sábado, 15 de mayo de 2010

Se fue el Ozores

Siempre que se muere un cómico, el mundo se queda un poco más solo y es menos agradable. Los cómicos, los actores de comedia, los payasos, los caricatos y toda esa ralea que hasta hace poco no se les enterraba en terreno sagrado, no se les permitía entrar en las ciudades ni acercarse a las muchachas solteras y casaderas, son uno de los seres más valiosos y que mejor debemos cuidar de toda la creación. Porque se ríen de ellos, porque se ríen de nosotros y consiguen que nosotros nos ríamos de nosotros.

¿Y por qué todo esto? Bueno, porque esta semana se ha ido uno de esos cómicos.

Antonio Ozores (Valencia, 24 de agosto de 1928 - Madrid, 12 de mayo de 2010).
Actor, escritor, dramaturgo, director, dibujante, diseñador y por encima de todo cómico.

Se habla de cerca de 160 películas, unas 200 obras de teatro entre las protagonizadas, escritas y/o dirigidas y no sé cuanta televisión y algunas novelas y etc. Un hombre que hizo gran parte del más vilipendiado cine español basado en la sal gruesa y en los felpudos femeninos. Que realizo algunas composiciones divertídisimas, que era un zorro astuto; uno de esos actores secundarios especializados en robar plano a los protagonistas. No me gustó todo lo que hizo. No creo, tampoco, que todo lo que hiciera fuera bueno. Pero le reconozco el valor a una persona que decidió que su vida sólo estaría consagrada a una única cosa: hacer reír.

Y para hacer eso hay que echarle huevos.

Porque se paga un precio: no ser tomado en serio por parte de los listos, las mentes pensantes y gafapastosos varios. Quien se dedica al humor y solo al humor, lo tiene muy crudo para ser reconocido. A no ser que haga un drama. Entonces se le reconoce como gran actor. Es la gran injusticia del mundo de la actuación. Para ser reconocido sólo se tienen dos opciones:

1. Que te reconozcan en vida un grupo de surrealistas (como le paso a Chaplin, Keaton o Lloyd).
2. Que se descuelge el cómico un día con un potente drama olvidando el tópico cierto de que la comedia es el género más difícil de todos. El más complicado, el más arriesgado, pero el más agradecido a la postre.

Así que aquí va mi homenaje a Antonio Ozores, cómico popular, con una escena de la película Yo hice a Roque III (Mariano Ozores, 1980) y que para mí es uno de los mejores diálogos que se han escrito en el cine español. Un ejemplo perfecto de lo que se llama cine del absurdo o diálogo para besugos.


1 comentario:

Casteee dijo...

A mí me ha dado mucha pena, porque le tenía un gran cariño al Sr. Ozores, para mi es uno de mis actores cómicos favoritos, cuantos momentos me ha hecho pasar, no me canso de ver sus películas, es único e irrepetible.

Descanse en paz!

Besos