jueves, 30 de julio de 2009

Crónica de una obra XII

Resumen de lo publicado: Tras dos horas de injustificada y muy violenta bronca por parte de Ciocco por haberle desobedecido y haber entrado en la posada, el pequeñin nos hizo entrega de unas armas de mierda, nos dijo cómo salr del pueblo y se fue. Ya está. Esto es todo lo que pasó. Vamos... ¿queréis un resumen más largo? Pues paso... Hoy no me apetece resumir nada.

Después de tres horas dando vueltas por Falac, perder el camino unas trece veces y preguntar a todos los borrachos, tarados, fumados y horjas (una especie de seres de cartón con cabezas de rape que son famosos en Falac por colgar siempre recto cualquier cuadro) conseguimos llegar a la salida del pueblo. O entrada, que todo depende de si vas o vienes. Ante nosotros se extendía un camino real bordeado de altos árboles que acababan formado un inmenso bosque. Era una mañana agradable para caminar. El mimo iba primero atenazando entre sus manos una piedra dispuestos a defendernos a la menor contrariedad. El yesero practicaba mandobles temerarios con el puño de la espada. El electricista intentaba fabricar una cuerda de arco con su pañuelo y el paleta, sencillamente, se apretaba la nariz y soltaba mocos. Yo iba ensimismado en mis pensamientos y sin darme cuenta jugaba con la espada que la misteriosa pelirroja me dio.
Eso, tú restrégamelo por la nariz.
- ¿El qué?
Como si no lo supieras.
- ¿Qué pasa Jordi?
- ¿Le ocurre algo al de arriba? - preguntó el paleta.
No me pasa nada.
- Jordi.
- Va, colega, si algo te esta fastidiando pues lo dices o le sueltas una hostia.
- Dejadlo, dejadlo - dijo el electricista - será otra de sus tonterías.
Tú cállate, puto fanático.
- A la mierda, Jordi, no te burles de mi fe.
Gilipollas...
- A ver niños - dijo el paleta - menos tonterías y menos insultos. ¿Qué pasa Jordi?
Nada... pues que... todos tenéis armas y yo no. Todos vais andando por un bosque y yo no, yo estoy aquí sentadito al lado de agujero, teniendo que tragar polvo y en la sección de ensayo rollo y aburrido de política. No me siento parte del grupo. No me siento integrado. Creo que si aún me aguantáis es por pena.
- Justo por eso - dijo el electricista.
Tontopollas
- En serio, parad. Jordi, vamos a hablar. ¿Qué ocurre?
Me siento mal porque... bueno... estáis ahí abajo, viviendo aventuras y yo aquí... no me siento del grupo, ¿sabes? Soy como un añadido, como algo que molesta y cuando habéis repartido todas las armas y no me habéis dado ninguna...
- Es que tú estás en otro plano de la realidad...
Ya, pero no es excusa. Yo quiero mis armas.
- ¿Y para qué?
Y si entra una pareja de mormones... y si aparece un monstruo de Aqualata en la librería... y si solo porque me sale de los cojones tener unas armas....
- Vale... Mándarte un arma no puedo, ya lo sabes.
.
- Pero puedes fabricarte una.
¿Sí?
- Ves al lavabo. Agarra la escoba y la fregona, le arrancas lo de arriba y ya tienes dos palos de repartir tortas.
¿Y serían para mí?
- Todos tuyos.
¡Genial! Voy a por ellos.
Y oí en mi cabeza como Jordi corría al lavabo feliz como unas castañuelas y pegando saltitos como una Caperucita transvestida cualquiera.

Caminamos unas cinco horas sin ningún incidente remarcable. El camino era cómodo para caminar y solían cruzarse con nosotros viajeros, saltimbanquis y comerciantes que intentaron encasquetarnos filtros amorosos, amuletos mágicos y bragueros donde se podía adivinar el futuro. No es necesario que diga que lo compramos todo. La mañana empezaba a caer sobre nosotros y se iniciaba
Toma hostia con el palo de dar hostias uno...
una agradable tarde que invitaba
a reventar a hostias con el palo dos de dar hostias
al descanso y a comer algo entre el ruído de los pájaros
Soy Peter Pan, soy Nemo, soy... hostias... sí ahora lo recojo... soy Sandokan...
por eso decidimos apartarnos del camino e internarnos un poco en el bosque buscando un pequeño claro donde quitarnos los zapatos y tomar un pequeño refrigerio.

No andamos mucho. Un pequeña clariana se presentó ante nosotros. Dejamos los bartulos en el suelo, nos descalzamos y desabrochamos el primer botón de lo pantalones. Nos pusimos a comer. Todos menos el mimo, que nos dijo que estaba haciendo una dieta macrobiótica y no podía ingerir ningún tipo de alimento que proyectara sombra. Todo esto le llevó dos movimientos de las nalgas decirlo. Era increíble el dominio que tenía de su cuerpo. Así que nos dejó comiendo y se dedicó a imitar el vuelo de las mariposas y hacernos de agua.
- Vaya viajecito - dijo el paleta.
- Ni que lo diga.
- Quién me iba a decir a mí que a mi edad... pero con la vida nunca se sabe... y eso que uno a vivido lo suyo...
Uy, uy, esto pinta a rollo.
-... si es que vosotros los jóvenes no sabéis nada de la vida - se inclinó hacia atras, se tiró un pedo largo y amarillo y empezó a contarnos su historia.

LA HISTORIA DEL PALETA

Pos aquí donde me veís (erupto) empecé en la obra con doce años. Sí señor (pedo) con doce añitos recién cumplidos ya estaba llevando un toro cargado de material y por accidente cayó encima del encargado. Es lo que tenían en ese tiempo los (erupto) encargados, que se les caía cosas encima y se morían. Era un trabajo delicado. Entre eso y los mosquitos que nadie quería ser paleta. Pero, bueno, (pedo) mejor ser paleta que ser pepino (escupitajo) así que me dije pues paleta, pero me pilló la mili en Valladolid, muy limpio (palillo a oreja y luego a boca) todo, eso sí, y me estuve como seis meses arrestado por arrancarle los pelos del culo a un cabo a mordiscos. Una novata eso sí y me hice hombre. Una puta de ciento sesenta kilos te hace un hombre o te mata. Siempre lo decía mi padre. Pásame el vino. Y nada que volví a la obra y me casé con mi señora, cateta y fea. Jorge, cásate si puedes con una fea que en la cama son más agradecidas porque tienen miedo de que sea la última vez. Y ná, con el tiempo y (erupto) mojando el caramelo aparecieron mis tres hijos, unos hijosdeputa que lo único que hacen es comer. El mayor es agente de seguros, el mediano trabaja en una carniceria machacando huesos para hacer morcillas y el menor (pedo largo, larguísmo cargado de éter y metano que amarilleó toda la hierba alrededor de su culo) es tonto, pero qué le vamos a hacer. Y la obra me gusta, sí señor, construyes casas con materiales defectuosos, pero que aguantan y me acuerdo de cuando se nos murió un inmigrante ilegal muy gracioso que trabajaba con nosotros, qué risa cuando me acuerdo... pos resulta que le decimos que carge el porlan en una caja y...

Un agudo grito interrumpió la apasionante historia del paleta. Nos levantamos prestos y dispuestos.
¿Prestos?
- Sí.
¿Qué quiere decir?
- Rápidos.
¿Y por qué no dices rápidos?
- Era por darle un lenguaje más culto.
¿A esto?
- Sí.
Anda, sigue y deja de decir gilipolleces.
Desenfundamos las armas y nos preparamos para un ataque. El electricista dijo que se replegaba detrás de una roca. Aguardamos. ¿Qué nuevo monstruo aparecería? Pasaron unos segundos que parecieron minutos.
Es que pasaron minutos.
Las hojas de los arbustos se movían inquietas, se abrieron dos ramas y ante nosotros apareció...
- ¡Pedazo de jamelga! - dijo el yesero.
Una muchacha. Vestida de blanco transparente. Con el pelo revuelto y los ojos asustados. Sus golosos labios temblaban. Nos miró con miedo y empezaba a retroceder cuando sus ojos se fijaron en mí. Su semblante se cubrió de una expresión solemne y decidida y se acercó. Cayó de rodillas ante mí, me cogió una mano que pocos momentos antes se ataba el botón del pantalón y elevó sus negros ojos.

- Por favor - dijo -. Me llamo Aldana. Hija de la casa de Aldan. Y necesito la ayuda de unos héroes para salvar a mi familia y proteger a mi pueblo.
- ¿Héroes?
- En Falac encontrarás unos cuantos, muchacha - dijo el paleta.
- ¿Acaso no sois vosotros héroes?
- Bueno, de aquella manera.
- Pero si empuñas la legendaria espada del Dragón Negro. Y sólo el elegido puede empuñarla.
Perfecto, pensé.
- ¿Me ayudaréis? Una horda de salvajes horcos bajo el dominio de un shauzer óscuro tiene preso a mi pueblo. Sois nuestra única esperanza. Por favor... puedo llegar a ser muy agradecida.

Si queréis que nuestros héroes accedan a ayudar a Aldana dejad un comentario que contenga la palabra natillas.

Si queréis que nuestros héroes le den un par de monedas a Aldana para que llegue a Falac y se busque la vida dejad un comentario con la palabra escorbuto.

Aldana, de la casa de Aldan. Dibujo hecho por el yeseo con su caja de plastidecores.

8 comentarios:

Cesc Sales dijo...

Me ha conmovido la historia del paleta. Con un pasado así...
Seguro que de pequeño (me refiero a más de más pequeño que doce años), las natillas (perdon papillas) de hermano estaban más llenas que las suyas y bla, bla, bla...

-Anna- dijo...

Y, obviamente yo opto por natillas, que hagan aunque sea el intento de ser héroes che! :P
Pobre Jordi, hagan que se sienta parte del equipo, que no ha de ser fácil estar a la espera en la librería mientras los demás se divierten jejeje.

Un abrazo Jorge!

comunllum dijo...

Me dejo el post para dentro de unos días. Me voy ahora mismo de vacaciones y voy justo de tiempo (para variar).

Feliz verano Jorge!

Leola dijo...

Anda, la Casa de Aldán es un hotelito rural muy bonito al que fui hace un tiempo, aquí en Pontevedra.
Pero no vi nada raro. Por cierto que no comí natillas (¿muy forzado?).
Un beso.

Anónimo dijo...

jejejejej!

M'agrada força aquesta història...ja tinc ganes de saber com continua...amb natilles, és clar!

CAPITÁN CHISTORRA dijo...

Bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeenaaaaassssss!

ya emos vuelto de las vacaciones y OH SORPRESA! una nueva entrega de las aventuras del mejor grupo de heroes de todos los tiempos (creo que me ha dao demasiao el solarro, neng!).

Evidentemente NATILLAS. Aunque nadie lo haya dicho, quiero saber cuanto de agradecida puede ser esta "jamona". jejeje

saludos y pajillas

El capitán chistorra vuelve al ataqueeeeeerl!

Libélula dijo...

JAJAJAJA Siempre me haces reír Lindo...

Supongo que natillas es lo que Aldana les extraerá en forma de agradecimiento.

¿Muy burdo?

Besos enormes, Libélula.

Mara Oliver dijo...

siendo héroes "de aquella manera", espero que caigan las natillas XD

el puto mimo no come, interesante...