jueves, 16 de octubre de 2008

Contables

El contable de mi vecino es idiota y, por lo tanto, se comporta como un idiota. Todo el día llorando y golpeándose la cabeza contra la pared. Además de no saberse anudar con corrección el nudo de la corbata. Pero no es de esto de lo que quería hablar. Es idiota, pero lo que me inquieta y no entiendo es desconocer el motivo por el que lo tienen día y noche encerrado en el balcón. Todos los días y a todas horas, haga frío o llueva o, como ocurre en extrañas ocasiones, ambas cosas a la vez.
Eso no está bien.
No es que pertenezca a ninguna de esas asociaciones que últimamente están apareciendo por el barrio clamando por los derechos de los contables, con sus pegatinas e insignias, sus conciertos benéficos y sus discursos aburridos para que estampes tu firma en un panfleto. No, por dios, no vayáis a pensar mal. No soy tan liberal ni me he vuelto loco. Lo que sí creo es que se debe cuidar de los contables con un mínimo de...
de...
decencia, o dignidad a falta de una palabra mejor.
Nuestro gobierno no da un contable a cada persona en su cumpleaños para que alguien no lo trate con el debido...
¿respeto?
No, es una palabra demasiado importante para lo que estamos tratando.
Lo que quiero decir es que ese contable que tiene el vecino lo hemos pagado con nuestros impuestos. Y no está bien verlo cada día en el balcón gimoteando y punteando facturas. Por su bien y por el bienestar de los vecinos que tenemos que aguantar sus llantos desconsolados cuando le cae el sol con fuerza o cuando llueve.
Eso.
No es que el nuestro viva en casa con nosotros. No. No somos tan modernos y tenemos dos niños pequeños a los que queremos bastante pese a los nuevos implantes. Pero nosotros no lo tenemos en un balcón. Vive en un pequeño cubículo en la terraza que yo mismo le construí durante todo un fin de semana con su manta y sus tres comidas diarias de carne deshidratada. Es todo un lujo comparado con lo que he llegado a ver en algunas casas.
Quiero decir que es lo mínimo que se le puede ofrecer al que lleva la contabilidad de tu hogar, arregla el tema de la hipoteca y consigue ahorrar un poco de dinero cada mes para poder cambiar con cierta asiduidad el dvd.
A quien hace todo esto se le debe tratar con un mínimo de...
decoro
no, no es la palabra.
¿Humanidad?
Sí, humanidad...
Y los carteros tienen derecho al voto, no te jode.
Por dios, creo que esta última cerveza no me ha sentado nada bien.

3 comentarios:

-Anna- dijo...

Jajajaja que imagen graciosa la que se imagina uno con tu cuento...Al principio, aunque nombrabas al contable, pensé que ibas a hablar de un perro que lloraba todo el día en el balcón del vecino. De verdad fue muy chistoso :D.

Ok, a mi no me sienta bien el mate de la tarde...jajaja

Un beso grande Jorge!

Cesc Sales dijo...

A ver, no se que problema tiene usted en que los contables esten en las terrazas. Por lo menos allí respirar aire puro y con un poco de suerte ver salir y ponerse el sol. Los dia que llueva puede entonar la melodia de cantando bajo la lluvía.
Y si no, siempre quedará hacer de voyeur, cómo el obsesivo protagonista de La Ventana Indiscreta......

Apa-li

Cloe dijo...

Ayyy no sé si esque a ti te sentó mal la cerveza o soy yo que estoy fatal pero no entendí nada de nada jaja.

Besos!