viernes, 17 de junio de 2011

Ni una hora despierto...

... y mientras acabo el café con leche antes de largarme a la librería, escribo un fragmentito de la novela que me leí anoche.


... escéptica Kurt descubrió el reverso - o seria mejor decir, la continuación - de aquel horror padecido diez meses atrás hasta aceptar que pavor y fiereza no tienen patria, y que anidan en todos los corazones por igual: franceses, alemanes, rusos, americanos, japoneses, españoles, qué más da, es la sucia materia del hombre la que esta sobre la balanza, su corrupción, su vileza, su arrogancia de animal idólatra, no su patronímico ni su credo ni sus gustos culinarios.

La ofensa, Ricardo Menéndez Salmón, Seix Barral, 2007, pág. 89

Y mientras rescato este pequeño trocito de la novela de Menéndez Salmón, dos palomas se han puesto a fornicar de forma violenta, estentórea y apasionada en el balcón de casa.

Y una cosa no tiene nada que ver con la otra, sólo la coincidencia en el tiempo.

Buenos días.

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