sábado, 19 de mayo de 2012

Una tarde de paseo

Desde que lo operaron, Niño Lobo no ha ido al colegio. Y de eso hace ya unos meses. Esto ha provocado que se esté perdiendo la intensa vida social que supone primero de primaria: quien es novio de quien, quien juega de portero, quien es un pegón y la entrada en esa etapa de la vida en que se decide que "las niñas son un asco". Desde la salida del hospital, Niño Lobo recibe clases en casa. Viene una joven profesora y durante dos horas y media al día, intensivo de catalán, castellano, inglés, conocimiento del medio, etc. De las clases de plástica se encarga A. que para eso es más apañada... Pero falta el entorno, la socialización con otros niños... Niño Lobo echa de menos a sus amigos y lleva bastante mal el estar alejado de ellos. Así que A. y él empezaron a hablar con la complicidad de Niña Zombie y decidieron que organizarían una pequeña fiesta con los amigos de Nil. Juegos de la play, chocolate, maquillaje, manualidades... Invitarían a los amigos más cercanos y durante una tarde nuestro fantástico piso de regia planta se convertiría en un hervidero de alegría infantil. Así que durante la semana concretaron el evento y ayer viernes se fijó como fecha para la tan esperada celebración.

Solo había un problema.

Yo.


Sé que resultará sorprendente y nadie se esperará lo que voy a decir ahora, pero no me gustan los niños. Pero antes que hablar de eso, aclaremos otro punto. No me gustan las aglomeraciones. Es más, no me gusta la gente. Y cuando esa gente está en un piso aglomerada y son niños, pues, bueno sale esa parte de mí que me convierte en mala persona. No me gustan los niños y no sé tratar con niños. Con uno, dos o hasta tres y si tengo algo de confianza, me defiendo bastante bien. Pero en grupo descontrolados con sobredosis de azúcar, me pueden. Además, mi visión de la infancia se acerca más a esto


que a esto


En cambio, a A. se le dan muy bien. La adoran, la tratan como amiga y ella se defiende como la leona pirata domadora de dragones que es y juega con ellos, los pinta, entra en su mundo de imaginaciones... Realmente admiro mucho esta capacidad de empatía que tiene con los niños y la forma tan natural que tiene de tratarlos.

Así que las cosas estaban de este modo en casa. Catorce niños que aparecerían a las cinco de la tarde, chocolate preparado y un rancio en su despacho fingiendo escribir asuntos de enjundia que acabaría convertido en una versión risible de Hulk cansado y mascullando entre dientes eso de niños, malditos niños, huelen mal, los niños a la cazuela. Así que la solución era clara, Jorge, a calle.

Y eso he hecho, me he lanzado a la calle durante las horas en que mi piso era pasto de las hordas infantiles. Han pintado, manualidades, comido chocolate, torturado a Sigilo (hasta que la gata ha dicho hasta aquí, ha sacado las garras y a volver a dormir), desordenado la casita de muñecas de Niña Zombie (también ha sacado las garras), montado una demencial obra de teatro...

Mientras, yo me dedicaba a vagar por las calles de Igualada pensando en el sentido de los caramelos de menta y buscando un bar donde tomar una cocacola y leer. He acabado en uno donde sin querer asisto a la ya demasiado habitual conversación de lo mal que está todo, las fábricas que cierran y los más pesimistas augurios para los próximos meses (entre los que se incluían más fábricas cerradas, revueltas en las calles, algo de canibalismo bienintencionado, concursos de supervivencia por el último rábano, banqueros que elegirán a un pobre para sentarlo a su mesa, nuevas divisiones en distritos, democracias unilaterales y el silencio de la mayoría puteada) y en otro donde sonaba reaggeton y sin querer he quedado fascinado por la poesía de alguna de las letras (algo sobre hazmelo por atrás que por delante va mi novio o algo así). Luego paseo por la calle hasta la plaça del Rei y vuelvo a sentir la misma sorpresa por el nombre... Una plaza llamada "del rey" cuando lo que la corona es una estatua de Neptuno... Siempre me he preguntado qué hace un dios del mar en una ciudad del interior.


- Es que es una fuente....

Ya, pero sigue siendo el dios de los océanos... supongo que los antiguos igualadinos ya preveían el cambio climático y que un día el mar llegaría a Igualada. Curarse en salud y adelantarse a los crueles cambios que nos esperan.

Paseo, paseo y en un cruce tres coches con la música a rebentar... Héctor Lavoe, Don Omar y Charanga Habanera. Lo que me recuerda que mi mejor amiga anda en La Habana estrenando panza y miedos. Y a las ocho y media vuelta a casa cuando el último de los críos ha salido. Niño Lobo como una moto corriendo de un lado a otro, Niña Zombie algo disgustada por tanto desorden en sus juguetes y A. con esa inmensa sonrisa que se le pone a lo Hannibal cuando los planes salen bien.

3 comentarios:

Mara Oliver dijo...

14?????????
Antes daba clases a los chavalines de primaria y tenía un grupo de 12 que me agotaba por muy adorables que fueran... A final de curso empezamos a jugar al rol y fue mano de santo :D Una buena historia y todos calladitos y gritando solo cuando toca, jejeje.
Si se repite la historia y no puedes escapar, seguro que te los ganas repartiendo superpoderes y enfrentándolos con unos zombies ;)

By the way, A. es toda una superheroina y me parece una idea genial lo de la fiesta :) una idea arriesgada pero genialosa :D
un besote enooorme!!!

Anónimo dijo...

Gràcies Jorge per escriure!

Jorge dijo...

Mara, 14. A. puede con eso y con más. Se repetirá, pero no me atraparán. Me haré fuerte en mi despacho. Allí tengo lectura para dos o tres apocalípsis.

Anónimo, gràcies a tu per llegir.