala del bosque que secuestra, desolla y come niños. Gracias a mi orientador laboral, gracias Dr. Hyde, he decidido reorientar mi carrera en algo donde mis poderes maléficos, mi ruín inteligencia y mi poco aprecio a la vida humana sean productivos, admirados y beneficiosos. Así que entre otras opciones barajo la de ser agente literaría, editora o portavoz parlamentaria. Se acabaron las manzanas, los espejos, las maldiciones y el pan de jengibre.

Muchas gracias por todos estos años de apoyo."

Bruja malvada del bosque, fragmento de la carta de dimisión dirigida a Lobo Feroz, presidente de la ONG Por la Dignidad de los Malos de Cuento.

jueves, 4 de marzo de 2010

miércoles, 3 de marzo de 2010

Una de las cosas que más odio.

- Odio a las esas viejas cargadas de compra que se intentan colar en el supermercado.
- Las odio.
- Y yo.
- Joder... qué prisas tienen... y yo con mi bolsa de donettes y le digo que no la dejo pasar y empieza que si la juventud...
- Que si ya no hay respeto por los mayores... ¿Qué vais a tomar?
- Una cerveza.
- Dos. ¿Y tú?
- Una coca cola.
- ¿Sólo?
- Ya sabéis que por las noches no puedo tomar alcohol.
- En lo que te has convertido...
- Ya... ya...
- ¿Y encontrarte con antiguos compañeros de colegio y no tener ni puta idea de cómo se llaman?
- No me pasa.
- Pues yo lo odio.
- Y los que hablan en el cine...
- Joder...
- La madre que los parió. "Mira, París". ¡Joder! Ya sabemos que es París.
- O aquellas dos que viendo The Queen empezaron a comentar la porcelana.
- Hay que joderse. ¡Qué se queden en su casa, hostias!
- ¿Pues sabéis qué es una de las cosas que más odio en el mundo?
- Los zombies.
- Las cucharillas dentro de una taza.
- Las películas de Amenabar.
- No odio los zombies, sólo les tengo miedo. Y las cucharillas es que me dan manía. Y a Amenabar... sí, lo odio. No, una de las cosas que más odio en esta vida son las poluciones nocturnas.

Polución nocturna: eyaculación de semen que tiene lugar durante el sueño. Puede estar relacionada o no con un sueño erótico. Se debe a una producción acumulada de semen.

- ¿A sí?
- No lo soporto.
- ¿Por qué?
- No sé... es que es muy incómodo, joder. Estas soñando y de repente te viene un sueño erótico.
- ¿Cómo por ejemplo?
- Yo qué sé... pues una chica en un bar y luego pasas a un callejón y se saca las tetas y empiezas con el tema...
- Yo una vez soñé con Monica Bellucci.
- Toma, y yo.
- Y yo. Sólo que en aquel sueño también salían Susan Sarandon y Natalie Portman y me liaba con las tres.
- Eso es un sueño.
- Pero a lo que iba... pues nada... que estás allí dándole que te pego y entonces, de repente, zas... un frío, una humendad asquerosa que te despierta y hala, todo encharcado.
- Vamos, tanto como encharcado.
- Qué sí... todo manchado de esperma. Y halá, a levantarse, ir al lavabo a limpiarse, cambiar las sábanas... eso si duermes sólo, porque si vives con alguien pues despertarla y... carinó, que lo he manchado todo. Y que es desagradable.
- Pero al menos en el sueño te lo has pasado bien.
- Y una vez soñé que estaba con Ashley Judd... jo, qué sueño.
- Ya, pero es muy molesto. Y frió. Y pegajoso. Y más para mí que como duermo en bolas.
- ¿Duermes desnudo?
- ¿También en invierno?
- Siempre. Me molesta la ropa. Pero tiene sus inconvenientes. Cuando tienes una polución pues la mancha es enorme. Los que duermen vestidos tienen una o dos barreras de contención, pero los nudistas...
- ¿Y eso es lo que más odias?
- Una de las cosas que más odio. No la que más. ¿No os pasa a vosotros?
- A mí nunca. Es que me la casco mucho... un par de veces al día, ya sabéis.
- Cuando era adolescente. Ahora hace años que no me pasa.
- A mí no es que me pase mucho, pero de vez en cuando se descorcha la botella y, plas... ya tenemos la noche montada.
- Hay que masturbarse más.
- Sí, ya sabemos que eso es tu solución para todo.
- Para todo. Si tienes insomnio, paja. Si estás aburrido, paja. Si tienes algo que celebrar, paja. Si has quedado con una chica, paja. Si no has quedado, paja.
- ¿Tú no tienes mucha vida, verdad?
- La verdad es que no, pero no importa demasiado.
- Por cierto, ¿qué imagen pondrás para ilustrar esta entrada?
- Hostias... pues no había caído. ¿Qué tal esta?


- Desagradable.
- Y poco sutil
- Piensa algo mejor.
- Realmente desagradable.
- Algo sobre fantasías eróticas...


- No es lo que estaba pensando, pero es simpática...
- ¿Por qué no pones una tía buena?
- Ya lo haré otro día... ahora me tengo que ir a trabajar...
- Vale.
- Hasta luego.
- Venga... adiós...
- ¿Se ha ido Jorge?
- Sí.
- Pon una foto de tia buena, va.
- Venga... ¿qué pongo?
- No sé... algo que le haga quedar mal...
- Ya sé, esto.


- Quedará como un pervertido.
- Y como un gilipollas.
- Aunque tienen su punto no...
- ...
- ¿No?
- No.
- Vale. Ya sé que tú siempre has preferido a la nancy.

martes, 2 de marzo de 2010

Fotografos - Walker Evans

Walker Evans (3 de noviembre de 1903 - 10 de abril de 1975)
La belleza de lo cotidiano y lo banal. La dignidad de los pobres.