La película para mí no tiene ningún interés (según un par de amigas los protas tienen mucho interés, pero ese es otro tema). ¿De qué va la película? Bueno, pues resulta que pasa en Londres. Un crío de unos doce años no sé porqué motivo despierta a un dragón dormido que vivía en el subsuelo. La criatura resulta que tenía un mal despertar y junto a unos colegas destruyen la ciudad, se cargan a un montón de inocentes y dominan el mundo sumiendo a la humanidad en una segunda edad oscura. Los supervivientes se reúnen en ciudades esperando que aparezca un héroe que restablezca el orden y extermine a esas criaturas voladoras tan chulas hasta que llega un guerrero misterioso y bla bla bla. Los protagonistas son Christian Bale (chulo él) y Matthew McConaughey (más chulo todavía) y no se llevan bien, pero aprenden a respetarse y admirar los respectivos músculos y sale una rubia buenorra con metralleta. Vamos, un alarde de originalidad que tira de espaldas.
Pero si recuerdo esta película que podría haber olvidado perfectamente (mi cerebro es un hervidero de asuntos inútiles increible) es por una escena. Al haber arrasado con toda cultura, el nuevo orden no tiene televisión (¡no puede ser!), ni teléfonos móviles (no, eso no me lo creo), ni facebook (¿entonces como quedaba la gente y veían las fotos de las borracheras?), ni cine (esto me afecta y no es para bromas). ¿Y cómo se entretiene la gente? Pues se vuelve a la tradición oral y al teatro. A la magia de lo físico y la épica.
Pero si recuerdo esta película que podría haber olvidado perfectamente (mi cerebro es un hervidero de asuntos inútiles increible) es por una escena. Al haber arrasado con toda cultura, el nuevo orden no tiene televisión (¡no puede ser!), ni teléfonos móviles (no, eso no me lo creo), ni facebook (¿entonces como quedaba la gente y veían las fotos de las borracheras?), ni cine (esto me afecta y no es para bromas). ¿Y cómo se entretiene la gente? Pues se vuelve a la tradición oral y al teatro. A la magia de lo físico y la épica.
Lo que me gusta de esta escena (dejando a un lado el componente de frikismo que nunca he tenido porque no soy un especial fan de la saga de La guerra de las galaxias) es el entusiasmo y la mirada inocente de los niños. Estar asistiendo a algo importante (y, seamos sinceros, el "No, yo soy tu padre", fue algo importante). Y no están viendo una película. Es una obra de teatro. El poder la oralidad.
Pero lo que me emociona es la mirada inocente. La sorpresa. Cuando vi esta escena me di cuenta que ése es mi objetivo en la vida al enfrentarme al arte. Contemplarlo desde la mirada limpia y sin prejuicios, dejándome llevar por la sorpresa. Porque esa capacidad para la maravilla se pierde cuando crecemos y adoptamos una pose más escéptica y chulesca. Diciendo cosas como "a mí ya nada puede sorprenderme", "no pienso hacer eso porque es infantil" (¿por qué llega cierto momento en la vida que utilizamos la palabra "infantil" como si fuera algo peyorativo?), dejamos de leer novelas de aventuras, imaginar mundos distintos, creer en las hadas y pasamos el día diciendo la tan temida frase de "eso es cosa de críos". Es una verdadera lástima que cuando crecen, la mayor parte de la gente deje de creer en la magia y empiece a buscar los trucos.
Desde siempre he oído decir que la vida hay que vivirla como si cada segundo fuera el último. La verdad, yo paso. Creo que resulta agotador estar exprimiendo a cada momento todas las posibilidades. Además, con la presión de que a lo mejor es el último segundo de vida que me queda no creo que pudiera llevar con dignidad tanta intensidad. Prefiero vivir, como dice la canción de Aldebert, cada segundo como si fuera el primero. Con esa mezcla de sorpresa, maravilla e infinita curiosidad.
Pero lo que me emociona es la mirada inocente. La sorpresa. Cuando vi esta escena me di cuenta que ése es mi objetivo en la vida al enfrentarme al arte. Contemplarlo desde la mirada limpia y sin prejuicios, dejándome llevar por la sorpresa. Porque esa capacidad para la maravilla se pierde cuando crecemos y adoptamos una pose más escéptica y chulesca. Diciendo cosas como "a mí ya nada puede sorprenderme", "no pienso hacer eso porque es infantil" (¿por qué llega cierto momento en la vida que utilizamos la palabra "infantil" como si fuera algo peyorativo?), dejamos de leer novelas de aventuras, imaginar mundos distintos, creer en las hadas y pasamos el día diciendo la tan temida frase de "eso es cosa de críos". Es una verdadera lástima que cuando crecen, la mayor parte de la gente deje de creer en la magia y empiece a buscar los trucos.
Desde siempre he oído decir que la vida hay que vivirla como si cada segundo fuera el último. La verdad, yo paso. Creo que resulta agotador estar exprimiendo a cada momento todas las posibilidades. Además, con la presión de que a lo mejor es el último segundo de vida que me queda no creo que pudiera llevar con dignidad tanta intensidad. Prefiero vivir, como dice la canción de Aldebert, cada segundo como si fuera el primero. Con esa mezcla de sorpresa, maravilla e infinita curiosidad.
2 comentarios:
jejeje ahora entiendo lo de que prefieres vivir cada segundo como si fuera el primero, pues si tienes razón, es mejor mirar las cosas con sorpresa y maravilla, pero saboreando el momento.
Oye pues yo estoy de acuerdo con el final de la peli de los dragones ( que por cierto, siempre he pensado que no eran tan malvados xD)
a mí me parece que lo que nos hace falta a todos es un "barrido" general de todo, y deshacernos de todo lo que no es necesario, así lo apreciaríamos todo más jeje
Aunque no hubiera facebook o Blogspot jeje
bss!
Je, je... a mi també em va cridar l'atenció l'escena de Star Wars... de fet la vaig trobar molt encertada... un nou ordre de coses porta a tenir un nou ordre cultural i social...
La gent necessita creure en mites i somiar!
Salut!
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