¿De vampiros guapos y virgenes que viven torturados por ser bellos por toda la eternidad?
¿De criaturas de la noche con alma, remordimientos y zumo de frutas para saciar su sed?
Yo también. Por eso estoy tan satisfecho de haberme leído Sueño de Fevre, de George R.R. Martin, una novela donde algunos vampiros quieren ser vegetarianos, pero que matan, comen, beben, asesinan, discursean, sangran y, sobre todo, hacen sangrar. Y, lo mejor, por mucho que hablen, al final la bestia de verdad es el ser humano.

Ah, aprensivos con la idea de utilizar un bebé para el terror no leer la novela o saltarse el capítulo de la cena.
Y próximamente... ¿puede un zombie reintegrarse en la sociedad, ir al instituto, enamorarse y ser aceptado pese a estar muerto? Sí, si no se pudre, no come carne y es guapo. Próximamente la reseña de una novela de zombis enamorados.
En serio... ya lo dije y me repito, pero un día de estos me dedico a escribir una novela sobre como por una apuesta un Predator acaba siendo la reina del baile del instituto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario