Al final no hubo matanza de zombis.
Mails que no se leyeron, mensajes que se perdieron, correos que murieron a manos de los horribles bichos que matan correos en la calle Odena, jinetes extraviados entre las brumas de los páramos Heathcliff Heathcliff que rodean Igualada y que acabaron sus vidas entre los senos de alguna vampira o alguna mujer rayuela.
Sentados alrededor de una mesa en el café de l'Ateneu comiendo patata tras patata mientras se esquivaba las requemadas, A. y yo. En el teatro, el president de Catalunya presentaba al candidato a la alcaldía de Igualada diciendo algo así como qué majo, qué majo, sí es que es más majo (que no lo oi, pero lo imagino). Ains, con lo chula que me había quedado la partida y lo divertida y lo llena de monstruos y dificultades y enigmas. ¡Sí hasta tenía las figuras del Cluedo para jugar! Pero nada.
Así que A., Maese Cinto y yo charlamos un poco y al acabar las cervezas sin alcohol que habíamos pedido regresamos a casa con paso presto debido al frío de la noche. Al llegar preparé de cenar tortilla de champiñones con un suspiro de cebolla con la secreta esperanza que esa declaración de A. que decía "no tengo mucha hambre" fuera verdad. No lo fue, claro, y A. se comió la tortilla y se regodeó en ella. En honor de la verdad decir que me quedó buena. Y como era temprano y al dia siguiente solo nos levantábamos muy temprano nos pusimos a ver un par de capítulos de Misfits, que por si alguien no lo sabe es una excelente serie de corte fantástico sobre un grupo de chavales que por culpa de una misteriosa tormenta adquieren asombrosos poderes y, aquí lo genial de la serie, NO los utilizan para el bien sino para seguir no haciendo nada y no intentar arreglar sus mierdas de vidas (además de joder la vida de unas cuantas personas).
Vamos, realismo al cien por cien. Convencido de que si consiguieramos poderes especiales (volar, invisibilidad, superfuerza, viajes temporales, telequinesia, cambiar los canales de la tele sin levantarse y sin mando, ver el futuro, control mental, encontrar ofertas imposibles para productor de primera calidad, etc.), solo un 1,2 % de los afectados los utilizarian para el bien común. El resto de nosotros, y me incluyo, sería para fines más egoistas. Como colarse en el cine, descargarse películas o hablar impunemente en los conciertos de jazz. El gran miedo que tenía el día que empecé a verla es que se convirtiera en un retrato de cómo unos jóvenes que están bordeando la delincuencia se encuentran a sí mismos y maduran como personas y el sistema funciona y todo eso. No. Protagonistas egoistas, crueles, gilipollas y pese a lo mucho que la llegan a cagar, no se puede evitar simpatía por ellos.
Claro, fue inevitable pensar qué poder nos gustaría tener si nos encontráramos con una tormenta rara de cojones que nos da cualidades maravillosas. A. lo tiene claro. Ella quiere volar. Ya sea por sí misma, ya sea porque puede convocar un dragón. Cuando era pequeño pensaba mucho en la invisibilidad. Para colarme en el cine. Luego crecí y seguí pensando en la invisibilidad. Para colarme en el cine y en el vestuario de las chicas.
Pero maduré y empecé a considerar lo de viajar en el tiempo, despertar a los muertos y hablar con los animales. Ahora mismo no sé muy bien qué podre tendría. Seguro que no me lo darían y tendría algún poder ridículo como provocar mucha vergüenza ajena cada vez que entro en una habitación, que me crezcan largos pelos en las orejas o ser capaz de recordar siempre dónde he dejado las llaves.
Total, que la serie está muy bien y que ya no me acuerdo de cuál era el propósito de esta entrada... Cosas que pasan cuando se empieza a escribir a una hora, se va uno a trabajar y se acaba luego.
martes, 8 de marzo de 2011
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4 comentarios:
A mí me gustaría ser invisible. Puro placer egoísta, qué se le va a hacer.
Bueno yo lo tengo claro,quisiera ser invisible,es lo que tiene ser un voyeur a la par que un cotilla.Si puedo pedir dos, me gustaria poder miccionar cerveza,pero claro tendria que estar bien fresca.
P.D. Siento no haber podido ir,es que soy una nulidad con el mail.
Guarda esa partida que yo me apunto y sabes....yo pongo la cerveza
Querido, "hablar impunemente en los conciertos de jazz" no requiere ni súperpoderes ni tan siquiera poderes, forma parte del capítulo 'esencias' de la raza humana. Lo cual me convierte, creo yo, de inmediato en un tipo con poderes sobrenaturales por mi mutismo como espectador y, es más, por mi contención a la hora de repartir hostias a diestro y siniestro que, demostrado está, es capítulo esencial de las 'esencias' de nuestra raza.
Bellota, la palabra es placer. Eso sí, invisible pudiendo volver a visible. Si no la locura acecha.
Alcalde, la invisibilidad es poder deseado de la humanidad. Sobre el otro, util sería... pero que cada uno ponga su cerveza.
Carlos, soy un cabroncete, lo sé. ¿Lo soportas con mutismo? Yo suelo ser el tipo que en el cine acaba estallando y pidiendo silencio aun a riesgo de una lluvia de palomitas. Sé que algún día se encontrará una cura a la verborreica en cines, teatros y conciertos.
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