Algunas personas me han preguntado si la atractiva rubia volvió a la tienda y, en caso afirmativo, si pasó algo.
Y sí, volvió a la tienda... pero los dioses jugaron conmigo para que no pasara nada.
Primera hora de la mañana de dos días después. Estoy en el almacén con uno de mis compañeros de trabajo apilando libros para colocarlos posteriormente en la tienda. Alguna chanza y risa. Agarró unos cuantos libros y me dirigo a la sección de cocina. Justo cuando salgo del almacén oígo que se abre la puerta de la calle. Mi compañero me llama desde el almacén. Vuelvo atrás. Hablamos de algo (no recuerdo qué) y vuelvo a salir. Enfilo hacia la sección.
Alzo la mirada.
Es ella. En esos mismos momentos está saliendo de la librería dejando tras de sí el perfume del azul. Una última mirada atrás pasando por encima de mí y se pierde en la calle. He sentido el impulso de lanzar los libros al suelo y perseguirla.
Han sido unos segundos, un minuto como mucho de distracción. Suficiente para que ella se fuera.
¿Esto me afectó, me preocupó, me entristesció? Pues no. En absoluto. Sonreí. Es un final a algo que no llega a historia y que trajo consigo los primeros calores de la primavera.
Ahora la primavera ya está aquí y sólo hay que esperar otros infinitos encuentros fugaces, un millón de posibles principios y, si los dioses son favorables, algún que otro argumento, desarrollo y final no obligatorio y no traumático. Que ya va siendo hora. Que no sólo de destellos se vive.
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2 comentarios:
Que las diosas, los dioses y tu iniciativa te sean favorables. Una primavera enamorado es imprescindible. ;)
La verdad es que la historia es muy buena. Así que ha vuelto. No sé, si hay un tercer encuentro casi recomiendo pasar a la acción. Me uno a tu reclamo, si es que vivir de destellos resulta agotador.
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