viernes, 8 de noviembre de 2013

Sin conciencia

Quien sigue más o menos este blog sabe que una de mis pasiones más confesas es el cine. Y dentro del cine, el cine clásico. Y dentro de lo clásico, el cine americano de los treinta / cuarenta / cincuenta. Y dentro de ese cine americano tengo tres géneros
- comedia
- western
- cine negro.
En especial, este último.

Desde chiquito me siento fascinado por las historias de detectives, mafiosos, ladrones poca monta que aseguran que este será su último golpe, atracos que salen mal, viciosos y asesinos, jugadores, locales clandestinos, oscura fotografía, ambigüedad moral, fatalidad y muerte. Y violencia, claro. Películas violentas. Secas, duras, impasibles.

El fin de semana pasado vi Sin conciencia dirigida por Bretaigne Windust en 1951 (aunque gran parte del metraje lo dirigió el maestro Raoul Walsh, uno de los tuertos de Hollywood que nos dejaron maravillas tras maravilla) y me sorprendió lo terrible y violenta que era. Eso, y que la sombra de una película de cine negro bastante desconocida es muy alargada. Viendo la investigación de Bogart y la trama que ante él se despliega, un maravilloso asesinato en una barbería, me vino aquella otra muerte en Promesas del este. Y esa sequedad del disparo sin remordimiento, el día a día de los ladrones y asesinos que luego nos enseñará Scorsese y Los Soprano y ese villano en diferido que domina toda la película como se enseñoreaba Keyser Soze en Sospechosos habituales. Y tantos otros.
Quizá exagero y se me ha ido la cabeza con la influencia, pero cada uno se construyo su historia del cine. Y esta me gusta mucho.


Pero no ha sido la única incursión en el cine negro de los últimos días. The big combo, Al rojo vivo, Retorno al pasado (otra vez), Perdición (otra vez y otra vez y otra vez)... Y este fin de semana toca Deseos humanos.

Y no, no me he olvidado de ellas. Pero ellas merecen sección aparte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

tomo nota, que no la he visto. ñam!

Jorge dijo...

Te gustará... vaya que sí...

Y avanzo que este fin de semana, si todo sale bien, veré por primera vez "El extraño amor de Martha Ivers". Ganas, ganas.

Anónimo dijo...

Martha Ivers es un peliculón, lo tiene todo. bien cargadita de ambiguëdad moral, como debe ser.

Y Deseos humanos!

es que me has tocado la fibra sensible con estas pelis.