viernes, 6 de marzo de 2009

Conversaciones imaginarias

Jorge: Te lo digo muy en serio, hay días en que llego a odiar profundamente mi trabajo.
Gustav: Pues suerte que es un trabajo que te gusta.
Jorge: Y hoy ha sido uno de esos días. He estado colocando estanterías nuevas, haciendo agujeros en una madera que me odia para poner los soportes, tragando polvo, con dolor de cabeza y ganas de enviar a alguien a la mierda.
Gustav: ¿Pero si esto ya lo has hecho otros días? Si hasta te lo pasas bien entre madera y clavos, construyendo cosas de las manos y demostrando al mundo que no eres tan inútil como pareces. Además, dicen que las mujeres lo encuentran sexi.
Jorge: Sí, ya lo sé, pero hoy no le he visto la gracia por ninguna parte.
Gustav: ¿Y eso?
Jorge: Supongo que se debe a que he dormido mal... He estado toda la noche manteniendo conversaciones imaginarias con gente que conozco... como el personaje de Saul Bellow...
Gustav: Pedante...
Jorge: ¿Qué quieres decir?
Gustav: Pues que eres un pedante sin remedio... ahora me sales con una referencia culta para intentar subir el nivel de este blog, cuando todo el mundo sabe que esto solo es una tontá.
Jorge: Me gusta esa palabra.
Gustav: Lo sé, por eso la he utilizado.
Jorge: ¿Es que no puedo decir que he dormido mal? ¿O que me siento triste?
Gustav: No sin un buen motivo y sin intentar ser trascendente. ¿Por qué estás triste?
Jorge: No sé.
Gustav: Pues si no lo sabes tú... Di lo que quieras que para eso es tu blog y tu momento de puro egocentrismo, pero no puedes decir que no has dormido porque has estado manteniendo conversaciones imaginarias... intentas ser profundo o poético y la verdad...
Jorge: ¿No lo parece?
Gustav: Pues no. La profundidad nunca ha sido tu fuerte.
Silencio
Gustav: Por cierto, ¿de qué iban las conversaciones?
Jorge: Eso no lo puedo decir.
Gustav: ¿Por qué?
Jorge: Es privado... quedan entre esas personas y yo.
Gustav: ¿Pero cuál era el contexto?
Jorge: No sé... en el duermevela me emparanoié que me quedaba poco tiempo de vida. Y estaba preparando el momento de mi muerte, hablando con la gente... Poniendo en orden algunos sentimientos y siendo consciente de algunas oportunidades perdidas.
Gustav: ¿Qué oportunidades? ¿No viajar al espacio?
Jorge: No, de esas no...
Gustav: Ah, vale... siempre has sido un cobarde.
Jorge: Supongo que sí... Por cierto, me han escrito de Bromera.
Gustav: ¿Sí?
Jorge: ¿Sabes la entrada que hice sobre los propósitos de vida?
Gustav: Sí... me acuerdo vagamente...
Jorge: Pues uno de ellos era escribirle una carta a Agustín Fernánez Paz. Bromera edita su libro en catalán y ayer les mandé un mail pidiéndoles si podían hacer de puente entre Agustín y yo. Y en menos de un día una chica llamada María Villalba me contesta con un mail superamable diciendo que no hay problema, que les envie la carta que ellos se la llevaran a Agustín.
Gustav: Está bien.
Jorge: Está muy bien... empiezo con los propósitos y pretendo hacerlos.
Gustav: Que sí, que sí... El día que te vea con una guitarra en las manos tocando algo que no sea la canción del do me creeré todo esto de los 101 propósitos.
Jorge: Bueno, poco a poco, poco a poco...
Silencio
Gustav: Por cierto, el personaje de Saul Bellow se llamaba Herzog, y no mantenía conversaciones imaginarias sino que escribía cartas imaginarias. Si tienes que ser pedante, al menos cita bien las fuentes.
Jorge: Vale, vale...
Gustav: Señor señor, que tonto que eres a veces... y este tipo de entradas lo confirman. Venga vámonos a tomar un café.
Jorge: Sí, que hoy me toca pagar a mí.

El señor Saul Bellow, uno de los mejores escritores del siglo XX
e invitado involuntario de esta entrada egocéntricamente absurda.

8 comentarios:

Girl From Lebanon dijo...

Absurda...pero genial...

y no hay nada mas sugerente que imaginarse a un tio con el taladro en la mano...ahora que lo he escrito me doy cuenta de lo...soez que suena :S

lo facil que te va a resultar cumplir tu proposito...seguro que cuando te lo planteaste te pareció imposible...

Bss!!

Bellota dijo...

Está genial la entrada. Sigue escribiendo tus conversaciones imaginarias en el blog, en vez de ir diciéndolas por la calle en voz alta, o que te aparezcan en forma de paranoia a mitad de la noche.
Besoooo

Jordi Vivancos dijo...

A ti te parecerá una "tontá" de entrada, pero creo que nos cuenta mucho de ti, de modo que es muchas cosas menos una "tontá" (a mí también me gusta esa palabra, por cierto)

Y qué te voy a decir... Que me siento muy identificado. Yo también he tenido muchas conversaciones imaginarias como la tuya. En mi caso, he "hablado" con Natalie Dessay un millar de veces, y en nuestras "charlas" le confié un millón de preguntas y anhelos... En fin, otro sueño que se fue por el retrete. Ahora procuro aplicarme la máxima de Lady Chablis: "Dos lágrimas en un cubo, y a tomar por el culo".

-Anna- dijo...

Yo creo que es un ejercicio excelente ese de las conversaciones imaginarias. Yo a veces hablo imaginariamente con mi psicóloga, es más barato jajaja, pero sirve, al menos se ponen las ideas en orden o se vacía un poco la mente, no sé.

Me gustó mucho esta entrada =)

Seguí hablando que yo vengo a curiosear ;)

Besos!!

Anónimo dijo...

Aquest post m'ha recordat un altre que vas escriure en què el teu "alter-ego" parlava de tu. Ets genial amb aquests desdoblaments de personalitat.

Fedora dijo...

Nunca se me hubiera ocurrido postear mis conversaciones imaginarias jajaja... soy una compulsiva a eso.

Pero me diste una buena idea, subiré el nivel de mis interlocutores... tratando de adivinar como responderían.

Saludos.

Jorge dijo...

Supongo que todos hablamos con nuestros alter-egos. Lo que espero que los vuestros no sean tan hinchapelotas como Gustav. Que es majo, pero cansino. Y ya lo invitaré a que se pase por acá de vez en cuando.

Martín Garrido Ramis dijo...

interesante, sí señor.