Y ya empiezan las apuestas. "Este libro se venderá mucho", "te lo quitarán de las manos", "es el nuevo...". Cada representante (un día se llevarán una entrada ellos solos) lleva lo mejor y lo que más se venderá. En muchos casos gracias a los grandes poderes predictivos de los chicos de markéting (un día hablaremos de ellos). Porque ayer nos dieron el catálogo de las novedades de Random de abril. ¡Y ya tenían en la lista de los más vendidos libros que todavía no se han distribuido! ¡Increíble y fastaurroso!
Y más o menos, y a espera de sorpresas, ya se puede ir anticipando cuál será la tónica de este Sant Jordi. Muchas ventas pese a la crisis, pero de los mismos títulos. Es la tendencia generalizada. Se venden muchos ejemplares del mismo título olvidando los otros. ¿Por qué ese título es el mejor de la temporada? No necesariamente, suele ser por moda y por cierta desidia. Lamentablemente se está perdiendo la curiosidad y cada vez son más las personas que entran en la librería diciendo "dame lo que más se venda", sin preguntar nada. Y me estoy refiriendo a juegos del ángel, niños con pijamas, secretos, hombres que no amaban a mujeres, vampiros y muy poco más. El resto de los libros se mueren de aburrimiento en la mesa de novedades esperando el momento de ser devueltos a la editorial.
Así que a falta de la invasión de novedades, primeras tendencias para este Sant Jordi.
1. Vampiros. Los vampiros de la Meyer y sucedáneos. Supongo que todos sabréis a qué me estoy refiriendo. Esa novela rosa para adolescentes que cuenta la pantagruélica historia de amor entre una muchacha llamada Bella y un vampiro ultrasensible y sufriente condenado a la belleza y juventud eterna; un muchacho que quiere vivir integrado en una sociedad que lo rechaza y que brilla (vamos, que encima de murciélago, gusiluz). Es curioso este fenómeno. Como una novela que es tan poca cosa ha provocado tanto follón entre las lectoras y lectores jóvenes. Y en señoras mayores y en aquel señor de sesenta que buscaba desesperado la segunda parte. O aquella niña que se me puso a llorar cuando le dije que se había acabado la tercera parte. Me dieron ganas de abrazarla y decirle que no se preocupara, que todo saldría bien, que suerte que esto no es importante.
La verdad, no conecto con estos vampiros. Intenté leerme la primera parte y aquello se me cayó de las manos. Primero, me pareció mal escrito. Segundo, a mi la imagen del vampiro guay no me va. Un tipo atractivo, algo torturado, condenado a la juventud y belleza eterna, que quiere integrarse en la sociedad y ser normal, pero es alguien especial y nadie le comprende... Todo es demasiado adolescente... y todo ese cuento de que te muerdo, pero no, pero yo lo deseo, pero te hará daño pero luego te gustará y sentirás placer y... (pilláis la metáfora, ¿no?). Diría que sencillamente no es mi generación, pero gente de mi generación los está leyendo y gustando. No sé, no conecto. Si fuese un tipo listo diría que es un producto que ejemplifica una sociedad obsesionada por la belleza, la juventud, la perfección, la eternidad y la superficialidad de los sentimientos (todo esto lo lei no sé donde). O será que soy un romántico y prefiero la imagen del vampiro hijoputa chupasangres que solo quiere muerte y sangre.
Y a finales de marzo nueva saga de la Meyer. Pasa de los vampiros y nos vamos a los extraterrestres. Rollo La invasión de los ultracuerpos. Empiezo a temblar.
2. El pobre de Stieg Larsson. Escritor sueco. Escribe tres novelas de género negro, las entrega a la editorial y se muere. Las novelas se convierten en un enorme e inesperado éxito. Lo lee todo el mundo y no eres nadie si no las has leído. Y eso que es novela negra, que es posiblemente uno de los géneros más ignorados, prejuiciados y ninguneados de la historia. La leen y se entusiasman personas que me miraban raro por leer a Hammet, Chandler, Mankell, Connelly, Himes, Highsmith, Connolly, Grafton, etc. Lo compran personas que no le gusta la novela negra, que no soportan la violencia, que no saben si les gustará... y se compran las dos partes a la vez. Pero hombre... ¿y si no te gusta? Lo mejor es cuando dices que es novela negra. Te miran y dicen "esto no es novela negra. Habla de algo más que de crímenes, es un retrato de la sociedad actual". Vamos, a lo que se ha dedicado la novela negra durante todo el siglo XX, a retratar las miserias morales de la sociedad occidental. Al menos servirá crear un nuevo público lector de novela negra y se eliminen prejuicios, ¿no? No necesariamente. En algunos casos sí; ha servido para que se den cuenta de la estupidez de los géneros y que una novela es buena por ella misma, no por el género en el que la inscriban. Otras personas siguen en sus trece, vuelven y te piden una novela como las del Larsson y les recomiendas una buena novela negra y te miran y te dicen "Novela negra no, me gustan los libros de verdad". Quien los entienda que los compre...
Y, ojo, que las novelas de Larsson están muy bien. De verdad. Buenas novelas negras, bien escritas, con buenas personajes y con uno en concreto que es esa típica mujer de la que te enamoras sabiendo que solo traerá problemas. Y no es una mujer fatal. Es alguien mucho más complejo.
Portada inglesa de la primera novela de Larson Los hombres que no amaban a las mujeres.
Pongo ésta porque no me resisto a una espalda femenina con el tatuaje de un dragón.
Y 3. Niños terminales. Si, habéis oído bien. En las próximas semanas aparecerán cuatro novelas cuyos protagonistas tienen entre 11-16 años, chicos o chicas indistintamente, que tienen en común que se van a morir en pocos meses. Y todos quieren hacer las cosas que ya no podrán hacer empezando, claro, por el sexo. ¿Y a qué viene esta "coincidencia"? Bueno, las editoriales han descubierto que el binomio niños+muerte vende. Por lo menos es mi teoría. Mira el fenómeno de ventas de esa novelita del montón llamada El niño del pijama de rayas. Porque ésta es la obsesión de todas las editoriales, encontrar "el nuevo pijama". Es que con esta novela paso algo curioso. En el resto del mundo se publica como lo que es, una más de las miles de novelas juveniles que salen cada año y no especialmente destacable. En España no, aquí se publica en colección de adultos y de forma muy astuta abren de forma inmediata el abanico de público lector. Tanto la señora Salamandra como la señora Empuries fueron muy inteligentes. Éste es el sueño de todo editor, encontrar esa novela sorpresa que rompa las ventas de Sant Jordi.
Y sé que ahora tendría que poner una foto de niños terminales, pero convendréis conmigo que eso sería de muy mal gusto. Así que pondré una de Rachel Weisz. Porque sí.
Pongo ésta porque no me resisto a una espalda femenina con el tatuaje de un dragón.
Y 3. Niños terminales. Si, habéis oído bien. En las próximas semanas aparecerán cuatro novelas cuyos protagonistas tienen entre 11-16 años, chicos o chicas indistintamente, que tienen en común que se van a morir en pocos meses. Y todos quieren hacer las cosas que ya no podrán hacer empezando, claro, por el sexo. ¿Y a qué viene esta "coincidencia"? Bueno, las editoriales han descubierto que el binomio niños+muerte vende. Por lo menos es mi teoría. Mira el fenómeno de ventas de esa novelita del montón llamada El niño del pijama de rayas. Porque ésta es la obsesión de todas las editoriales, encontrar "el nuevo pijama". Es que con esta novela paso algo curioso. En el resto del mundo se publica como lo que es, una más de las miles de novelas juveniles que salen cada año y no especialmente destacable. En España no, aquí se publica en colección de adultos y de forma muy astuta abren de forma inmediata el abanico de público lector. Tanto la señora Salamandra como la señora Empuries fueron muy inteligentes. Éste es el sueño de todo editor, encontrar esa novela sorpresa que rompa las ventas de Sant Jordi.
Y sé que ahora tendría que poner una foto de niños terminales, pero convendréis conmigo que eso sería de muy mal gusto. Así que pondré una de Rachel Weisz. Porque sí.
8 comentarios:
Hombre, hubiera tenido su gracia que la foto fuera de un niño vampiro con una estaca en el corazon mordiendo a Larsson. Así habrías matado tres pájaros de un tiro, no?
Ya puedes empezar a hacer yoga para las semanas que te esperan.
Yo dejo que se pasen las "fiebres" de los best-sellers para atacarlos...cuando ya los ha leido todo el mundo, ahí voy yo...es como las peliculas, cuanto mas bombo les dan, mas me repatean...tardé mas de un año en ver Titanic...y confirmé mis sospechas, no me gustó nada de nada...
y no se si será por esto de las modas literarias, pero nos ha costado un triunfo (y digo nos, porque impliqué a mi familia en ello, y al final me lo regalaron por Reyes) encontrar un ejemplar de Hamlet!! que no lo tenían en ningún sitio y me lo tuvieron que encargar!! me pareció increible...
ah!! y uno de mis tatuajes está en ese mismo sitio ;)
Bss!!
Estoy hasta los mismiiiisimos de los vampiros y niñas que quieren a un vampiro en su vida...
Cuando me veas con uno de esos en la mano, porfavor... haz algo para salvar mi futuro! xdd
(me has pedido los libros, brother?)
hasta mañanaaa!!
Montse*
No he leído ni a Larsson, ni a Meyer, ni al del pijama. ¿Seré un especimen?
Me encanta el final que le has dado a tu crónica. Muy bueno (como siempre).
Anónimo/a: Ya tengo suerte encontrando fotos ya, pero eso hubiera sido demasiado. Yoga no es lo que necesito... humor y buenos alimentos.
Lebanon: En mi librería tenemos "Hamlet", es uno de esos libros que se deben tener. Lo de los best-sellers... reconozco que oír hablar continuamente del mismo libro también me cansa... imagina lo que es vender seguidos y sin pausa ocho ejemplares del mismo título... Y no se puede ir diciendo por ahí que se tienen tatuajes en la espalda, por favor, que uno tiene la imaginación despierta... ¿y qué es?
Montsita: tranquila, si tú lo pides lo haré. Si te veo con uno de esos bajo el brazo (no se si libro o vampiro) te dispararé. Como un buen hermano. ¿Hasta aquí tienes que hablarme de trabajo?
Bellota: Eres un espécimen. Es que preferir a Waugh a un vampiro que brilla en la luz... ya te vale. Larsson está bien y el pijama, bueno, bajo tu responsabilidad.
Annabel: Rachel Weisz es un final cojonudo en cualquier situación. Ojalá me la encontrará al final de un duro día de trabajo... Ains.
Vampiros no es Crepúsculo?? ay por dios, que manera de joder los nombres originales siempre.
Yo aun no entiendo como una historia tan simple y trillada como es la de ese libro y/o película puede tener tanto éxito, debe ser que con poner un chico guapo y música emo ya esta.
Y madre mía, que macabro lo de los niños terminales...mejor me quedo con la guia de supervivencia zombie.
Beso!
Cloe: Vampiro era una forma de referirme a la moda... Sí, es Crepúsculo y continuaciones y derivados. Y "La guía de supervivencia..." es útil, necesaria y debería preescribirse en todos los institutos.
Publicar un comentario