lunes, 23 de marzo de 2020

Diario de un confinamiento. Parte IV

Igualada tiene un serio problema.
Sí, vale, esta todo eso del confinamiento, la falta de camas en el hospital, la escasez de recursos médicos, el agotamiento físico y mental del equipo humano del hospital, el aumento de muertos, una población llevada al límite psicológico por no poder salir a la calle... sí, vale todo esto. Pero tenemos un problema más grave y urgente.
Los actores.
Y los igualadinos y habitantes de la conca d'Odena en general saben perfectamente de lo que estoy hablando. 
De ellos.


Por si el resto de lectores de estas sencillas y veraces crónica no lo saben, este fin de semana se tendría que celebrar en Igualada una edición más de la Mostra d'Igualada, una feria de teatro infantil y juvenil. Durante unos días la ciudad se llena de compañías teatrales que vienen a enseñar sus últimas creaciones, programadores que buscan material para sus teatros y familias que se quejan de que no hay entradas en ninguna parte.

Este año se canceló por el asunto del coronavirus y se pospone a un mejor momento. Con lo que no contaban los organizadores es que una compañía había decidido venir varios días antes para ponerse en sintonía con las fuerzas telúricas de la ciudad y ver si en la plaza donde actuaban la energía era limpia o tenían que traer un exorcista cuántico para limpiar de impurezas y astillas el lugar. Además, querían pasar unos días en l'Anoia disfrutando de personas, gastronomía y paisajes; no por algo a este pequeño rincón de mundo se la conoce como la Toscana catalana.

¿Problema? Llega el virus, se confina la ciudad, esta compañía no puede salir y se queda en la calle porque la familia que los iba a acoger a cambio de risas durante la cena no quiere saber nada de ellos. Vagan por la calles sin saber dónde meterse. El hotel de la ciudad no los quiere por las pintas que llevan, los niños les lanzan piedras desde los balcones (en Igualada es tradición que a los niños pequeños la noche de Reyes les traigan un cargamento de piedras para que durante el año puedan lanzarlas a todos aquellos que parezcan "de fuera") y con hambre y frío porque descubren que las risas no calientan el cuerpo acaban degenerando convirtiéndose en un problema. Acechan bajo los puentes con sus disfraces y maquillaje y atracan a los desafortunados que van del supermercado a casa, de la farmacia a casa, del aquelarre a casa. Roban medicación, comida, ropa interior amenazando con hacer un espectáculo de mimo o la rutina del payaso y la escalera.

Y no tienen gracia.

Porque están desesperados y su comedia se tiñe de sarcasmo y cuando ven que nadie ser ríe sus ojos se vidrian y todo espectador es un crítico y, bueno, lo típico; canibalismo sin pedir permiso, violencia en tonos pastel y muchos chistes sobre cambiar pañales cuando viene la suegra.

Este grupo de actores abandonados a la buena de dios se está convirtiendo en un problema muy grave. Igualada está acostumbrada a unas dosis de canibalismo y violencia digamos, normales, tranquilas, las típicas de una ciudad de provincias, pero ahora, por culpa de este grupo está aumentando de forma exponencial. 

Captura de una story de Instagram que hicieron dos de las víctimas para inmortalizar el momento en el que los Actores empiezan a devorarles las piernas sin salsa de romesco ni nada.

Y ni el ayuntamiento, ni el govern de la Generalitat, ni el Gobierno central, ni la Federación Unidas de Planetas están haciendo nada. Exigimos un grupo táctico anti actores abandonados o un contrato vinculante que les lleve a hacer una gira por otras tierras. Pero a nuestras peticiones solo responden con silencio y alguna que otra pedorreta.

Al final los ciudadanos de Igualada hemos optado por tomarnos la justicia por nuestra mano y acabar con esos mal llamados actores. Hemos elegido en una asamblea hecha en el templo subterráneo que tenemos consagrado a Afrodita a tres de los mejores para que se enfrenten a ellos en una justa teatral interpretando la Médea de Séneca.


Ya os diré cómo acaba todo.

En casa estamos bien dentro de lo bien que podemos estar tras diez días encerrados y los que quedan por venir.  Tanto Nil como Noa van a la suya viviendo día a día. Niña Dragón está feliz al tener a sus padres y a sus hermanos en casa para jugar, pintarnos, hacer galletas y fuertes de mantas. A. sufre por todos y tiene sus momentos, pero siempre los supera; es más fuerte de lo que ella piensa. Yo he empezado a pintar en las paredes con mis heces una imagen que se repite una y otra vez en sueños

Algo así, pero con más tetas. Y tres narices. Y en rojo. Y con blondas. Muchas blondas.

una figura que se llama mi amiga y que si le hago caso en todo y no pregunto nos ayudará a salir de ésta. Solo unos sacrificios y ver mucho cine italiano. A mí ya me va bien consagrar mi vida a una deidad pagana porque con esto del encierro no me concentro y me cuesta leer y ver una peli. A ver si así aprovecho para hacer algo útil.

CONTINUARÁ...

2 comentarios:

Capdemut dijo...

Veo que la cosa se pone chunga en tu tierra. Mucho ánimo y saludos desde el sur del mundo.

Mara dijo...

:D
Hacer algo útil seguro que ya lo haces, yo pido gentilmente que abandones la pintura rupestre y dejes de negarnos una novela juvenil, fantástica o lo que se tercie ;) ponte a ello, bajo un fuerte de mantas.
Un abrazo enorme para todos!