miércoles, 9 de junio de 2010

Sobre los prejuicios

Una de las definiciones que el diccionario da de la palabra prejuicio es la siguiente: Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.

Todos tenemos prejuicios. Es normal. Y no pasa nada. Todos juzgamos algunas cosas sin conocerlas, sin haberlas visto o escuchado. Incluso a las personas. Imaginad que vais por la calle cuando ha oscurecido. Una sutil neblina empieza a ensuciar las calles de la ciudad donde vivís. Es tarde. Llegáis tarde a una cita y para acortar camino decidís tirar por esa calle oscura con las farolas rotas a pedradas y el perro muerto colgando de una señal de stop con la lengua fuera y miradita de yo sólo quería un amigo. Caminas oyendo sólo el sonido de tu respiración, el fru-fru de los pantalones rozándose la pernera, las proféticas letras de una canción que vuela por los aires Dale, duro, papi, dale más duro. Un ruído terrible a tus espaldas. Tranquilo, sólo es un gato ciego que ha chocado contra un cubo de basuras... o se ha pillado la cabeza contra un contenedor de basuras... o le han pillado la cabeza con un.... bueno, da igual. Al volver la vista al frente te encuentras a dos palmos de...


¿Y qué es lo primero que piensas?

- ¡Dios mío! ¡Un psicópata asesino que me quiere matar!

¿Ves? Prejuicios. Es un prejuicio. Porque...

1. ¿Quién nos dice que es un psicópata asesino? Puede ser un tipo que iba a una fiesta de disfraces y se ha perdido. Puede ser un tipo que va a una despedida de soltero de un amigo. Puede ser un tipo que va a una despedida de soltera para hacer un striptease a una novia adicta al cine de terror de los ochenta. Puede ser una mujer. Pueden ser dos mujeres bajitas una encima de otra. Puede ser una proyección de tu mente perturbada.

2. En el caso de que sea un psicópta, ¿por qué tiene que ser un psicópta asesino? Puede ser canibal, o taxidermista, o despellejador, arrancaojos, comeriñones, metesustos, etc. A lo mejor ni siquiera es un psicópata, sino que es algo ocasional, o anecdótico, o una apuesta.

3. Me quiere matar... A lo mejor no. A lo mejor no eres su tipo. A lo mejor sólo mata a muchachas jóvenes que le recuerdan a su hermana y trabajan de canguro. O a señoras mayores que le recuerdan a su madre. O a señoras de mediana edad aficionadas a disfrazarse en su casa de Carmen Miranda y jugar al stripscrabble. O a tipos. A hombres hechos y derechos que se encierran en los lavabos de su casa a ver viejas reposiciones de Candy, Candy y llorar como unos desesperados. O a lo mejor solo mata chimpancés. O cobayas. O críticos de cine. O franceses.

Lo que quiero decir es que sería mucha casualidad encontrarse un psicopata asesino que encima quiere matarte a ti. Prejuicio. Y el prejuicio va acompañado, como acabo de demostrar de forma irrefutable, con el egocentrismo. ¿Y qué es lo que siempre acompaña al egocentrismo? La verdad absoluta. ¿Y qué es lo que más producen los poseedores de la verdad absoluta? Prejuicios.

- Guau.
- ¿Qué? ¿Qué os ha parecido?
- Increíble.
- Si hasta está argumentado.
- ¿A qué soy listo?
- Tendremos que empezar a cambiar el concepto que tenemos de ti.
- Pues esto no es nada, preparaos.

Ahora es cuando viene el caso, lo concreto de la entrada. Así que os aviso de qué va a ir esto para que no os sintáis defraudados. Va de libros. Como oís. No voy a soltar una gran reflexión sobre la sociedad actual, ni la crisis de valores, ni la falta de metafísica de los jóvenes, ni nada de todo eso. No me haré eco de alguna noticia, de algún ejemplo de prejuicio racial o sexual o religioso. No. Todo eso lo dejo para los blogs de personas listas que piensas en cosas importantes y utilizan palabras con corbata. No, aquí vamos con libros.

De un tiempo a esta parte prácticamente todo el tiempo de lectura del que dispongo lo utilizo para leer literatura juvenil. Personas me preguntaban por qué leía títulos como Embrujo, Mala bruja nunca muere, El poder de las tinieblas, Invocación, etc. Y siempre contestaba lo mismo, es el trabajo, tengo que estar enterado, etc. Hasta hace poco que al fin admití para mí y para el mundo algo muy importante: me gusta esa literatura. Y añadiría más, me gusta mucho esa literatura. Y añadiría más, me gusta mucho la literatura juvenil fantástica contemporánea con portadas de medias caras femeninas. Ya está dicho. Y para llegar a este punto he tenido que vencer mis propios prejuicios hacia ese género. Me explico.

A la edad de dieciseis/diecisiete años dejé la literatura juvenil para pasarme a literatura "adulta". Me volví ligeramente pedante
Si sólo fuera ligeramente...
y me llene de prejuicios. Empecé con todos esos discursos contra la literatura de género, o de evasión, o comercial, etc. Todo lo que leía tenía que ser minoritario, difícil, oscuro, complicado y si era ininteligible, pues mejor. Igual con el cine (pero de esto ya hablaré en otra ocasión y de lo que supuso de liberación mental el visionado una gloriosa noche de Parque Jurásico III). Conforme fui creciendo y madurando y mejorando con la edad, me fui volviendo más inteligente
Ja
y empecé a darme cuenta del error que estaba cometiendo con mi vida y mi crecimiento intelectual si mantenía todos esos ridículos prejuicios contra la literatura de género, por ejemplo. Fui consciente, por ejemplo, que Dashiell Hammet era bastante mejor escritor que Hemingway, pero que no era reconocido porque escribió toda su vida novela negra. Que algunos de los mejores escritores de este siglo (Raymond Chandler, Frederick Brown, por ejemplo) lo son dentro de géneros muy concretos. Que popular no era sinónimo de malo. Que en la literatura de evasión no había nada malo y mucho bueno y que me perdería muchas cosas buenas si no limpiaba mi mirada de prejuicios y estupideces. Eso decidí y eso hice.

Y poco a poco lo he ido haciendo. Me he limpiado los ojos. Y ahora estoy derribando otro prejuicio que mantenía con la literatura juvenil. ¿Y cómo lo he hecho? Pues leyendo libre. Sin ideas preconcebidas. Valorando la obra por ella misma. Por lo que pretende y lo que consigue. Para qué aspira y a dónde llega. Porque si uno se quita tantas tonterías pseudointelectuales de encima, descubre cosas maravillosas que hubiesen pasado desapercibidas. Por ejemplo, ahora se lleva mucho la literatura juvenil con narrador femenino y elemento sobrenatural. En estos momentos das una patada a una editorial y te salen quince títulos de estos. Los hay para todos los gustos: vampiros, zombis, hombres lobo, ángeles, ángeles oscuros, fantasmas, espíritus, franceses, cobradores de seguros, etc. Las portadas se parecen todas.



y si uno lee los resúmenes de la contraportada se encuentra con historias parecidas que responden al esquema:

Chica más bien pava conoce un día en la clase de biología de su instituto a un chico callado y misterioro con pinta de atormentado que oculta un secreto que hará tambalear la tranquila vida de ella. Ella es tonta y guapa, él es tonto y guapo y misterioso.

Todas se parecen. Craso error. Estoy leyendo mucha literatura juvenil de estas de portadas oscuras y me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Sí que hay mucha morralla y mucha mala novela (por ejemplo, todo lo de la Meyer), pero también me encontrado con novelas entretenidas, con buenas novelas y con alguna muy buena. Pero mucho.

Y para hablar bien de todo esto he decidido abrir otro blog dedicado exclusivamente a la literatura juvenil fantástica. Para dar a conocer grandes títulos y para divertirme. En unos días estará abierto y se os informará debidamente.

Gracias por aguantar este rollo.

2 comentarios:

Bellota dijo...

Espero que este nuevo blog nos ilumine a las rubias tontas llenas de prejuicios. Y que nos cuentes cual es esa novela muy buena con la que te has topado.

Jorge dijo...

Hecho, los castaños atontaos iluminarán poniéndose cascos de esos graciosos con bombillas. Y en los próximos días hablaré de esa novela juvenil tan buena, de verdad.