Hace un tiempo, Automática publicó una entrada con los clientes compradores/vendedores que entran de forma habitual en su tienda. Como la idea me gustó, la copio sin remordimientos.
Como en todo negocio, hay clientes que llegan a formar parte de la librería como las estanterías, los libros que no podemos devolver o el polvo en la sección de religión. Y más en el caso de la librería donde trabajo, que es una de esas librerías pequeñas e independientes en una ciudad pequeña. Poco a poco y día a día van entrando personas que acaban formando parte del universo laboral. Con algunos he llegado a hacerme casi amigos, otros son odios irreconciliables, algunas muchachas han pasado a formar parte de mi lista de amores platónicos, algunos los olvido siempre que vienen y a otros los recuerdo aunque solo hayan entrado una vez.
Esta es solo una pequeña lista de los más destacables.
Botsuana: La clienta más temible. Cuando aparece por la puerta, los que trabajamos en la librería nos convertimos en ñus asustados ante la aparición de una leona con ansias de sangre. Reconozco que siempre que la veo me aparece mucho trabajo en el almacén por arte de magia. Pero, de vez en cuando, te atrapa y no puedes huir. No importa si hay mucha cola o no, si estás atendiendo a otra persona o no, si estás ocupado llevando entre los brazos una pila de cincuenta libros o si estás encaramo en una escalera, ella ha entrado y el mundo tiene que reverenciarla. Pide, clama, exige, presenta lista de libros y luego desecha, se va sin pagar diciendo que ya lo arreglaremos, devuelve el libro y se va sin que le demos un vale diciendo que ya lo arreglaremos, encarga y no recoge, falta el respeto, etc. Su frase: ¿Ha salido algo de la Botsuana? (personaje de una serie de novelas de Alexander MacCall Smith). De odiosa, llega hasta a hacerse querer.
Soy convergente, ¿y qué?: Señor mayor. Educado y amable se comporta, y es, como el buen tópico del burgués catalán. Sólo lee libros de historia, política y religión. Para él la ficción es una perdida de tiempo. Todo libro sobre curas o sobre políticos de Convergencia i Unió (para los que no lo conozcan, partido catalán de tendencia conservadora) sabemos que lo acabará comprando. Suele llegar a la tienda con recortes de tropecientos periódicos y siempre nos pide libros que no han salido todavía. Suele entretenerse mucho con el jefe y suele recordarme la pequeña reseña que publiqué hace meses en la revista Sapiens como muestra de respeto.
La dama de rosa y negro: Solo viene una vez al mes, pero cuando entra el mundo tiembla. Adoro a esta mujer. Pequeña y nerviosa, escudada detrás de unas enormes gafas se dirige directamente a mí y pregunta qué tengo. Saco del almacén todo lo que durante el mes le he ido guardado: novela rosa y novela negra. Para esta última sólo tiene una condición: que salga sangre. Para la primera, bueno, es una de esas lectoras de novela rosa eruditas, finas y exigentes.
1. Nada de vampiros, extraterrestres o espíritus. Eso son tonterías.
2. Si en algún momento percibe que el protagonista masculino llora, desecha el libro.
3. Nada que sea muy picante que ya tiene una edad. El sexo siempre sugerente y sugerido.
El resto entra todo.
Nos lo pasamos muy bien cuando viene a la librería. Tenemos el acuerdo de que el día que se muera, me llamará por teléfono para decirme que no le guarde más libros. Sé que lo hará.
La mujer que huele: ¿Os habéis preguntado alguna vez a qué huele la muerte? Pues huele a una de nuestras clientas habituales. Tememos cuando entra. Lo siento, huele mal. Y cuando se va de la librería tenemos que abrir puertas, tirar ambientador y pedir disculpas a los otros clientes. Alguien benevolente dijo que hay que comprenderlo, es una mujer mayor. El problema no es que sea mayor, es que es sucia. Como toda la familia. Padres - marido - hijos. ¿Pero compensa? ¿Compra mucho? Nop. Sólo consulta el mismo libro. Uno que habla de los misterios y secretos de la Iglesia Católica. Lo acerca mucho a la cara, pregunta cuánto vale y pide que lo guardemos. Cuando sale de la librería el libro vuelve a la estantería. Sabemos que no lo comprará.
El hombre que chilla: Personaje adorable que habla como si le estuvieran apretando los testículos. Y atropelladamente. Lector furioso de novela de ciencia-ficción, literatura alemana de entreguerras y todo lo ruso que pueda existir. Repite una y otra vez su nombre y es de una corrección admirable. Aunque la primera vez que te lo encuentras asusta.
Novela negra 1 y Novela negra 2: Son como dos almas gemelas que se buscan, pero no se encuentran. Entre ellos no se conocen y dudo que se llegaran a caer bien. Compran exactamente los mismos libros. Lecturas y vidas paralelas. Y sólo novela negra. Lo gracioso es cómo se persiguen. Porque en ocasiones solo se recibe en la librería un ejemplar de una novela. Viene novela negra 1 por la mañana a primera hora y lo compra. A las dos horas aparece novela negra 2 pidiendo ese mismo libro. Dices que ya lo han comprado. Empieza a maldecir y a decir que un día se cargara a ese tío (todo esto entre bromas y risas). A los dos días vuelve a pasar, pero a la inversa. Se persiguen y se quitan las novelas. Ambos tipos me caen bien. Son de esos clientes con los que puedes tener largas conversaciones sobre literatura. Y, la verdad, esta historia de persecución que se llevan entre ellos me encanta.
El cada seis meses: Un señor que viene dos veces al año. Entra con su mono de trabajo y se lleva alguna novela de terror larga y de bolsillo. La lectura le durará seis meses. No tiene tiempo para leer y aprovecha la pausa de quince minutos que tiene en la fábrica para leerse seis o siete páginas. Y así cada día. No tiene tiempo, pero no renuncia a leer. Aunque los compañeros me llamen loco.
Y ya continuaremos otro día porque no hemos hablado ni de Elvis, ni de Viaje en tren, ni de Mi futura esposa, ni La salud es lo más importante, ni de Me regalas un libro y otros muchos que contribuyen a que este trabajo sea algo especial. Y en muchas ocasiones exasperante.
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13 comentarios:
Y si no tienes la clienta "Edición bolsillo" un día me paso por la librería.
No es que sea rata, es que estoy en crisis. Pero desde que entró el euro.
Bueno ,, nosotros teniamos a la
" Yaya Fashion" sorda como una tapia vestia ella muy atrevida venia cada semana y a grito pelado nos recordava que no recordava si aquel libro ya lo tenia..en fin creemos que ha muerto pues hace mucho que no viene y la pobre no faltava nunca y siempre comprava
Genial, genial, estos son los posteos que me gustan, me he reido mucho con lo de la vieja que huele mal jaja.
Tengo que reconocer que a veces (pero solo a veces) extraño trabajar por esa cotidianidad de gente rara y a veces exasperante.
Besos!!
Querido hermanito, te dejas a mi preferida... la señora winlenfeiinser (o como se llame la bruja esa)!!!
Oh dios! es odiosa!
Y si, el hombre que chilla da miedo la primera vez que lo tienes delante y tienes que buscar el nombre en el ordenador... pero al final se convierte en un hombre adorable!
besiitos desde Lleida!!!!!!!
¡Son personajes de novela de intriga estos clientes tuyos!
^^
Bellota: clientes edición de bolsillo hay muchos. Yo mismo, por ejemplo. Tal como están las cosas es el refugio de los desclasados. Pero si sirve para que un día pases por la librería, no, no tenemos clientes de esos.
Lali: cada uno con los suyos. Y seguro que tenemos muchos intercambiables. Siento lo de la "Yaya fashion". Si quieres te mando a alguna de las que corren por acá.
Cloe: Y habrá más, tranquila. Trabajar cara al público tiene sus cosas, y los clientes es una de ellas. Reconozco que ya no sabría trabajar de otra cosa. Me encanta el contacto con la gente porque de un borde tienes a cinco indiferentes y un par de encantadores. Y a mí no me hace nada de gracia la señora que huele. Te aseguro que tenemos que rociar con napalm la librería para alejar el olor.
Anónimo: Nota para todos. Este anónimo es mi hermanita pequeña. Trabajo una temporada en la librería y llego a hacer una amistad entrañable con la que ella llama la "winlenfeiinser". Se odiaban mutuamente y sin disimulo. Ya saldrá, hermanita, pero no podía acumular tanto mal rollo a la primeras de cambio. ¿Has reconocido a la Botsuana, no?
Annabel: de comedia de enredo diría yo. Y todos los comercios tienen gente de esta. La mayoría son "normales", de verdad, y algunos de estos también. Solo cojo lo que más llama la atención.
¡jorge, adoro tu trabajo!
cuando quieras te vienes a granada y cambiamos una semanita.
si tenéis sección de segunda mano yo soy tu chica ^^
Hola Jorge,
Me hiciste acordar cuando trabajaba en la librería y en un cuaderno (que aún tengo) clasifiqué a los clientes, prentendía ser un pseudo estudio sociológico que quedó en la historia.
Me hiciste reír mucho con La mujer que huele... Hay muchos sucios en este mundo...
Besos grandes, Libélula.
Señor Jorge...
Yo de mayor quiero ser como usted. Me pregunto como me clasificas a mi cuando entro en tu tienda??
En fin, sigue por este camino, son las ocho de la mañana y te aseguro que me has alegrado el dia... (y me espera un dia...)
Salut
Todo un ejercicio antropológico, es genial. Yo me quedo con la dama de negro y rosa.
Al final todos estamos conectados por una u otra razón. Por ejemplo, tu canción de la semana del blog es mi cancion permanente en el mio.
Necesito saber mas sobre Novela negra 1 y 2! Me he quedado maravillada. Que bonita historia de amor y celos y desencuentros y literatura y amistades truncadas. Puedo inventarme un cuento? o ya lo has hecho tu? es genial. De verdad.
Simó: Nop, no tengo sección de segunda mano (lo que es bueno... ya gasto suficiente en libros de novedad). Es un buen trabajo y te lo cambio una semanita sin problemas. ¿Te va bien la semana de Sant Jordi? Las secuelas psicológicas corren a tu riesgo y cuenta.
Lib: me gustaría ver eso escrito en la libreta. Y reconvierte el estudio es comedia.
Cesc: De momento tu clasificación es de tipo que conoce al librero y juega con algo de ventaja.
Albert: la dama de negro y rosa es encantadora, divertida y agotadora. Y sí, todos estamos conectado de algún modo. y eso es fantástico.
Automática: Te daré los detalles que necesites de Novela negra 1 y Novela negra 2. Y sí, tengo un cuento medio pensado. Pero el argumento también es tuyo. Un propuesta: Dos cuentos que parten de los mismo y veamos en qué difieren. ¿Te apuntas?
Por favor Automática, apúntate!
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