domingo, 31 de octubre de 2010

Políticos, niños y una entrada un tanto dispersa

SÁBADO 30 DE OCTUBRE DE 2010
AVGA. DOCTOR PASTEUR, IGUALADA CITY
A ESO DE LA 13:50


- La verdad es que no me esperaba esto de ti.
- Te aseguro que cuando he salido esta mañana de casa tampoco me lo esperaba de mí.


UNA HORA ANTES DE ESTA CONVERSACIÓN


A., Niño Lobo, Niña Zombi y el que esto escribe salían tan felices y sin berrinches de un comercio de comprar unas barajas de cartas, un mikado, una corona de princesa así como con pelos y unos guantes de cabaretera para Niño Lobo porque según él le irán muy bien para su disfraz de Niño de los Increíbles. Íbamos a casa de mis padres a comer y a rebuscar entre mis viejos libros novelas de género negro. Pero antes, sin comerlo ni beberlo, nos vimos atrapados en un acto político. ¿Cómo fue? ¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió para que acabara allí? La respuesta es sencilla, una simple suma de tres factores.


Los del partido habían montado una paradita con un par de hinchables, con globitos con las siglas, con el cabeza de cartel de Igualada con cara de preferir estar en otro lugar, con voluntarios inflando globitos simpatizantes del partido inflando la cabeza al lider con soluciones de "esto en cuatro días está hecho, pero como no me hacen caso pues nada", paseantes despistados, un par de chucos con incontinencia y yo.

Lo reconzoco, no quería ir. Puse mala cara y lo declaré en voz alta. No simpatizo con el partido y no me gustan estas cosas, pero dile tú a un niño de cuatro años y a una niña de tres que pasaremos por delante de unas colchonetas y de un puesto donde dan globos, todo esto gratis y que no entraremos ni que sea un momento porque los adultos no comparten criterios políticos o porque uno de ellos considera que esto es explotación de la infancia para la política. Hay sábados por la mañana que pesa más estar de buen humor y con tranquilidad que las creencias políticas.

Así que fuímos los cuatro. Los nenes se quitaron los zapatos y empezaron a saltar, A. se probó los guantes de cabaretera y yo reflexioné. Con todos los peligros que eso conlleva.



No. No me gusta. No me gusta este tinglado de los dos hinchables y de los globitos. No me gusta que para atraer a los adultos se utilice a los niños. Me incomoda esta utilización de la infancia con fines propagandísticos. Supongo que esto se hace para al político a la gente de la calle. Para que ésta exponga de primera mano a las fuerzas vivas de la política municial sus sugerencias, sus quejas, sus miedos, sus impresiones. Tranmitir las inquietudes de madre de dios que socabón hay en esa calle, todo esta muy caro, los jóvenes se juntan y se ríen, no se encuentran papeleras, hay que ver, hay que ver como esta todo. Supongo que la idea era reunir mucha gente y que desde fuera se viera como una fiesta, con familias enteras allí, con los niños felices... algo que le dijera al espectador casual que ha ido a sacar dinero al banco y que mira al otro lado de la calle para saber qué hacen, mira tú qué majos que montan cosas para los niños y con cuántos simpatizantes cuentan... No me gusta esto porque me suena a populismo barato. Y del peor. Del que utiliza a los niños para ganarse a los padres (o por lo menos para acercarse a los padres, que en el fondo son los que votan). Toma un globito nene con las siglas y nos lo vas paseando por ahí, vale. Y no es que este partido en concreto no me guste. En Sant Jordi otro partido hizo lo mismo de los globitos y me molestó. ¿No deberían estar haciendo política? ¿Qué hacen aquí? ¿Por qué? La foto en el diario. La foto en la web. Fiesta de XiX para conmemorar algo... A lo mejor era fiesta por algo y yo no lo sé y quedo como un imbécil cuando escriba esto...  No me gusta... Y es una trampa porque si venimos es porque hay un hichable y a los niños les gusta y no puedes decirles que no... puedes, pero no lo entenderían. Imagino lo mismo en la Alemania de 1930 en plenas elecciones con la familia Levi paseando y en un parque unos globitos con feo dibujo en blanco/negro/rojo e hinchables y maquillaje de fantasía y unos simpáticos rubios de caqui por allí y el pequeño Levi, vamos, vamos... pues venga, qué vas a hacer... toma nene el globito y salta, salta... No veo política de verdad en ninguna parte, en ninguna. Un acto al que no le veo más sentido que calentar motores para la campaña (¿cuándo tocan las municipales?), hacerse ver, decir que se hace para acercarse al vecino y tener unas gotas de populismo. De política, poca cosa.

(Nota: no estoy equiparando al partido político del acto de ayer con los nazis. No. Es un chiste. Una broma. Una exageración. No considero al partido de ayer nazis ni que se relacionen ni genocidas ni nada de eso. Repito, no lo estoy equiparando. Es una broma. ¿Queda claro? ¿Ha quedado claro?
Nota2: la aclaración de antes es para evitarme comentarios que no hayan entendido el mal chiste. Lo sé, es triste, pero cada vez parece que se entiende menos eso de la ironia, el sarcasmo o la gracieta).


Populismo. Niños. Fotos con niños. Niños en carteles o en mítines. Gente que se lleva a los críos a los mítines y les ponen pegatinas en la cara. Gente que viste a los bebés con los colores del partido (sea político o deportivo), que los pinta, que les enseña las siglas, que les hacen aprender discursos, que les hacen aprender de memoria opiniones de adultos. Niños en brazos, abrazos a niños. Lo hacemos por los niños. ¿Por qué? Deberíamos dejar a los niños en paz, ¿no? Estar a su lado para ayudarlos, responder preguntas, fomentar que piensen, que deduzcan, que critiquen y cuestionen, que crezcan libres para encontrar su propio criterio, que reciban estímulos sin marcaque y sin presión, que... ¡qué tonterías estoy pensando?

Entiendo que alguien me pregunte, si no te gusta todo esto ¿por qué llevastes a los niños? Por lo dicho antes, por ellos. Hubiese sido cruel ver aquellos hinchables y decirles que no por cuestiones de conciencia de un adulto. ¿A ellos que les cuentas? Ejemplo, por mucho que yo no crea en los reyes o que todo ese rollo cristiano de la navidad me la trae más bien floja, ¿por qué voy a arrebatarles a ellos la ilusión? ¿porqué fastidiar esos años en los que se disfruta de las cosas con inocencia y sin darles más vueltas de las necesarias?

Es paradójico, lo sé. Y qué ideas más raras se me ocurren cuando tengo hambre.

Me tranquilizó el ánimo ver que cuando Niña Zombi fue a pedir su globo y que todos los adultos que corrían por allí estaban más concentrados en quedar bien unos con otros, ser ingeniosos en sus crícias y darse palmaditas en la espalda por lo bien que estaba saliendo todo, al ver que pasaban de ella robó... no, tomó uno de los globos y se fue corriendo. Me miró e intuí su mirada avergonzada por haber cogido una cosa sin permiso. Me puse a su altura, le coloqué una mano en el hombro y le dije:

- Tranquila, Niña Zombi, tú a los políticos sácales lo que puedas. Ellos te lo están haciendo desde el día que naciste.

Al salir del parque nos encontramos a una pareja amiga. David me preguntó de donde venía. Se lo dije.

- La verdad es que no me esperaba esto de ti.
- Te aseguro que cuando he salido esta mañana de casa tampoco me lo esperaba de mí.

Y es que realmente cuando hay niños por medio uno acaba haciendo cosas que no espera.

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