domingo, 15 de enero de 2012

Sigilo


Es gata y se llama Sigilo y desde hace poco más de una semana que vivimos con ella. A. la trajo de la protectora, le gustó lo que vio y decidió quedarse. A cambio de comida, limpiar la arena, dejarla dormir donde  ella quiere, curiosear en nuestras mesas, destrozarnos las manos, pasearse libremente por nuestra cara, exigir puntual su comida y ser esclavos que la adora y le dicen lo guapa que es, nos permite permanecer en el que ahora es su piso.

Ahora solo me queda convencerla para que me deje hacerme una foto con ella y oficializar de una vez por todas mi aspiración a villano y ser algo así.


Ya sé que villanear, villaneo poco, pero es que me faltaban los adimentos adecuados. Ahora que me tiene un gato blanco, pues me rapo otra vez y click, foto directa al carnet de malos.

jueves, 12 de enero de 2012

Mis doradas manzanas del sol


No llego a los extremos de Rachel  Bloom en su adoración a la obra de Ray Bradbury, pero sí que la lectura de Las doradas manzanas del sol ha resultado satisfactoria, agradable y perturbadora. 

La edición que tengo. 
Comprada hace años en un mercadillo de segunda por un euro.
Con evidentes pruebas de que en algún momento alguien le volcó un líquido por encima. 

No es uno de mis cuentistas favoritos, pero se acerca. Prefiero a Chejov, Flannery O'Connor, Bioy Casares, Stevenson, Roa Bastos y algunos etcéteras más o el puñetazo mandibular de uno de los mejores libros del año pasado, Knockemstiff). Pero la lectura de cualquier libro de relatos o de alguna de las novelas de Bradbury provoca en mí una reacción que otros autores que más aprecio, no consiguen: la envidia. Y la posibilidad.

Porque Ray Bradbury tiene en ese volumen algunos cuentos que me hubiera gustado escribir a mí. Más aún, si no fuera tan vago podría escribirlos. ¿Por ejemplo? "La sirena", ""La fruta en el tazón del fondo", "Bordado", "El ruido de un trueno", "Las doradas manzanas del sol" o "La bruja de abril". Envidia por los abiertamente fantásticos, los que calado poético o de género más que los de calado social. No es que sean malos cuentos, pero nunca me han convencido los mensajes evidentes. Pero la sutileza de "El ruido de un trueno" o la recreación de "El corazón delator" que hace en "La fruta en el tazón del fondo" hacen que me descubra odiando al señor Bradbury por quitarme cuentos que podrían haber sido míos.

Con este autor (y con Matheson, también) me ocurre lo mismo que a un amigo con El protegido de M Night Shyamalan. La consideraba muy buena, pero existía un poso de rabia porque era una historia que con el poso de los años y las lecturas podría habérsele ocurrido a él por compartir tono y obsesiones. "Se me avanzó sin darme la posibilidad de madurar hasta conseguirla".

Creo que ahora lo único que queda es luchar por escribir todos esos cuentos que aún no se le ha ocurrido al señor Bradbury y hacerlos míos. Por escribir y por joder. Para que sepa lo que se siente.

martes, 10 de enero de 2012

Tres historias de libros y niños

Librería. Un par de días antes de Reyes. Dos chicas y un chico hablan. Ellas parecen sacadas de una película de bandas callejeras de los ochenta cambiando el pelo encrespado por tupés estratosféricos. Él tiene pinta de metrosexual sin presupuesto y está más preocupado en posar para los inexistente espejos que en atender a las conversación de las dos muchachas. Éstas hablan mientras esperan que acabe de envolverles un libro infantil.
- Pues en la tele dijeron que es bueno que a los niños, los Reyes le traigan un libro.
- ¿Un libro al mes? - exclama el chico. Como se puede apreciar, no estaba escuchando mucho.
- No, un libro al mes, no. Un libro para Reyes.
- Ah, ya me parecía a mí.
- Sería demasiado. Que para Reyes tuviera un libro. En la tele dijeron que les va bien... que les... reprograma.
- Por eso le compró éste - dice la segunda chica que había permanecido callada y con apariencia de sensata hasta ahora - para que tenga un libro y, como dice la tele, se reprograme. Pero cuesta, que los libros son muy caros.
El "éste" es un libro troquelado de dos euros.



Es una de los momentos que más recuerdo de estos días de Reyes. Entre las colas y los compradores y las cajas y las recomendaciones, este momento como algo casi mágico. Una conversación llena de implicaciones que hace las delicias de cualquier exégeta. La tele, la educación, los niños, los libros, el valor de las humanidades, los peinados, el cine de los ochenta de peligrosas pandillas y justicieros solitarios, la reprogramación de las jóvenes mentes, la calma del librero para no meterse en conversaciones ajenas, la incomunicación, las personas que no escuchan cuatro de cada cinco palabras... Que cada cual saque sus conclusiones.

Y en el otro extremo aquella muchacha que hablando de novelas de aventuras se quejó de que su madre insistía en que dejara de leer eso y empezara a leer "cosas más serias". Con catorce años se le había pasado el tiempo de leer libros de Cotrina, de Cornelia Funke, de Holly Black, de Richelle Mead con sus historias de chicas fuertes, amistad entre iguales, chicos guapos que no irritan y muchas hostias.

Buenas y entretenidas novelas. 
Las portadas tiran para atrás, pero es de lo mejor en juvenil.

Naturalmente, la madre no especifica qué es eso de "cosas más serias" ni ofrece alternativas, ni soluciones. Solo la amenaza de no comprarle más libros de aventuras. Las lecturas de lo hijos...

Y otro chaval que busca un libro de fantasía. Me trae una segunda parte de una octava trilogía de la Dragonlance y nos ponemos a hablar de esta divertida, pero irregular serie. Sus padres me dicen que le busque algo ámeno, de aventura y fantasía, pero que no sea violento porque están en contra de la violencia y de que alguien tan joven (unos doce años) lea situaciones fuertes. Descarto el universo Warhammer. A los dos minutos de hablar con él me explica que lo que a él le gustan son los juegos de ordenador. Los libros están bien y le gusta leer, pero sin entusiasmo. Le pregunto a qué juega. Tiros, tiros, tiros, tiros, tiros. Juegos de matar zombis, explotar nazis, atropellar rivales por el control de la droga. Juegos rápidos, muy violentos, muy bestias y los padres los compran sin rechistar, pero con los libros que sean descafeinados.


No voy a ponerme moralista con la violencia de los juegos porque yo soy el primero al que le gusta ponerse en una pantalla y pegar cuatro tiros a terroristas que amenazan la seguridad de un areopuerto. Me sorprende, eso sí, la hipocresía de proteger de los libros y despreocuparse de los juegos. ¿Es menos peligroso cortarle la cabeza a un orco con el mando que leer como el héroe de turno le corta la cabeza a un orco? ¿Es peligroso, diría yo? ¿Por qué un medio sí, y otro no? Al final el chaval no se llevó ningún libro porque prefirió esperar a que me llegara El retorno de los dragones y empezar con las aventuras de Tanis, Tas, Raistilin y compañía desde el principio. Me dejó un par de buenas recomendaciones de juegos y una buena conversación. Se llevó un ticket de encargo para recoger un libro de fantasía y unas palabras de aliento fomentando las lecturas que los progenitores consideran imprudentes. No se tienen por qué enterar.

Pasaron más cosas en la librería, pero hoy me apetecía comentar esto.

lunes, 2 de enero de 2012

Portada

Para los cánones en los que se mueve este blog, esta portada es elegante y discreta. Pero eso no quita que no se susciten algunas preguntas.

1. ¿Cómo han llegado allí arriba?
2. ¿No le duele la espalda a la muchacha por esa postura?
3. ¿Él duerme con la boca abierta o es que está muerto?
4. ¿Están los dos muertos?
5. Y si están muertos, ¿quién es el descerebrado psicópata que mata a una pareja y la cuelga en los árboles?
6. ¿Acaso quiere implicar al árbol?
7. ¿A qué altura está el árbol?

Prometo que esta es la última vez que me pongo elegante y fisno y en las próximas portadas volveremos a terrenos más conocidos con nuevas y sorprendentes novedades entre las que se incluye la lluvia dorada, un beagle cachondo y héroes épicos tirillas. Más como esto, vamos:


domingo, 1 de enero de 2012

Pues eso, 2012 y esas cosas

Pues nada, 2012. Ya está aquí. El año en que todo se va a ir a la mierda. La cuenta atrás de la especie humana. El previo al apocalipsis. Donde moriremos todos y los que no mueran serán mutantes que tendrán un fin lento y horroroso mientras se alimentan de sus propias llagas y supuraciones. Los mares que hierven, los delfines que se alimentan de los pobres niños huérfanos, monstruos emergiendo de los abismos, prostitutas con siete tetas subidas a lomos de una cabra de tres cabezas que expulsa veneno por lo pezones (la meretriz, no la cabra). Cuatro o cinco anticristos por ahí dándose de hostias por ser el primero, el pan que se acaba en los supermercados y solo queda ese con pepitas encima que sabe como a esparto, pero que es más sano, perohay que joderse con que sea lo sano lo que peor sabe.  Las piezas de los puzzles se perderán y saldrán a las calles un montón de listos diciendo "si ya lo decía yo, si es que...". Como decía la canción, apocalipsis, fin de la historia.

Esto según los hermeneutas del calendario maya. Porque según los economistas será mucho peor. Pero qué sabrán estos...

Calendario maya. Se acaba en el 2012. Para mí que se cansaron de picar piedra y dijeron algo así que lo acabe otro, coño, y ahora me lío un purito de chocolate.

Ahora tocaría un resumen del año 2011, una valoración, propósitos para el nuevo y cosas de esas. Paso, la verdad. He pasado una noche horrible por culpa de la fiebre (según A. he estado llorando y gritando), he acompañado a Niño Lobo y Niña Zombie a llevar la carta a los pajes de los reyes magos. Muy serios los dos niños, muy responsables, muy modositos. Algo de dolor de cabeza y dolor de espalda y hablando con Niña Zombie de mi plan para robar las cartas de los reyes gracias a mi super aspiraneitor de cartas mágicas. Ella dice que lo impedirá gracias a que su amiga y ella son espías muy secretas y Niño Lobo es un niño lobo con dientes mágicos y ropa que se mete para adentro para que no se rompa. Yo le digo que ni ella ni nadie (e incluyo al Capitán Chistorra) podrán impedir mi maligno plan para que la noche del 5 de enero todos los niños se queden sin juguetes y solo reciban diccionarios.

Cártel de la película de 1989 Over-sexed Rugsuckers from Mars.
En ella se narra la historia de amor de una aspiradora extraterrestre y un sin techo terrícola.
Abunda en escenas sexuales. No es coña.

Y como es 1 de enero, cambios en el blog. Zoey Deschanel cede su puesto de madrina a Rashida Jones y asistimos al mecenazgo de Jasper Fforde. Habrá monstruos y más cosas que irán apareciendo en la barra lateral y en los contenidos. Supongo que nuevas secciones, algunas desaparecerán y otras se recuperarán. La plantilla seguirá siendo la misma porque me dicen que funciona. Dejamos atrás un año difícil para el blog donde he estado muy tentado de cerrar la verja y dedicarme a otras cosas. Si no lo he hecho es por la insistencia de A. en que conserve esta ventana y porque es bueno que una mente como la mía tenga un lugar donde colocar parte de la tontería que se le ocurre. No vaya a implosionar y deje la casa echa unos zorros. Así que seguiremos por aquí durante un tiempo más. Espero que no os importe.

Y como despedida, la que ha sido madrina de este blog durante todo este 2011 tan plagado de cambios y tontás varias nos canta una cancioncilla. Feliz entrada, recorrido y salida de año. Y si el mundo se acaba en diciembre que nos encuentre cagados, comidos, follados y con la ropa interior limpia. Que nunca se sabe quién nos puede ver.

Gracias a Votric por colgarlo y a A. por darle al play