miércoles, 29 de octubre de 2008

Primer recuerdo de cine y primer mito

Un recuerdo cinematográfico me manda hacer Lali. Me he visto en peores empeños. Y como me debo a mis lectores y algunos de sus deseos son ordenes (los otros deseos se quedan solo en eso), aquí va el primer recuerdo cinematográfico que tengo. Pero permitid una aclaración.

Antes de la película que voy a reseñar yo ya había ido al cine, pero de esas visitas solo recuerdo fragmentos imposibles de contextualizar. Creo recordar haber ido al cine a ver Cristal Oscuro (The Dark Crystal, Jim Henson, 1982), pero que salimos enseguida porque a mi hermana Marta le daban miedo las marionetas. Tengo algún recuerdo de Christopher Lee en alguna peli, pero esto no cuenta porque por aquella época aparecía en muchas de mis pesadillas. Así que la película que trataré aquí es la primera de la que tengo un recuerdo consciente de verla y de sus secuelas.

Eso sí, me gustaría poder decir que la película que vi es otra. Quiero decir, que hubiese estado bien que mi primer recuerdo fuera, por ejemplo, no sé... Fresas Salvajes de Ingmar Bergman y por eso ahora soy una persona tranquila y reflexiva que piensa en el pasado, en los momentos de felicidad y en las suecas. Pero no. O que mi primera película fuera Casablanca con su halito romático, su fuerza, sus partidas de ajedrez solitarias. O... o... o... o que fuera Plácido de Luis García Berlanga y me quedara subyugado por su cruel y certero retrato de la España franquista. Pero no, el primer recuerdo que tengo no podía ser algo bueno, espiritual, potente, algo que me hiciera aparecer como alguien interesante y profundo. No, mi primer recuerdo cinematográfico consciente tenía que ser éste:


A ver, no es una película porno, así que no os hagáis ilusiones. Ni una secuela de Emmanuelle monja ni nada de eso. Estamos hablando de Sheena, la reina de la jungla, subproducto de los 80 perpretado por un señor llamado John Guillermin en 1984 y a mayor gloria de Tanya Roberts, mito sexual en aquellos primeros y duros años. Sheena es la historia de una niña llamada Sheena (como no podía ser de otro modo) criada en la selva que se enfrenta a unos cazadores furtivos y a un malvado príncipe que quiere dominar la jungla, se enamora de un periodista (creo) y aparece un par de veces desnuda y bañándose en un lago. Monta a cebra por la sabana (sí, habéis leído bien, monta en una cebra) y se enfrenta a los malos en largas y cansinas persecuciones montada en su animal rayado y disparando flechas.

Es una película horrible. Espantosa. Pero de pequeño me gustó. ¿Y por qué? Supongo que porque era una película de aventuras, porque salían animales y porque, seamos sinceros, Tanya Roberts salía ligera de ropa y desnuda.

Sí, leoncito, la peli es un rollo. Pero con seis años,
Tanya Roberts me parecía lo más.


Lo reconozco, ya de pequeñito iba un poco salido sin saber muy bien qué significaba eso. Y creo que si recuerdo esta película es porque aparecía uno de mis primeros mitos eróticos y sexuales (superado ya). De alguna manera me impactó esta película... Quizá le deba mi pasión por el cine de aventuras, por la evasión, el entretenimiento... Aunque bien pensado no lo creo... sería darle demasiada importancia a un subproducto que si recuerdo es por algo agradable que me hizo sentir su protagonista.

¿Satisfecha Lali?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muuyyy satisfecha don Jorge !!
tu tranquilo , seguro que Sheena tendria sus motivos para gustarte.
Peor es mi caso que yo anti armas y anti viaolencia total y de pequeña me volvia ,loca la serie de " Los Hombres de Harrelson"

Libélula dijo...

Mi primer película en cine fue ET. Para mí fue en el verano del '83, pero a veces la memoria falla cuando sólo tienes 6 añitos...

Besos lindo!