lunes, 7 de noviembre de 2011

Primer día de minivacaciones

El amigo Carlos escribe en un comentario a una entrada anterior en la que expresaba el sopor que se ha adueñado de los días en el trabajo.

"Si es que es lo que digo yo... que en este país hay mucho vago y maleante. ¡A producir coño! Que a ver quién va a levantar sino la patria."

Pues para más inri diré que esta semana empiezo siete días de vacaciones que me coleaban por ahí sueltos y que pienso desprenderme del poco interés que tenía por levantar la patria, el país o lo que sea que sea esto que dicen ellos que es donde vivo. Mi actitud estos siete días va a ser esta


Y estar así hasta que me salga la espalda  por el ombligo.

Pero hoy lunes de vacaciones he hecho lo típico de un lunes de vacaciones que es acompañar a tu pareja a un centre civic situado en el centro de tu ciudad para que ella monte una pequeña exposición / muestra de sus trabajos, dibujos, manualidades y bolsas. Así que a las nueve y media cajas para allá y mesa que se mueve, mantel que se pone, exposición que se monta vigilados en todo momento (aunque vigilaban más a A. que a mí, cosa curiosa) por un grupo de roleros de antaño que entretenían la mañana jugando al dominó


todos muy serios y circunspectos y me ha recordado que este es posiblemente uno de los juegos más serios de toda la historia de la humanidad. No han cruzado palabra entre ellos. Un tímido saludo y el repiqueteo de las piezas en la mesa. No separaban la mirada de las fichas (con la excepción de mirar a A. y no mirarme a mí... ¿y por qué no me miraban a mí? Si llevaba un jersey así como sexi y sin camiseta y cuando levantaba las manos se me veía la barriguita y me contoneaba y ponía morritos...) y los nudillos golpeando la mesa y el silencio de sumar puntos.

La expo está desde hoy lunes 7 hasta el próximo 27 de este mes en el Espai Cívic Centre d'Igualada. En el vestíbulo. Al entrar al lado de los abuelos que juegan a dominó y no me miran cuando pego saltitos. Las fotos de la expo las pondré luego que esta mañana me he dejado la cámara y con el móvil no me aclaro.

Y musiquita.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Portada


Preciosa portada pulp para un clásico de la ciencia ficción.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Y empezó noviembre y el librero se aburre

Empieza noviembre. La temporada de texto se da por finiquitada pese a los flecos que quedan sueltos, los rezagados, despistados, abúlicos, aburridos y exigentes que piden que el encargo que no hicieron ayer esté hoy aquí. Empiezan las visitas de los representantes para preparar la campaña de navidad y sin muchas ganas se van haciendo pedidos mientras los minutos languidecen y los libreros desencajan la mandíbula por el aburrimiento. Porque una vez acabado el texto y sus devoluciones (solo un 12% de todo lo comprado lo cual significa que si te pasas, te lo comes) lo único que queda en la librería es silencio y días que languidecen entre la llegada masiva de novedades que uno no recuerda que ha pedido, encargos de los clientes habituales y horas de... nada. Noviembre, junto con mayo, es un mes cruel donde pasa poca gente por la tienda. Los clientes esperan la llegada de la navidad y el librero tiene que dedicarse a otros menesteres.



Vamos, que nos aburrimos. Sí, después de tanta queja por la gente, ahora hay quejas porque no hay gente. Pero la naturaleza paradójica, contradictoria y quejica del vendedor de libros es así. Y no es que falte trabajo, pero después del subidón de mala hostia que proporciona el texto, la tranquilidad de noviembre es bálsamo... pero también uno se acaba aburriendo. Y empiezan las ideas raras y cuando el librero se aburre, pues tiene que entretenerse.

- Perdona, ¿tienes La cúpula de Stephen King?
- Sí, ¿en edición grande o en bolsillo?
- ¿Cuál es la diferencia?
- El precio y el tamaño.
- ¿Alguna más?
- No.
- ¿Seguro?
- Bueno, sí. Al ser más pequeño y más barato el editor no puede poner lo mismo que en la edición en grande.
- ¿Hace una adaptación?
- No. En la edición en bolsillo se ahorran palabras. No se puede dar lo mismo por diez euros que a los que han pagado casi treinta. Así que en la ediciones en bolsillo se tiende quitar una palabra de cada cuatro.
- ¿A sí?
- Sí. Mira, te lo enseño. La cúpula en su edición en tapa dura. Te leo el principio.

A dos mil pies de altura, donde Claudette Sanders disfrutaba de su clase de vuelo, la pequeña localidad de Chester's Mill relucía bajo la luz de la mañana como algo recién hecho y servido.

Y lo mismo en la edición de bolsillo

A dos mil de altura, donde Claudette disfrutaba de su de vuelo, la pequeña de Chester's Mill bajo la luz la mañana como recién hecho y.

Por el contexto se pilla.
- Vaya, no lo sabía.
- Sí, pero no es algo que hayamos inventado nosotros. Esto se hace desde que se inventó el libro de bolsillo. Allá por los años del Conde de Richelieu, Madame de Stael y Atila.
- Cuesta de seguir. ¿No se podría hacer una adaptación?
- Por contexto se entiende y es más barato recortar que adaptar. Mira lo que pasa con Paradiso de José Lezama Lima.

La mano de Baldovina separó los tules de la entrada del mosquitero, hurgó apretando suavemente como si fuera una esponja y no un niño de cinco años;

La mano de separó los tules la entrada del, hurgó apretando suavemente si fuera una y no un de cinco años.

- Pues casi que me llevo el de tapa dura...
- Como quiera. ¿Se lo envuelvo para regalo?

También buscamos conversación por cualquier cosa, nos peleamos por entrar las cajas de libros que llegan, cambiamos de sitio los libros infantiles para volver tarumbas a los niños. Todo esperando que llegue la temporada de navidad para quejarnos de la gente por venir todos a última hora y no dejarnos tranquilos para nuestra recreación histórica de la batalla de Hoth, una épica batalla donde la Resistencia rebelde sufrió un duro golpe, pero que conformó los destinos de aquellos que en un futuro cercano derrotarían al malvado Imperio.



 Es que el librero aburrido lo carga el diablo.

viernes, 28 de octubre de 2011

jueves, 27 de octubre de 2011

La tienda a la vuelta de la esquina

El domingo, entre otras, El bazar de las sorpresas (The shop around de the corner, Ernst Lubitsch, 1940). Para A. era la primera vez, para mí la cuarta o la quinta. Sí, tengo una debilidad enorme por el cine de Lubitsch en general y por esta película en particular.


Junto con aquella de Capra de Sucedió una noche (maravillosas sus murallas de Jericó), un pilar para toda la comedia posterior basada en el chico cono chica, chico y chica se pelean, chico y chica no saben que están enamorados. Lo aparentemente sencillo siempre me ha podido y Lubitsch hace que todo parezca fácil. Y vivo. Este bazar del señor Matuschek está más vivo, más fresco y más divertido que casi toda la comedia actual y no suena a visto y repetido pese a que sus constantes han sido repetidas, copiadas, plagiadas, abusadas y destripadas. Diálogos rápidos e ingeniosos, personajes vivos, una adorable Margaret Sullavan y un retrato bastante acertado de lo que es una tienda. Quien trabajo de cara al público lo sabe.


Y es tan antisentimental... siempre pienso en Tres sombreros de copa cuando veo esta película. Los pies patizambos para romper un momento que se acercaba a lo cursi, pero a la vez hace que toda la escena sea especialmente entrañable me llevan a pensar en el cuello pinchado de Dionisio.

Un final de domingo cinéfilo perfecto. Lo que buscaba y mi cuerpo pedía. "Algo bonito, A." y esta tienda es perfecta. Y es que me noto que el cuerpo me está pidiendo clásicos.