jueves, 15 de diciembre de 2011

Los clásicos son vírgenes

Librería. Sección infantil. Intentando ordenar. Cagándome en todos aquellos señores que un día decidieron poner música a un libro. "Y con botones y muchos colores para que los niños toquen, toquen y toquen y conduzcan al librero a la locura". Nunca he sido muy fan de Bob Esponja, pero oir su irritante voz diciendo aquello de "Me encantan las sorpresas" catorce veces al día hace que desee una plaga marina y que la idea de la extinción de una especie no me parezca tan mala. Llega mi compañera de trabajo.

- Jorge, hay un señor que pide si le puedes recomendar alguna novela para un chico de quince años.
Ese señor me dice hola y me repite lo mismo que acaba de decir mi compañera. Busca un libro para un chico de quince años añadiendo la información de que no es muy lector y que le gustan los ordenadores.
- Pues tengo la novela perfecta. Se llama Erebos y es una novela de aventuras estupenda. Trata de un juego de ordenador que los chavales se están pasando en el instituto y...
Sigo hablando. Desconozco por qué sigo hablando cuando es evidente que no me están escuchando. Se mira la novela y le da la vuelta para leer la contraportada. Y mientras sigo con mi soliloquio advierto que le cambia la expresión de la cara.
- Perdona, pero mejor otra cosa... mira - y señala una de las frases de la contraportada "Su objetivo es matar" -. es que matan.
- Bueno, forma parte de la intriga, pero no matan a nadie en esta novela. Además, si no le gusta leer, pero los ordenadores sí en esta novela...
- No, no, no, nada violento. Otra cosa. Quiero algo que no sea nada violento.
- Vale - pienso... pienso... pienso...-.
- Ya sé, me dice, ¿tienes La isla del tesoro? Un clásico. Aprenderá cosas y nada de violencia.

Tócate los huevos.

A ver, que de La isla del tesoro se pueden decir muchas cosas. Por ejemplo obra maestra, imprescindible, trepidante, adictivo, repleto de personajes carismáticos, relato fundacional para buena parte de la literatura juvenil posterior, etc. Es uno de mis libros preferidos y que mejor me explican. Se puede hablar de Jim Hawkins, de doblones, barriles de manzana y el cocinero con una sola pierna. Se pueden explicar aventuras, misterios y leyenda. Pero hay una cosa que no se puede decir de La isla del tesoro y es que no es una novela violenta. Porque así, a primeros recuerdos...
- Un marinero borracho y pendenciero.
- Amenazas de muerte.
- Un ciego que muere atropellado por un caballo.
- Motines.
- Asaltos a fuertes.
- Abandonos y locura.
- La marca negra.
- Jim Hawkins le revienta la cabeza a Mr Hands de un tiro.


Ahora mismo no sabría decir cuántos mueren en aquella isla maldita, pero son algunos más que las 0 víctimas mortales de Erebos (las únicas bajas son "vidas" virtuales del juego). Así que violento por violento, el clásico de Stevenson.

Total, que al final se lleva La isla del tesoro y yo me quedo pensando en tres cosas distintas; dos de las cuales son claras y la tercera es una nebulosa que no sé si voy a saber explicar.

Primera: ese señor no se había leído La isla del tesoro.
Segunda: recordé a aquella señora que buscaba un libro sin violencia y sin contenido sexual para su hijo de dieciséis años y acabó llevándose Justine de Marqués de Sade diciendo que a su hijo le gustaba la novela histórica.
Tercera: no es la primera vez que me encuentro con estos caso de idealización del clásico como ente ajeno a la realidad en el que se condensan todas las virtudes morales, las grandes enseñanzas cívicas y una blanquitud en el aspecto sexual o violento porque "los de antes" no hacían las mismas cosas que nosotros.

No digo nada nuevo, lo sé y esta idealización de las virtudes del pasado es algo muy sencillo en lo que caer. Junta a cuatro o cinco treintañeros y en algún momento acabarán hablando de que los dibujos que veían de pequeños eran mejores y no esto tan violento de ahora con los bakugan y que antes estaban mejor hechos y las voces de los dobladores eran mejores, etc. En la librería me lo encuentro mucho. Antes se escribía mejor y antes los libros enseñaban más cosas. Y con literatura juvenil ya ni te cuento. Los clásicos de toda la vida convertidos en referentes morales y éticos llenos de grandes enseñanzas para las perdidas mentes de los jóvenes de hoy en día.

No voy a entrar en el viejo debate de si los libros deben educar o no, si tiene que haber una enseñanza las páginas porque es una discusión interminable y aburrida, la verdad. Lo que me hace gracia es esa visión blanca de las novelas clásicas y de sus autores y época por extensión. Se busca una novela sin violencia y que enseñe algo e inmediatamente preguntan por un clásico. Repito, no es la primera vez que pasa. Como si en la época de Stevenson y en la literatura que en ella salió no se cagara, todo el mundo fuera virgen y los niños los trajera la cigüeña después de su formación por esporas bajo la mirada de un dios amable. En la literatura para jóvenes de hoy sólo hay sexo y violencia, no como la de antes que era casta, pura y ejemplar. ¿Por qué? ¿Ignorancia? ¿Mitificación? ¿Pereza? ¿Por qué hay personas que siguen empeñados en la valoración de la obra clásica por lo que se supone que tiene de valores morales y no por ella misma? Y más todavía cuando es para regalar a niños y adolescentes... algo que les enseñe mis valores morales que para algo soy yo quien paga el libro.

Y pensé poco más porque trajeron cajas con libros y había que entrar las referencias en el ordenador y reponer lo vendido y preguntarse cuándo empezará a venir gente para las compras de navidad o si vendrán.

3 comentarios:

Jack el Simple dijo...

Interesante entrada, haciendo referencia a un tema sobre el cual, curiosamente, reflexioné hace poco. Resulta que me empeñé en recomendar la película "Drive" a unas cuantas personas, y para ello les pasé por Facebook un tráiler. En el tráiler en cuestión, aparece Ryan Gosling machacándole la cabeza a patadas a un tipo en el interior de un ascensor.

La mayoría de los comentarios -especialmente de mujeres- fueron: "Uy no, algo así es demasiado fuerte para mí". "Uy no, la violencia no me gusta". "Uy, no".

Con una de ellas pude hablarlo más detenidamente. Le dije: oye, escucha un momento, ¿has ojeado la Biblia? ¿Has leído a Dostoyevski? ¿Te parecen pacíficos los relatos de Homero?". Y ella: "Bueno, no sé, es que la violencia no me gusta".

Si quieres que te diga mi opinión, aparte de esa "blanquitud" que cubre cualquier clásico cual sábana impoluta, el motivo esencial, puro y duro es el completo desconocimiento que se tiene de los clásicos. Es decir, no haberse leído uno nunca en la vida.

A dijo...

¿La Biblia es violenta? Vamos Jack, no te pases, por cuatro torturas y goticas de sangre que salen. A parte de pestes, plagas y exterminios de casi todo bicho viviente sin importancia... Vamos, que yo no la he leído pero eso se sabe, que la ha escrito gente decente por nuestro bien.¿no?

Alcalde dijo...

Totalmente de acuerdo.Se tiende a idealizar los clasicos,especialmente por la gente que no los ha leido.Mucha culpa la tienen los Clasicos ilustrados.La gente no leia solo miraba los dibujos y claro eran dibujos mas bien descafeinados,donde no habia una ilustracion de una cabeza destrozada por un disparo ni siquiera una imagen clara de la tortura de Miguel Strogoff.En fin no hay que darle demasiadas vueltas,siempre pensamos que cualquier tiempo pasado fue mejor