domingo, 20 de julio de 2014

Crisis lectora

En plena crisis lectora.
¿Qué significa eso?
Que puedo llegar a pasarme veinticuatro horas sin abrir un libro.
Y para una persona que cuando baja a buscar el pan se lleva un libro por si hay cola o se lleva dos libros a la boda de un amigo por si hay algún momento tonto, es mucho.
Muchísimo.
Y me desespero, claro. Abro libros y los cierro a las tres páginas. Miro una y otra vez los centenares de libros que tengo en casa por leer, pero ninguno me apetece. Releo por aquí y por allá alguna página de novelas que me gustaron. Voy como alma en pena por casa. Miro una y otra vez las mismas estanterías en la librería por si en los últimos cinco minutos ha aparecido algo nuevo que se me hubiera pasado por alto. Suspiro. Me quejo. Bufo. Pierdo el tiempo mirando las paredes y vuelvo a suspirar. Me aburren mis géneros de siempre y no me apetece nada probar algo nuevo.
Aburrido.
Desquiciado.
Quejoso.
Bastante patético, lo sé.
Al final de este bache lector siempre acabo saliendo de la misma forma. Me cae en las manos un libro totalmente alejado de lo que acostumbro a leer. Algo que nadie, ni yo, pensaría que acabaría leyendo. Creo que es una forma de relajar la mente. Dos o tres libros leyendo algo que de forma usual no leería que me sirve para reconectar con la novela negra, la fantasía, lo experimental, el terror...
¿Y qué estoy leyendo ahora?
El viernes entré en la librería después de mi consabido jueves de descanso. Mi jefe me comenta que el día anterior vino tal representante y dejó un ejemplar promocional de un libro que saldrá en septiembre y que la editorial tiene mucha esperanzas y bla bla bla y que al representante le gustó de forma inesperada. Lo cojo y miró. Me lo llevo que no tengo nada que leer. ¿En serio?, pregunta el jefe. A ver qué tal. ¿Qué libro es?
Open de Andre Agassi.


La autobiografía del tenista. Llevo tres días con ellas. Es lo único que leo ahora. La historia de alguien que no me interesa, su relación con un deporte que no me interesa, sus matrimonios, obsesión por el pelo, descripciones de partidos que no entiendo y mucho sufrimiento, odio y represión. ¿Y qué tal?

Pues bien. Es lo que necesitaba. Me permite leer, recomponer estructura lectoras y, la verdad, es que el libro está sorprendentemente bien escrito. El personaje me sigue sin interesar (aunque sorprende tanto odio por el deporte, tanta represión de sentimientos, tanta dependencia), pero admiro la sinceridad aunque ya sabemos que toda autobiografía no deja de ser una faceta de la ficción. Y no aburre, lo que es mucho.

La verdad es que no me hubiera nunca imaginado encontrándome leyendo la autobiografía de un deportista de élite. Ni me interesan las biografías ni el deporte, pero todos sabemos que las crisis acaban conllevando nuevos escenarios.

¿Y después de este? No sé. Un ensayo antropológico sobre brujería, quizás. Ya veremos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo en una de esas saqué de la biblioteca Vida de Samuel Johnson, esa edición tan chula de Acantilado, y cuando llevaba 100 páginas tuve que dejarlo.

Con todo lo que lees me da cosa recomendarte algo pero has leído los libros de Simenon que no son de Maigret? A mi nunca me falla, me gustan todos.

Cristina dijo...

Cuando has dicho que la forma de superar crisis lectoras es leer algo "completamente alejado" de lo que sueles leer nunca me habría imaginado ESTO. Pero oye, mientras te sirva para volverte a poner a punto, perfecto. He leído algunas cosas sobre Agassi y supongo que al menos te causará cierta sorpresa.

Jorge dijo...

Insermini, la Vida deJohnson creo que es un libro para leer durante veinte años. Unas paginitas, se deja, otras, se deja, pasan dos años, se leen cien páginas, lo dejamos...

Me encanta el Simenon no Maigret aunque no he leído todo lo que querría. Ahora es un buen momento para ir a la biblioteca y mirar si encuentro ese gato.

@Rusta, los caminos lectores son inescrutables. La biografía no aburre, pero el personaje no me interesa nada. Mi único acercamiento entusiasta al mundo del tenís es el partido que se juega en "Extraños en un tren". Eso sí, me ha servido para hacer una limpieza mental importante.