lunes, 8 de junio de 2015

Excurisón a Bellprat y su Vila del Llibre

Ayer decidí empezar oficialmente mis vacaciones y lo hice con una excursión a la vila de Bellprat. ¿La excusa? Que mi hermana pequeña Mo hacia un cuentacuentos en el pueblo contratada por la organización de la feria del libro que de forma anual se organiza allí.

Bellprat es un pueblo pequeño situado en la Baixa Anoia (lo siento, Jordi, no tuve tiempo de hacer ninguno de los trámites para transitar por tus tierras) donde desde hace unos años se organiza una feria del libro de segunda mano y de editoriales independientes.


Un lugar bonito y acogedor con calles estrechas, libre de coches, casas de piedras y repleto de rincones donde crecen los rosales. Ayer rebosaba de escritores, editores y buscadores de libros. Paseos por el pueblo rebuscando en las paradas, entrando en las casas abiertas donde había cestos repletos de libros antiguos, un taller de caligrafía donde A. fue feliz y volvió a ser alumna y no maestra,


presentaciones de libros, recitales de poesía de los que huía (creo que en el infierno hay un círculo cuyo castigo es asistir a recitales de poesía de aficionados y teatro infantil), y cuentacuentos que es para lo que fuímos. Mo defendió como pudo el cuento impuesto por la editorial y triunfo ante un público entusiasta de dos niños y ocho adultos.

Fue una mañana agradable. Sol, gente, pero sin que molestara, libros, búsqueda y, en un arrebato de romanticismo y nostalgia, no pude dejar de imaginar que Bellprat era uno de esos maravillosos pueblos donde en un mundo ideal sería tan fácil encontrar que los pocos habitantes del lugar participan en un rito pagano que sacrifica a los turistas que buscan "lo real del mundo rural" o que la extraña señora Antonieta deja suelto a su hijo por las noches para que haga nuevos amigos y sea feliz jugando.


Paseando por aquellas callejuelas y perdiéndome entre libros y portales, no costaba nada imaginarme solo, extraviado, sin encontrar a aquellos con los que había ido de excursión y perseguido por una figura amenazante que solo quiere afilar su hacha con mis intestinos. Aunque, claro, si no hay libros es difícil que yo vaya de excursión y si he ido, seguramente, el del hacha sería yo, pero esto es otro tema.

Bellprat es un escenario ideal para un slasher como debe ser, con efectos cutres, desnudos gratuitos, mucha sangre, actores horribles, mucha oscuridad para ocultar los defectos de la producción y toneladas de carcajadas. Un entorno ideal para una horrible historia de desmembración sobre, no sé, un ser inadaptado que solo quiere hacer amigos que se carga excursionistas o runners de montaña.

Lanzo la idea. Creo que es un buen entorno para una orgullosa película de serie B con aspiraciones de Z. Un entorno ideal para una vacaciones de pesadilla.

Ah, ¿si compre algo? Sí, claro.


1 comentario:

Mara Oliver dijo...

lo del slasher lo pienso en todos los pueblos, caradecueros tiene que haber muchos, pero se esconden bien :P y lo del paseo y el taller de escritura, cuentacuentos y demás me ponen los dientes largos :)
un superabrazo!!!