jueves, 2 de octubre de 2008

Sobre mitos y erotismo

Preámbulo

Al menos una vez por semana quedo con mi buen amigo Jordi para cenar. Solemos ir al Guffo, a Cal Roure o a Kaelia (si es sábado y luego hay cine) para pasar un buen rato, comer y dejarnos una pasta sin muchos remordimientos. Hablamos mucho, nos ponemos al día de la semana y cotilleamos de conocidos y desconocidos. Al acabar la cena vamos al cine y tras la película un largo paseo por Igualada. Si ese día no hay cine, el largo paseo es aún más largo. Estos recorridos por la ciudad suelen ser uno de los mejores momentos de la semana.

Hablamos de todo un poco, pero lo que suele predominar son largas conversaciones sobre sexo. Y sobre cine. Y sobre sexo y cine. Porque ya va siendo hora, Jordi, que reconozcamos un par de verdades sobre nosotros mismos; somos unos salidos y unos mitómanos. En una de estas charlas, entre una pregunta psicópata sobre a quién me tiraría antes (preguntas que ya darán para una futura entrada), y si me dejaría atar por una completa desconocida que estuviese, en palabras de Jordi, "buena que te cagas", lanzó la pregunta de cuáles eran mis mitos eróticos de la historia del cine.
- Pero ordenados por décadas.
- ¿Desde cuál?
- Años veinte. Uno por década.
- Puedo hacerlo.

Y aquí está el resultado de esa petición. Durante las próximas semanas iré dando noticia de esos mitos cinematográficos que han alimentado algunas fantasías y que hacen que una película gane puntos. ¿Qué es frívolo? Mucho. ¿Qué no aporta nada? Absolutamente nada. ¿Qué puede ser considerado machista? No lo creo, pero acepto correr el riesgo. Pero lo que nadie me puede negar es que puede ser muy divertido y esclarecedor.

Allá vamos.

Años veinte. Louise Brooks.

Como todo el mundo descubrí a esta actriz por la obra maestra de George Wilhelm Pabst La caja de Pandora (Pandora's Box, 1929). Ya había oído hablar de esta pequeña actriz americana y la había visto en alguna fotografía, pero no había visto ninguna película suya. Un día paseando por un Fnac vi que habían editado la película de Pabst y para casa. La vi una noche un par de semanas después.

Fue amor a primera vista. Aunque en seguida supe que me había enamorado de la chica equivocada.

Louise Brooks en la película de Pabst es el origen y máxima expresión del mito de la femme fatal, esa mujer de sexualidad desbordante que irremediablemente condena a todos los hombres que se acercan a ella al fracaso, a la locura y a la muerte. Inconsciente, caprichosa, manipuladora, cruel, encantadora y adorable. Con final trágico, como no, y a manos del único hombre que trata bien. La película es un impagable estudio psicológico de personajes, de hallazgos técnicos (fue una de las primeras películas en dotar de carga significativa el primer plano), con una interpretación naturalista (sobre todo la de Louise Brooks) que la alejaba de los manierismos tan en boga en el cine mudo.

Pero no estamos aquí para hablar de cine. Estamos para hablar de erotismo. Y Louise Brooks tiene mucho de eso. El peinado a lo garçonnes que tan de moda puso, los enormes ojos y la mirada picara, un cuerpo equilibrado, bonitas piernas, pechos pequeños, una gracia en pantalla, una belleza innegable. Y una espalda...


Lo reconozco, soy un fetichista de las espaldas. Y la de Louise Brooks es de esas que me pierden. Como una sonrisa directa y franca que puede provocar colapsos nerviosos y que la tierra deje de girar. O su forma de beber un sorbo en una copa o de pintarse los labios (¿por qué este simple gesto puede resultar tan increíblemente erótico? Y más cuando no es que sea un fan de carmín...)

¿Se puede decir que Louis Brooks es mi tipo de mujer? Digamos que es uno de mis muchos tipos. Cuando hayan aparecido todos será el momento de sacar alguna conclusión.


Escena de La caja de pandora (Lulu) de G.W. Pabst, 1929
Su mirada de desprecio y superioridad me puede.

5 comentarios:

Cloe dijo...

Jolin, me ausento unos días y cuando vengo tengo para leer un rato...jaja.

Si llego a saber que existen fetichistas de las espaldas no pongo la foto mia que tengo en el blog ;P
(es broma, es broma)

Me gustó mucho la iniciativa del post, espero impaciente las siguientes chicas.

Besos!

Cesc Sales dijo...

De momento la has clavado. Me encanta que te atrevas a dejar salir al mitómano que tienes dentro.....
Y me encanta que te guste el cine y seas un salio. Espero el proximo post.
De momento, notable alto. Altíssimo...

Cesc

Jordi Vivancos dijo...

Estoooo... Bueno, no sé si la palabra exacta es "salidos"... Yo más bien diría que somos personas curiosas, con inquietudes, y es por eso que nos hacemos tantas preguntas (¡y tan profundas!) durante nuestras cenas y paseos nocturnos. ¿Que muchas de esas preguntas y reflexiones versan sobre el sexo? De acuerdo. ¿Pero acaso el sexo no forma parte de la vida, como lo forma la familia? Y digo yo: ¿no es mejor hablar de sexo que de la familia? Por otro lado, NUNCA tratamos el tema de manera ordinaria o zafia, no; siempre le damos el tono que se daría a un estudio sociológico de máximo rigor.

De lo que no cabe duda alguna es de que somos unos mitómanos, pero como lo fueron en el antiguo Egipto, y hoy en día nadie duda de que fueron una de las civilizaciones más avanzadas del mundo, ergo la mitomanía es buena.

Sin más falsedades que verter por ahora, se despide atentamente,

Jordi

Jorge dijo...

Cloe: ya me fije en la foto, no creas. Pero tranquila, puedo ser fetichista, pero eso no quita que sea educado. Y tienes una espalda preciosa. Y lo de leer mucho, bueno... tengo tiempo...

Cesc: Lo de ser un salido cinéfilo mitómano lo tengo desde chiquitito. Es una de esas características que me hacen ser encantador.

Jordi: Gracias por tus desesperados intentos de darle una coartada intelectual a nuestros paseos y conversaciones...

Una dijo...

Curiosamente buscaba yo una foto de una espalda para un post del fetichismo y mira he dado contigo, interesante blog. Aunque ahora tendré que buscar otra foto... ha valido la pena leerte.