sábado, 18 de febrero de 2012

Se encuentra un diálogo inédito de Platón

Leído hoy en la prensa.
- ¿En cuál?
Pues en una y te callas.

Parma, febrero de 2012.


A unos meses del fin del mundo.

Estudiosos de la universidad de Parma  han encontrado entre los papeles del difunto marido de la señora Dominica, lo que parecían ser unos antiguos papiros que contenían un diálogo inédito de la primera etapa de Platón. Llevaba por título Cansinus. Al ser preguntada la señora Dominica sobre el origen de esos papiros, respondió:

- Papeles, papeles, papeles... Peppino lo que es dinero o comida no traía nunca a casa que tenía que hacerlo todo yo... ir al mercado y pelearme con el ladrón del tendero que quiere cobrarte seis por algo que como mucho vale tres y el pescado... el pescado... vamos con el pescado... que huele a como olía mi madre que en paz descanse cuando la dejamos olvidada cuatro días al sol cuando se murió porque una tiene otras cosas en la cabeza y con ocho zagales que solo quieren comer y comer todo santo el día a ver quién se acuerda de enterrar a una abuela que no hacía ruido... más buena... y comía como un pajarillo, no como la madre de Peppino que en el cielo se pudra y los demonios le lleguen el cuerpo de gangrena y bichos que era envidiosa, mala... más mala... que fui al entierro para ver que estaba muerta y bien muerta y le dijo, así te mueras, muerta y me fui más orgullosa, porque otra cosa no, pero el orgullo de ser la señora Dominica no me lo quita nadie... los papeles, sí, pues los encontraba en las tiendas... le daba unas liras para comprar y se perdía, se metía en cualquier trapería y como ya lo conocían todos... el tonto de Peppino le llamaban, pues le sacaban papeles viejos, ridículos, estropeados y que olían fuerte y él venía todo contento, como un bendito, con esa cara de pan  que daban ganas de abofetear y me decía Dominica, Dominica, mira que legajos más interesantes y escritos en latín que me lo ha dicho Giuseppe el de la calle abajo... y él se lo creía, pero como no sabía leer, pues leer no leía, pero se miraba las letras y pensaba, qué dirán y empezaba a decir que lo que creía que estaba escrito y así todo el santo día que me tenía la cabeza como un bombo, pero se le veía tan feliz...

Sólo se calló cuando los estudiosos le ofrecieron algunas liras a cambio de esos papelajos y otros que encontraron en el despacho / despensa / lavabo de su marido Peppino (entre los que se hallaron también una versión de La montaña mágica de Thomas Mann con final feliz y batalla de tartas incluida, unas cartas de Wagner donde renegaba de toda su obra y la catalogaba de "inmenso coñazo... aburre hasta las piedras... ¿por qué no me avisó nadie de que estaba escribiendo mierda?", una cuarta salida de Don Quijote a las Vegas donde conoce a Falstaff, Sherlock Holmes y el Doctor Who escrita por J.D. Salinger en colaboración con Juan Rulfo y el evangelio de Timoteo donde se cuenta que Jesús podía ser muy bueno, pero en su vida pagó un café a sus amigos). Según los estudiosos, los compraron más porque se callara la señora que porque pensaran que los papeles valían algo.

De vuelta a la universidad y después de estar como media hora buscando aparcamiento, los estudiosos se pusieron prestos a leer y traducir los legajos. Cual fue su sorpresa cuando en las primeras hojas se encontraron con lo que prometía ser una de las mayores joyas ocultas de la tan sobrevalorada cultura griega:

(Atenas. Una hermosa mañana de mayo. Tectes y Filemón, dos buenos amigos, pasean cerca del teatro de Dyonisios hablando de sus cosas).
Tectes: Pues qué quieres que te diga... para mí que los egipcios están sobrevalorados.
Filemón: Ya te digo... ¡y los persas!
Tectes: Menudo pueblo... ¿y eso que escriben que es? ¿Letras? Dibujitos así uno al lado de otro y dicen que son letras.
Tectes: Ya te digo... ¿vas a ir a ver la nueva de Sófocles?
Filemón: Me da palo... todo el día con lo mismo... ay los dioses, ay qué mal lo paso, ay cómo sufro... y el coro... sufre, cabrón, por lo que no has hecho que lo hizo tu padre.
Tectes: Pues a lo mejor sí voy a verla... A no ser que hagan una nueva de Aristófanes, claro.
Filemón: Qué risa.
Tectes: Qué bueno que es el cabrón.
Filemón: Si es que te meas con sus obras... hostias, mierda, cojones...
Tectes: ¿Qué pasa?
Filemón: Mierda... que viene Socrates...
Socrates: ¡Tectes! ¡Filemón! ¡Amigos!
Tectes: Mierda.
Filemón: Te dejo.
Tectes: No seas cabrón.
Filemón: Luego te mando un esclavo y te digo algo.
(Filemón se va).
Tectes: Será hijo puta...
Sócrates: Hola Tectes, ¿dónde va Filemón? ¿Es que no me ha oído?
Tectes: Pues no...
Sócrates: ¿Para dónde vas?
Tectes: Para el foro.
Sócrates: Pues mira qué bien, yo también. Hagamos el camino juntos.
Tectes: Para el otro foro.
Sócrates: Pues te acompaño igual... si a mí me da igual... si no hago nada más en todo el día... con esta pierna... y la pensión, pues para quedarme en casa pues salgo a la calle y me encuentro con los amigos y a charlar...
Tectes: Sí, sí.
Sócrates: Pues mira tú, aquí vamos... y yo que el otro día pensaba en la justicia... ¿tú piensas en la justicia?
Tectes: Pues no mucho, la verdad.
Sócrates: Porque la justicia tiene que ser buena o ser justa, ¿tú que crees?
Tectes: Pues no sé... yo de esas cosas no entiendo...
Sócrates: Algo entenderás, digo yo, porque todos tenemos la idea de justicia dentro... así como si fuera una sombra... ¿te he explicado alguna vez lo de la caverna?
Tectes: Tres o cuatro veces,sí.
Sócrates: Me quedó bien, ¿eh?
Tectes: Pst.
Sócrates: Sí... todos sentados mirando las sombras y el otro que se va a mirar qué hace la sombra y ve a las muchachas aquellas tocándose y él se pone morado y luego va a decirlo a los otros, pero los otros dicen que prefieren la sombra porque es más sutil y ese fue el nacimiento entre el erotismo y la p...
Tectes: Sí, ya lo sé. Lo contaste en la cena de Anfitrión.
Sócrates: Sí, lo de las sombras... qué chulo... uno mira y los otros, no. ¿Sabes? Algo de ideas que dice Platón... ¿Conoces a Platón?
Tectes: Sí, el otro...
Sócrates: ¿Tú no tenías un hermano pequeño?
Tectes: Ni se te ocurra acercarte a él, ¿entendido?, ni se te ocurra.
Sócrates: Pero si es para pasarle sabiduría, que ya sabe que se pega... que no quiero hacer nada mas...
Tectes: Oye, mira, que tengo prisa...
Sócrates: Que te acompaño... oye, ¿y tú has pensado alguna en convertirse en un ser de cuatro brazos y cuatro piernas con otra persona?
Tectes: No te ahogarás en cicuta, no.
Sócrates: ¿Qué dices?
Tectes: Que Esparta es muy bonita.
Sócrates: No sé. Yo solo sé que no se nada.
Tectes: Tócate los huevos...

Y así durante lo que se calculan son unas trescientas páginas de Sócrates hablando y Tectes intentando librarse de la cháchara interminable del presunto sabio de Atenas. Este diálogo platónico ha causado mucha controversia entre los estudiosos de Parma. ¿Estamos ante una falsificación o es el verdadero retrato del verdadero Sócrates alejado de la evidente idealización de la posterior obra de Platón? ¿Era en verdad Sócrates un pesado que iba tocando las narices a los pobres atenienses con temas que no importaban a nadie como "dónde vamos", "adónde venimos", "y después, ¿qué?" ¿Acaso toda la filosofía occidental se ha asentado en las palabras de un pesado de las narices que molestaba más que otra cosa y que tenía un millar de voluntarios que le hubieran metido la cicuta a hostias si hubiese sido necesario? ¿Qué otros secretos esconderán los millones de papeles que tenía Peppino y que servirán para reescribir la historía y darnos cuenta que una cosa es lo que nos cuentan, otra lo que es y otra más divertida la que explican esos papeles? ¿Cuál es la verdadera y cuál queremos que sea la verdadera?

Algunos de los papeles que guardaba Peppino y que según los estudiosos de Parma van a cambiar la historia de la literatura para siempre jamás. Secretos desvelados, traiciones, intentos de asesinatos, fraudes, plagios, sexo salvaje, pam pam en el culete y muchas cosas más... Próximamente.

2 comentarios:

Mara Oliver dijo...

Umberto Ecco Cuando llego a casa: Cuando te lo leas y pases las hojas, ¡no te chupes el dedo!

... el pobre Umberto no te conoce, ni te chupas el dedo ni te salen pelos en la lengua.
Me encanta cuando te pones estupendo, siempre me sacas una sonrisa XD

Jorge dijo...

Es que soy estupendo...